Beatriz Esteban: «El miedo se convirtió en un montón de emociones distintas»

Beatriz Esteban nos muestra en esta pequeña entrevista como es ella como escritora y persona además se adentrará en el trasfondo de sus novelas, no os olvidéis de su nombre porque dará de que hablar y es que tiene mucho que decir

La novela Presas es la última novela publicada por Beatriz Esteban, esta ya ha sido reseñada en la web y en ella descubrimos un mundo de amor,celos, dolor… y con esta entrevista nos acercaremos a conocer con mayor detalle quién es la autora y profundizaremos más en la complejidad de sus personajes y novelas.

Más allá de la escritura

En primer lugar, darte las gracias por concederme esta entrevista. Soy  una lectora muy asidua y me encantan todas las temáticas, pero el hecho de escribir un libro me parece algo extraordinario, además eres muy joven y ya llevas tres novelas publicadas ¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Y cómo es ese proceso de escritura?

Escribo desde siempre. Uno de los recuerdos más preciados que tengo de mi infancia es el amor por la literatura que me han transmitido mis padres desde que era muy niña; pasaron de leerme cuentos a que yo se los leyera a ellos, y pasé de leerlos a escribirlos. Fue alrededor de los once años cuando decidí pasar el umbral de las cuatro páginas escritas a manos y empecé a escribir mi primera novela a una velocidad de tortuga en un ordenador sin internet que sólo me servía para jugar a Paint y escribir. A los catorce fue cuando vi finalizada por fin mi primera novela.

Escribir para mí siempre ha sido un proceso muy íntimo, muy mágico. Todas mis historias se apoyan en la ficción para ayudarme a darle nombre a todo lo que iba aprendiendo y viviendo conforme crecía. Y a día de hoy, el proceso no ha cambiado mucho. Las ideas nacen de situaciones en la vida real que me remueven, de sentimientos a los que no logro poner nombre, de catarsis.

Además de escritora estás estudiando Psicología, una vez finalices la carrera ¿por qué te decantarás? ¿O tienes el hecho de escribir cómo afición?

¡No creo que haga falta decantarse por nada! Siempre digo lo mismo: la psicología y la escritura son mis dos pasiones, y nunca sacrificaría una por la otra. Siempre tuve claro que quería ser escritora. Y tengo claro desde hace años que también quiero ser psicóloga, pero por suerte no son excluyentes. Escribir para mí es un pasión y también un trabajo, más que una afición, exactamente igual que la psicología.

Beatriz Esteban, escritora de Presas, Seré frágil y Aunque llueva fuego en una foto de archivo de ABC
Beatriz Esteban, escritora de Presas, Seré frágil y Aunque llueva fuego en una foto de archivo de ABC

Los libros publicados

Tus dos libros anteriores han sido finalistas y alguno de ellos vencedor en certámenes de literatura ¿cómo viviste ese momento? ¿Y qué supuso para ti?

Cuando supe que Seré frágil había quedado finalista tenía diecisiete años y sólo dos novelas más a la espalda que dejaban mucho que desear. Pero para mí aquel concurso significó muchísimo, porque por primera vez sentí que mi historia había sido leída, escuchada, valorada. Sentí que le había dado vida más allá del ordenador. Hasta aquel día, consideraba que escribir no era más que un pasatiempo y que no me llevaría a ningún lado, pero el resultado de aquel concurso me ayudó a empezar a creer en mí. A obviar el monstruo crítico de mi cabeza y seguir adelante. Fue a partir de entonces cuando decidí emprender el camino editorial.

Años más tarde ganaría el premio Ripley con un relato con el que me había sentido insegura e insuficiente. Se suponía que yo no sabía escribir ciencia-ficción, que no estaba a la altura. Y de nuevo, el cariño de los demás me ayudó a volver a creer en mí. A ver mi valor. A aprender que lo importante es que una novela me hiciera sentir, me recordara la razón por la que escribía. No llueve a gusto de todos y hay que aprender a aceptar las críticas, pero los concursos, ganados y perdidos, siempre han sido un empujón que me ha animado a seguir adelante.

