Sin lugar a duda la noticia de la victoria reivindicativa de Alfredo Urdaci Iriarte en su reclamo ante una injusticia es la noticia del año en el mundo de la comunicación. No solo por demostrar su razón, sino también por la devolución ante los ojos de la sociedad de su honor perjudicado durante tantos años que duró el reclamo ante la justicia.
Pero desde el sector profesional el alcance de esta victoria tiene más lecturas positivas, ante el actual estado del ejercicio del periodismo. En primer lugar, el reclamo permanente e incesante de justicia, ante una injusticia.
El manejo a discreción de los profesionales en algunos medios, para controlar la línea editorial y sumar adeptos, es una realidad permanente, que el triunfo de Urdaci desenmascara ante los ojos de una parte de la sociedad que desconoce este tipo de prácticas vergonzosas; ya que no se trata de simples pases a otros medios, sino de verdaderos actos de censura a profesionales de la comunicación.
También la victoria de Urdaci significa para el sector una muestra de dignidad al no haber abdicado ante actos injustos y no haber torcido el brazo ante el poder de turno, algo que se abre a la reflexión en el momento actual, en el que algunos periodistas y comunicadores venden su honor al diablo por un puesto, cargo o enchufe.
La vida son etapas y tomar decisiones, y Urdaci supo navegar durante esas etapas a pesar de los inconvenientes. Su decisión fue muy clara: dar batalla a quien sea, en pos de la verdad; porque la verdad y la razón siempre triunfan.
