El arte callejero de México batalla para salvar sus rótulos

El arte callejero de México está en plena batalla para salvar sus rótulos. México es una capital que se expresa en las calles con una profusión de llamadas, muchas cargadas de humor y de creatividad, en los nombres, en el grafismo, en los motivos. En México, uno tiene la impresión de encontrarse en una ciudad que ha resistido con mucha personalidad los intentos de uniformizar las ciudades. Ahora, ese arte callejero tiene que luchar contra los intentos de la alcaldía de la capital por borrar esas huellas de la personalidad mexicana, con el pretexto de embellecer las calles, de privarlas de esa forma de expresión genuina. Los rótulos en México se utilizan para todo. El arte callejero, y los artesanos callejeros de México, anuncian competiciones deportivas, servicios de sastrería, de transporte, de peluquería, y sobre todo puestos de comida callejera, que donde mejor se come en México es en la calle.

El arte callejero de México ha perdido terreno en las últimas dos décadas. El mundo digital ha ido reemplazando esta forma de expresión genuina y colorista. Pero en los distritos de Roma, de Condesa, en el centro histórico de la capital o en Cuauthémoc, el rótulo sigue siendo el rey. Comenzaron a utilizarse en los albores del siglo XX, y siguen siendo la publicidad más efectiva en la proximidad. Todo iba bien en las calles del distrito de Cuauthémoc hasta que en abril las cosas empezaron a cambiar.

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El antes y el después en un negocio callejero de Cuauthémoc

Su desaparición tiene que ver con la llamada Jornada Integral de Mejoramiento del Entorno Urbano del distrito, destinada a embellecer el barrio. El programa, lanzado en abril pasado por la alcaldesa del distrito, Sandra Cuevas, establece pautas operativas para vigilar la aparición de vendedores ambulantes, incluido el mantenimiento de espacios de trabajo limpios. Obliga a permanecer dentro de un área designada, controlar la basura, adoptar un pequeño espacio verde urbano para el jardín y, lo más importante: mostrar el logo oficial de Cuauhtémoc. “La limpieza y la belleza del distrito son tarea de todos”, se lee en el comunicado de prensa oficial.

El anuncio también incluye una advertencia para cualquiera que no cumpla con las nuevas reglas: “Se cancelarán los permisos para vender en la calle”. Desde el inicio de la campaña, más de 1.500 puestos de comida callejera han sido despojados de sus identidades gráficas. Según varios proveedores, la administración de Cuevas les cobró entre 200 y 300 pesos ($10 a $15) por el trabajo de pintura no deseado y el nuevo logotipo. Otros fueron obligados a comprar una carpa blanca impresa con el logo para colgarla sobre su puesto por un cargo similar.

El nacimiento de Rechida

Hay rotulistas como Isaias Salgado que llevan ,ás de treinta años pintando rótulos, y que han visto cómo el número de artesanos dedicados a la rotulación ha ido disminuyendo. Para otros, como el propietario de la empresa Rótulos Bautista, esta crisis amenaza con la desaparición a una forma de expresión genuina y típica de los chilangos (habitantes de la capital mexicana)

La ofensiva de la alcaldesa provocó en mayo el nacimiento de Rechida, Red chilanga de defensa del arte popular. Rechida inició una campaña para convencer a los residentes y funcionarios del gobierno de la importancia de los rótulos como parte de la identidad cultural de la Ciudad de México. Durante el verano, el grupo organizó audiencias con la secretaría de cultura de la Ciudad de México para pedir protección para los letreros, y están solicitando a la Seduvi, la secretaría de desarrollo urbano y vivienda, que conserve los espacios públicos que han sido pintados por rotulistas tradicionales. Junto con otras cuentas de redes sociales como PinturaFresca.mx y rótulos.chidos, el grupo también ha pedido a los lugareños que colaboren en la documentación de las señales perdidas a través de un archivo digital geoetiquetado.

Más allá de las protecciones para las obras de arte en sí, Rechida también está organizando legislación para proteger a los vendedores, garantizando su derecho a publicidad y acceso a permisos, y compensando a los afectados negativamente por el programa de Cuevas. El debate sobre los rótulos ha tocado un nervio social y económico más profundo dentro de la comunidad, inflamando las tensiones en torno a la gentrificación y la clase en la Ciudad de México. En una audiencia pública el 21 de mayo, los medios y representantes de la comunidad cuestionaron a Cuevas sobre la campaña de desarrollo. Explicó que el programa fue diseñado para unificar el paisaje urbano, imponer el orden necesario y limpiar el distrito. “Entonces, eliminamos los rótulos, que no se consideran arte”, dijo. “[Ellos] pueden ser parte de las costumbres y tradiciones de la Ciudad de México, pero no son arte”.

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