martes, marzo 19, 2024

‘Los lugares y el polvo’, de Roberto Peregalli: del tiempo como arquitecto

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Los lugares y el polvo. Roberto Peregalli. Traducción de Ernesto Hernández Busto. Elba editorial

Este es un libro sobre el tiempo como factor de la arquitectura. Un libro sobre el rastro de huellas y heridas, sobre ruinas. También es un libro, crítico, sobre los cánones actuales de belleza, sobre lo que hacemos con las fachadas, también sobre lo que hacemos con nuestra cara, con nuestro rostro, y las marcas que dejan en ella el transcurrir de la edad, las emociones, los fracasos, las renuncias. Vivimos en una apariencia de eternidad que caduca rápido. La sustituye la siguiente moda de plástico bruñido y liso. No nos gusta ver en las ciudades, en los espejos, esos rostros lavados por la lluvia y agrietados por los hielos del invierno, y la fragua del verano. El de Peregalli es un ensayo sobre la fragilidad y sobre la belleza. Nos lleva a repensar los lugares, los objetos que nos rodean, a no «sucumbir a los trucos y señuelos del progreso». Peregalli es arquitecto y filósofo. Ha escrito un libro sobre la Grecia clásica y un ensayo sobre Marcel Proust, y vive entre Milán y Tánger. En el libro que nos ocupa se nota ese itinerario. También hay un capítulo dedicado al blanco. El blanco encalado de las casas árabes.

El encanto deslumbrante de la ruina

Los lugares y el polvo
Los lugares y el polvo

En Los lugares y el polvo Peregalli dice que «todo se degrada y todo se consume y se arruina. Pero la ruina tiene un encanto deslumbrante». Lo apunta antes de decir que el libro habla de la nostalgia de los objetos y de los lugares, del hombre y de su destino. También de la violencia que la tecnología moderna ejerce sobre nuestro mundo. «Son las pobres cosas las que dan testimonio de un mundo perdido, cuyas huellas apenas visibles constituyen el tejido de nuestra vida».

Cuenta Peregalli que en la Inglaterra del siglo XIX surgieron varias escuelas de mayordomos. Una de las enseñanzas más difíciles de asumir era el limpiado de la platería. No se trataba de devolver a la plata el brillo original de cuando salieron de la fábrica. El secreto consistía en permitir que el tiempo mostrara sus huellas sobre el metal. «Quien los forjó quería que la reverberación de la luz se posara de manera diferente en los recovecos y sobre las superficies, dándoles una mayor plasticidad» Este ejemplo le sirve a Peregalli para concluir una lección sobre el tratamiento de las fachadas antiguas. Saber dónde detener la obsesión por la pulcritud, dónde dejar la profundidad de una sombra, saber que el arquitecto debe ser una especie de «mayordomo de nuestras casas».

La magia de la Sagrada Familia de Gaudí

En Los lugares y el polvo, Peregalli reflexiona sobre las fachadas, los cristales, el blanco en la arquitectura, la luz, lo gigantesco, las ruinas, el ornamento y los museos. El libro está inspirado en una arquitectura humanista, que piensa sobre todo en la persona que habita los lugares, y que tiene en cuenta el entorno donde se construye. Peregalli habla con frecuencia del alma de los lugares y de los edificios. Así, se lamenta de que la Sagrada Familia se quiera concluir: «este monumento está a punto de completarse. Por eso su magia profunda desaparecerá».

Como arquitecto, Peregalli defiende el «deterioro sereno de las cosas», y prefiere dejar que la pátina y el polvo se depositen sobre las cosas. «Les da vida. Las inserta en el tiempo. Una mesa, una silla, una copa, hablan del pasado, de las manos que las tocaron, a través de la piel del tiempo que las envuelve poco a poco». Pero no se trata de un arquitecto antimoderno. Peregalli elogia el edificio del Museo Guggenheim de Bilbao: «un objeto gigantesco sabiamente colocado sobre la ciudad» «en un estrecho diálogo con un puente de hierro de la época de Eiffel, con su estructura y sus formas de metal brillante, tiene un impacto extremadamente sugerente, sobre todo de noche». Los lugares y el polvo es un libro humanista, lírico, profundo, sabio, y breve.

En esta entrevista de 2012, Peregalli habla junto a Laura Sartori Rimini, su socia en el estudio de arquitectura y decoración sobre el tratamiento del pasado, de la arquitectura «no firmada» de las ciudades que es destruida por un culto de lo nuevo, por miopía de la gente.

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Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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