“Apenas nos pusimos en dos pies, comenzamos a migrar por la sabana, siguiendo la manada de bisontes, más allá del horizonte, a nuevas tierras lejanas”. (“En movimiento”. Jorge Drexler).
Ufff. Lunes por la mañana. Buena canción para empezar el día. Esto del radio despertador es un enigma, nunca sabes con que energía puedes levantarte. Doy gracias a Dios por empezar con Drexler. Si un lunes por la mañana me despierto con, no sé, Leonard Cohen, pues ya lo que me faltaba. Me puede bajar la tensión de tal manera que sufra un desmayo matutino y bese el suelo mientras intento apagar el despertador. Bueno, empezamos bien.
Pues nada, a desayunar. Ya huele a pan tostado, porque Maricarmen se levanta antes que yo. Después del olor a hierba cortada, el olor a pan y café me lo llevo conmigo.” Buenos días, un beso”. Café, pan con aceite y a despertar a los niños. Un poco de música, para sacarlos de la cama. A ver…
“ Si el sueño pierde pie, resbala, queda colgando de un hilo; prefiero una noche entera en vela, a tener el alma en vilo”.(“Dame una noche de asilo”. Jorge Drexler).
Vaya, esta vez Drexler no me va a ayudar. ¡ Luz, cámara, acción !. Venga, coño, que ya casi es viernes. Arriba. Yo a lo mío.
Ducha, camas, uniforme para soportar el día. Si uno no intenta maquearse un lunes por la mañana como si fuera su cumpleaños, la semana está perdida. Así que, maqueado y tras santiguarme como Keylor Navas, a la calle.
Amo esta ciudad, Madrid. No creo que hubiera podido nacer en un lugar mejor. Si vuelvo a nacer, quiero volver a ser madrileño, el madrileño, como C. Tangana, aunque a veces te empequeñezca con su tamaño y su ritmo extenuante. “Un mueble en mitad de la pista, expectativas las justas, número uno en las listas, siete de abril, dos mil nunca”. (“Nominao”.C. Tangana y Jorge Drexler). Si, a veces, cuando camino por Madrid, me siento parte integrante, nimia, minúscula, pero sin embargo imprescindible. No concibo Madrid sin mí; no me concibo a mi mismo sin Madrid.
Pues nada, a caminar. Tengo una regla básica que no suelo romper salvo caso de extrema necesidad; cada día me concedo un deseo, un pequeño lujo, un regalo. El de hoy es caminar por esta ciudad maravillosa, hasta la plaza de Cibeles. Me encanta caminar temprano, cuando Madrid está despertando, permitiéndome mirar la ciudad y a sus habitantes desde un ángulo distinto. Bajando, por ejemplo por Conde Duque, hasta plaza de los cubos, para luego…
Suena el teléfono. Es Maricarmen. Seguía escuchando a Drexler , que se silencia con la llamada. “ Que viva la telefonía en todas sus variantes. Pensando estaba que te me escabullías, cuando vi tu nombre en la llamada entrante. Vendita cada onda, cada cable. Vendita radiación de las antenas, mientras sea tu voz la que me hable, como me hablaste hace un minuto apenas”. Me encanta que me llame Maricarmen. Parecemos novios, a veces, como unos adolescentes. “ Te llamo para decirte que te quiero”. “ Y yo a ti, pollito “. Si, la llamo pollito. Creo que a estas alturas ya he olvidado por qué, pero lo sigo haciendo. “Un beso”.
Cuelgo y Drexler continúa “Te quiero, te querré, te quise siempre, desde antes de saber que te quería; Te dejo este mensaje simplemente, para repetirte algo, que yo sé que vos sabías”. (“Telefonía”. Jorge Drexler).
Pues nada, sigo andando, por la Gran Vía. Han hecho una obra espectacular, en la plaza de España. Te puede gustar o no, pero han creado un espacio de comunicación entre el templo de Debod, la plaza de España y la de Oriente, pasando por el Senado, que será, sin duda una de las zonas peatonales más extensas e interesantes de Europa; Por un momento, hasta me olvido de Jorge, que continua cantando, mientras yo redescubro la plaza; “ Los ojos en alerta, todo oídos. Olfateando aquel desconcertante, paisaje nuevo, desconocido”. (“En Movimiento”. Jorge Drexler). Realmente Madrid tiene la capacidad de que aunque lleves cincuenta y un años viviendo en ella, como yo, puedes seguir descubriendo sitios nuevos. Madrid da para varias vidas.
Lo bueno de caminar es que te deja pensar; más aún, te incita a ello. A raíz de la llamada de Maricarmen, mi mente vuela hasta 1998. Ese año, debido, hay que decirlo, a que mi media académica era bastante baja, siendo generoso, no entré en la facultad de veterinaria, como habría querido. Pero la vida, que es así de retorcida, a través de la llamada de mi amigo Paco Peña, me dirigió a la facultad Pontificia, donde finalmente conocería a Maricarmen. Aquella llamada de mi amigo, sin duda, fue un hecho que, aunque parecía nimio, fue determinante.
Y Drexler sigue, “ esta canción más vale tarde que jamás, la escribo para agradecerte. Y aunque sé bien que con tu empaque de Alatriste, te da pudor la confesión de borrachera, creo que sabes que el regalo que me hiciste, me cambió la vida entera”. Por qué cosas tan absurdas puede cambiarte la vida. Gracias, Paco.
Pues nada, Gran Vía adelante. Ya casi en Alcalá, sorteando a los voluntarios, que no son voluntarios, porque cobran por su trabajo, que últimamente invaden el centro de Madrid. Acnur, Cruz Roja, Médicos sin fronteras, Bomberos sin fronteras… coñazos sin fronteras. Malos tiempos para la caridad, amigos. Nos hemos endurecido, pero, además, somos más reacios a regalar cinco minutos, que cinco euros.
“Todo el mundo intentando venderte algo, intentando comprarte, queriendo meterte en su melodrama, su karma, su cama, su salto a la fama, su breve momento de gloria, sus dos megas de memoria, subirte a su nube, como un precio que sube, para luego exhibirte, como un estandarte”. (“ Silencio “. Jorge Drexler).
Bueno, ya llego a Cibeles. Sorteando obras. Cuando terminen Madrid, va a quedar precioso, la verdad, pero no creo que yo lo vea terminado. Martillos neumáticos, claxons, atascos, turistas que gritan; la ciudad ha despertado, así que, cuando por fin llega el veinte y va vacío, agradezco al altísimo ese momento de calma.
Y Drexler sigue en mis cascos… “ el índice vertical, entre la boca y la nariz, el eco en la catedral, la brisa en la enredadera. Entremos en el sonido hasta el penúltimo matiz. Hagámosle caso al gesto de la foto de la enfermera, y cuando el ruido vuelva a saturar la antena y una sirena rompa la noche inclemente, no encontraremos nada más pertinente, que decirle a la mente, detente… Silencio “. (“Silencio”. Jorge Drexler).
Pues así empieza el día, y aún no he empezado a trabajar. Sueño con llegar a casa, ponerme el pijama, y decirle a Maricarmen “bésame ahora, antes que diga algo completamente inadecuado. No hay que desperdiciar, una buena ocasión, de quedarse callado “. (“Silencio”. Jorge Drexler ).
Sean felices, y hagan felices a los que están a su lado, porque “ cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da. Nada es más simple, no hay otra norma. Nada se pierde, todo se transforma “. (“Todo se transforma”. Jorge Drexler).
Gracias Jorge.