Portadas de Seré frágil y Aunque llueva fuego, novelas de Beatriz Esteban
Portadas de Seré frágil y Aunque llueva fuego, novelas de Beatriz Esteban

Presas

En tu última novela Presas, muestras a unos personajes muy humanos que en muchos momentos parece que están mejor dentro que fuera, ¿tan dura fue tu experiencia durante tu visita allí?

Presas nació después de un largo proceso de documentación acerca de la vivencia de los presos en las cárceles. Mi experiencia como voluntaria en una de ellas fue la mecha que encendió todo, fue lo que me animó a escribir una historia que explorara estos conflictos: la deshumanización, la soledad, la esperanza. Mi voluntariado supuso para mí un golpe de humanidad y de humildad. Aprendí muchísimo. Pero en ningún momento puedo comparar mi experiencia vivida ahí con la experiencia que se narra en la novela o las experiencias propias de cada preso.

Sin embargo, una vez entiendes cómo funciona la sociedad que encierra y olvida a los internos para luego sacarlos sin recursos suficientes para seguir adelante, entiendes por qué muchos de ellos creen que la única forma de vivir que les queda es delinquir. Entiendes por qué muchos piensan que al menos la cárcel les dará un techo y comida para llevarse a la boca. Entiendes por qué el sistema nos está fallando. Eso fue lo duro de mi experiencia de documentación: entender una realidad demasiado compleja e intentar reflejar parte de ella en una novela.  

Una cosa que me ha sorprendido del libro es que narras en primera desde la perspectiva de cada personaje, ¿por qué decidiste hacerlo de este modo?

Para empezar, siempre me he sentido más cómoda escribiendo en primera persona. ¡La verdad es que tengo la tercera persona muy desentrenada! Pero en este caso, ese tipo de narrador era el perfecto para la clase de novela que buscaba transmitir. Porque estamos demasiado acostumbrados a escuchar las noticias en tercera persona, a ver la prisión, el dolor y las injusticias en tercera persona; porque la historia cambia cuando dejas que quien la sufre sea quién la cuente. Quería invitar a una experiencia más personal, e intentar entrar en la cabeza y el corazón de aquellas personas que estamos acostumbradas a ver desde lejos. Porque así nos protegemos de conocer la verdad. A veces necesitamos ponernos en la piel de las personas que no tardamos nada en juzgar.

El amor ciego

Azahara es una chica muy joven, con mucha historia a sus espaldas y con un amor ciego ¿crees que este libro serviría para ayudar a las personas a darse cuenta de lo que tiene a su alrededor?

Me gustaría que lo hiciera. El caso de Azahara es un patrón que he visto repetido demasiadas veces. Es una relación que en la oscuridad está marcada por el miedo (miedo a quedarse solo, miedo a que no te quieran, a que no encuentres a nadie; miedo a hacerle daño, miedo a cómo reaccione; miedo a una vida distinta a la que conoces) pero que de cara a la gente es idílica. La novela te permite entender por qué una persona maltratada tiene miedo de cambiar las cosas. Y también muestra cómo el maltratador justifica sus acciones en base a lo que nos enseñan que es el amor: lo hace porque te quiere, porque le importas, porque no soportaría perderte.

Es muy duro y difícil salir de un círculo de maltrato, sobre todo porque la víctima es la primera persona que se siente culpable de lo que le está pasando. Porque recuerdas que hubo un tiempo en que las cosas eran más fáciles y te aferras a que esa época puede volver. Es todavía más difícil si no tienes nadie a tu lado para ayudarte a darte cuenta de que este no es el amor que mereces.

Quise incluir una historia así en la novela porque quizás podía servir de señal de aviso para todas aquellas personas involucradas en este tipo de dinámicas que, como bien dices, están envueltas en un amor ciego.

La cárcel desde dentro

 Cuando se habla del mundo de la cárcel, se hace siempre desde el miedo pero al leer la novela vemos unos personajes que dan un poco de tristeza el hecho de que estén allí, porque piensas que les tratan cómo animales enjaulados ¿Por qué ese punto de vista?

