Apple y Google se alían para seguir el virus

Lo que nos dicen los documentos técnicos sobre las medidas de privacidad y seguridad del proyecto.

Google y Apple se han unido en un ambicioso proyecto para la emergencia sanitaria, que permitirá establecer un protocolo para rastrear el brote de coronavirus en Estados Unidos. Se trata de un proyecto complejo, con enormes implicaciones para la privacidad y en la salud pública. Proyectos similares han sido implantados con éxito en Singapur y otros países, pero está por ver si las agencias norteamericanas de salud pública serán capaces de manejarlo, incluso con la ayuda de las empresas tecnológicas

Rastreo de contactos

El proyecto consiste una plataforma de rastreo de contactos de COVID-19 a través de Bluetooth para alertar a las personas que hayan estado expuestas al coronavirus. El rastreo de contactos es esencial para poder acabar con el confinamiento. Su funcionamiento es sencillo: cuando dos personas se encuentran cerca, sus teléfonos intercambian una clave de identificación anónima, que registra que han tenido contacto cercano. Si más tarde se diagnostica a uno de ellos con COVID-19, pueden compartir esa información a través de una aplicación.

El sistema notificará a otros usuarios con los que han compartido espacio para que puedan ponerse en cuarentena si es necesario. Si su resultado es positivo para COVID-19, el sistema debe cargar sus últimos 14 días de «claves» en un servidor. Los teléfonos de otras personas descargarán automáticamente las listas de claves, y si tienen una clave coincidente en su historial, serán informados de que han estado en contacto con una persona contagiada.

Un sistema en escala de Apple y Google

Este sistema puede operar a una escala mucho mayor que el rastreo de contactos convencional,  y será necesario dado el alcance del brote en la mayoría de los países. Debido a que proviene de Apple y Google, parte de esta funcionalidad también se incorporará a Android y iPhone a nivel de sistema operativo. Eso hace que esta solución técnica esté potencialmente disponible para más de tres mil millones de teléfonos en todo el mundo, algo que de otra manera sería imposible. Apple y Google están trabajando juntos en un marco y no en una aplicación. Se ocupan de la fontanería y de garantizar la privacidad y la seguridad del sistema, pero dejan la construcción de las aplicaciones reales que la usan a otros.

En esencia, permite registrar puntos de contacto (es decir, exactamente lo que necesitan los rastreadores de contacto) sin recopilar datos de ubicación precisos y manteniendo solo una información mínima en la base de datos central. Solo los proveedores de atención médica autorizados podrán enviar un diagnóstico. Se hace así para garantizar que únicamente los confirmados generen alertas y evitar que trolls e hipocondríacos inunden el sistema. El teléfono envía la respuesta por Bluetooth y funciona con las mismas antenas que los auriculares inalámbricos. Es una versión del sistema BLE Beacon que ha estado en uso durante años, modificada para funcionar como un intercambio de código bidireccional entre teléfonos.

BLE puede registrar conexiones a una distancia de hasta 100 metros, pero depende mucho de la configuración específica del hardware y tiene el inconveniente de que las paredes pueden bloquearlo con facilidad.

Primeros resultados en mayo

En la primera parte del proyecto (cuyo objetivo es finalizar a mediados de mayo), el sistema se integrará en aplicaciones oficiales de salud pública, que enviarán las señales BLE en segundo plano. Esas aplicaciones serán creadas por agencias de salud a nivel estatal, no por compañías tecnológicas. Esto significa que las agencias estarán a cargo de muchas decisiones importantes sobre cómo notificar a los usuarios y qué recomendar si una persona ha estado expuesta. El equipo espera desarrollar esa funcionalidad directamente en los sistemas operativos iOS y Android, con una herramienta en el menú Configuración.

Sistema anti hackers

Muchos usuarios se preguntan si el sistema es seguro y parece ser que sí porque será bastante difícil extraer cualquier información confidencial de los códigos Bluetooth. Este podrá ejecutar la aplicación sin preocuparse de que esté almacenando información comprometida. El sistema en sí no identifica a los usuarios personalmente y no registra su ubicación.

También parece difícil que el sistema pueda ser asaltado por hackers. La base de datos central almacena todos los códigos enviados por personas infectadas mientras eran contagiosas. Los ingenieros han hecho un buen trabajo asegurándose de que no se pueda llegar directamente desde esos códigos hasta la identidad de una persona. Es difícil garantizar absolutamente el anonimato de alguien si comparte que ha dado positivo a través de este sistema. Pero esta es una garantía difícil de hacer bajo cualquier circunstancia.

Vigilancia disfrazada

Durante el confinamiento todos estamos limitando nuestros contactos personales, por lo que, si alguien se entera de que ha estado expuesto en un día en particular, la lista de vectores potenciales será bastante corta. Si agregamos la cuarentena y, a veces, la hospitalización que viene con un diagnóstico COVID-19, y es muy difícil mantener la privacidad médica intacta mientras se advierte a las personas que pueden haber estado expuestas. De alguna manera, esa compensación es inherente al rastreo de contactos. Los sistemas tecnológicos solo pueden mitigarlo. El mejor método de rastreo de contactos que tenemos en este momento involucra a humanos que entrevistan y preguntan al contagiado con quién ha estado en contacto. Es básicamente imposible construir un sistema de seguimiento de contactos completamente anónimo.

Hay quien teme que este proyecto suponga un sistema de vigilancia disfrazada.  Y en cierto sentido, el rastreo de contactos es un sistema de vigilancia. Pero de momento parece ser la única forma de encontrar personas infectadas que no están lo suficientemente enfermas como para ir al médico. La esperanza es que, dado el daño catastrófico ya causado por la pandemia, las personas estarán dispuestas a aceptar este nivel de vigilancia como una medida temporal para detener la propagación del virus.  Resultará esencial que el sistema sea voluntario y que no comparta más datos de los necesarios. Aun así, queda por ver si los gobiernos intentarán implementar esta idea de una manera más invasiva o dominante.

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