Porque cuando conocí la cárcel, entré con miedo a lo que me encontrara. Y el miedo se convirtió en un montón de emociones distintas al ponerme en su piel y entender lo que sería pasar años como ellos lo hacen.

Aquí en España no diría que los tratan como animales enjaulados. El problema no es ese. No son los trabajadores. Es la falta de recursos que hace que la cárcel, en lugar de cumplir íntegramente su función reeducadora, se convierta en una basura donde poder tirar a la gente para que no molesten fuera. Y entonces es cuando aparece el verdadero antagonista de la novela y de los presos: la soledad, el aislamiento, la privación de derechos, la deshumanización que viven los presos; eso es realmente lo que los asfixia, lo que los destroza, lo que los animaliza.

Presas, la última novela de Beatriz Esteban
Presas, la última novela de Beatriz Esteban

Esa soledad profunda que se vive en la cárcel, esa deshumanización que provoca el sistema, ese es el antagonista. No reciben una atención individualizada —de nuevo, no por un problema con la labor que realizan las cárceles, sino por la falta de recursos a nivel de psicólogos o trabajadores sociales, por ejemplo— que les haga sentir escuchados y que les ayude a mendar sus errores. Se rodean de más delincuentes que muchas veces no tienen ánimos para pensar en una alternativa para cuando salgan que no sea delinquir. Conocen mundos que no deberían. Huyen de la realidad a través de la drogadicción. Empiezan a creer que no tienen forma de cambiar. Por supuesto, hay casos y casos. Pero no hay que olvidar que siguen siendo seres humanos y que un día volverán a la sociedad. Lo mejor que podemos hacer es tratar de que su paso en la cárcel les haya humanizado, no lo contrario.

Azahara y Leire principales protagonistas de Presas, novela de Beatriz Esteban
Azahara y Leire principales protagonistas de Presas, novela de Beatriz Esteban

Los protagonistas de Presas

Conforme vas leyendo más sabes de la vida anterior de sus personajes y el hecho de que estén allí, pero hay elementos del futuro que no son expresado, ¿podría tener presas una continuación?

No lo había pensado hasta ahora, pero no lo creo. Me gusta el final de Presas porque creo que es un final real; y, como la vida misma, se aleja de los finales de cuentos de hadas y deja el futuro para los personajes, no para el lector. Creo que todos los personajes crecen y aprenden todo lo que tenían que aprender en la novela. Meterles en más líos en una continuación hasta me parecería cruel.

Leire es otra chica de edad corta que va a la cárcel como visitante para ayudarse así misma ¿cuándo hablabas de Leire pensabas en ti mientras escribías?

Mucho, sí. No en lo referido a su pasado o a las razones por las que acude de voluntaria, que son ficticias, pero sí en cuanto a su reacción con la realidad de las cárceles y sus conflictos internos. De hecho muchas reflexiones están basadas en las que yo escribí en mi diario durante mi estancia en la cárcel.

Más sobre Beatriz Esteban

Si tuvieses que elegir una de tus novelas, ¿cuál escogerías y por qué? Y por último, ¿qué tipo de libros suele leer Beatriz? ¿ cuál nos podrías recomendar?

Está feo que una madre tenga favoritismos, pero Aunque llueva fuego fue una novela a la que puse muchísimo cariño y que se estuvo cociendo durante años. Es la novela en la que siento a los personajes más vivos. Y el realismo mágico es uno de los elementos con los que más me gusta jugar en las novelas.

Leo un poco de todo, pero mis géneros favoritos son la fantasía, el realismo mágico y la novela histórica. Una de mis novelas favoritas en La casa del propósito especial, de John Boyne, ambientada en la época de los zares rusos y con una prosa preciosa. 

Si quieres estar al día de la actualidad de FanFan y enterarte antes que nadie de todo lo que publicamos, síguenos en nuestras redes sociales: FacebookTwitter e Instagram

Laura Rodríguez Durán
Laura Rodríguez Durán
Maestra de vocación y profesión a la que le encanta la literatura y poder compartir su afición con los demás a través de reseñas.

Read more

Otras historias en FANFAN