‘El ministerio de la verdad’ una distopía bastante real

El ministerio de la verdad – Carlos Augusto Casas – Ediciones B – 19.90€ – 360 páginas

España, 2030 ¿Te atreves a pensar por ti mismo? Esta es la pregunta que nos sugieren para adentrarnos en El ministerio de la verdad de Carlos Augusto Casas, una distopía con toques demasiado humanos y reales que nos hace partícipes de que la verdad es relativa, haciéndonos creer que somos autónomos en la toma de decisiones cuando realmente estamos controlados por un ambiente represor del que apenas nos damos cuenta. Con un pequeño homenaje a Orwell y su famosa novela 1984, seremos testigos de quien es el Gran Hermano, acompañados de la joven periodista Julia Romero

Sinopsis principal

Año 2030, en España han ido cambiado las cosas de manera progresiva hasta que las medidas represoras y de distinción entre clases son todo un hecho, de esto es consciente Julia Romero, quién forma parte del grupo B de la universidad. Estar ahí significa tener clases masificadas, 5 años de estudios y no tener derecho a prácticas, además al finalizar su carrera y pertenecer a ese tipo de plan podría limitarle en el acceso a un trabajo, por ello sabe que es una afortunada al obtener unas prácticas en el periódico El observador digital. No solo contaba con su valía para enfrentarse a ese nuevo proyecto, también contaba con la ayuda de Beatriz, la hija del jefe de la redacción.

Pero para ese periódico no era nuevo tener a alguien de esa familia allí, y es que ella era hija del gran Gabriel Romero, este intrépido reportero ahora estaba en los bajos fondos por su alcoholismo, pero en otros tiempos fue todo un referente y es que puso en jaque a la población por sus denuncias sociales en el periódico a El ministerio de la verdad. Ella apenas sabía nada de ese asunto, fue Varela,  un compañero de redacción y antiguo amigo de su padre, quien le puso en antecedentes de lo ocurrido. Ella sintió la necesidad de investigar pero por más que buscara sería difícil de dar con pruebas de lo que su padre había dicho contra aquella institución, alguien había borrado todas esas renuncias y disputas, alguien quería ocultar por más tiempo la verdadera naturaleza de ese ministerio, y ella haría hasta lo imposible por encontrar la verdad sobre el silencio y ocultación de esos datos.

Portada de El ministerio de la verdad de Carlos Augusto Casas
Portada de El ministerio de la verdad de Carlos Augusto Casas

Para salir de la rutina salió de fiesta con Beatriz, en medio de la multitud ella se sentía un poco aburrida, cansada, no era su lugar. Pero de repente, apareció junto a ella, un chico bastante simpático, que la llamó por su nombre, se quedó sorprendida, sin darse cuenta que ya se habían visto anteriormente, y es que este también era amigo de Beatriz. No tuvieron una larga conversación pero si estaban de acuerdo en algo, estaban aburridos en la discoteca por lo que sería mejor abandonar aquel sitio. Entre las breves conversaciones que tuvieron, él le contó que trabajaba en El ministerio de la verdad y eso fascinó mucho a la joven.

Salieron juntos de aquel lugar y él la acompañó para casa, en el transcurso de aquel viaje la llamaron por teléfono, comunicándole que su padre había fallecido, es más, todo apuntaba a un suicidio. La relación con su padre no era del todo estrecha pero dudaba de que se hubiera suicidado, eran demasiadas coincidencias desde su llegada a la redacción. Ella ahora estaba más interesada en averiguar en qué consistía realmente ese ministerio, quién estaba a cargo y por qué todo estaba relacionado con su padre, quizás ahora podía tener un aliado, Max, o quizás él fuera cómplice de todo lo que estaba sucediendo. Ahora debería dejar atrás su alma de reportera en prácticas para inmiscuirse en un gran trabajo periodístico, donde su vida también estaba en juego.

La verdad está cerca

Julia se estaba convirtiendo en un auténtico estorbo para El ministerio de la verdad, podría estar cerca de la realidad de aquel clan orquestado por aquella institución, es por ello que estos dejarían mensajes en clave a través de la novela por excelencia de Orwell, 1984, para indicarle que estaba tras su pista y que no llegaría nunca a alcanzar esa certeza. Seguiría contando con la ayuda de Varona, y también con la del inspector Valvelde quien conocía de antemano todo lo sucedido anteriormente con su padre, pero quien nunca pudo comprobar todo lo que Gabriel Romero decía.

Ahora era el momento de demostrar que él llevaba razón, intentarían desmontar aquel sitio lleno de miedos, críticas, bulos cuya intención era hacer callar al pueblo ¿Serán ellos también objeto de la manipulación del Ministerio de la verdad? ¿Quién coordinaba este gabinete? ¿Por qué mataron a Gabriel? Y es que lo único que tenían claro, es que eliminar a esa periodista de la faz de la tierra era algo esencial si querían seguir con su tapadera y daba igual quién se pusiera por delante, la cuenta atrás había comenzado y nadie se escapaba de ser vigilado.

Mi valoración personal

Es la primera vez que leo una distopía y aunque reconozco que al principio estaba muy reacia a su lectura, quería salir de la “zona de confort” y sumergirme en algo diferente, que me sorprendiera y así ha sido. El ministerio de la verdad es un thriller en parte psicológico que nos hace reflexionar sobre el control que ejercen sobre nosotros, es una vuelta de tuerca de la realidad en la que acciones tan habituales como fumar un cigarrillo son completamente ilegales. España 2030, menos de una década en al que puede que algunas de esas cuestiones que se plantean se conviertan en realidad.

Foto de Carlos Augusto Casas, autor de El ministerio de la verdad
Foto de Carlos Augusto Casas, autor de El ministerio de la verdad

Duele pensar el control que ejercen sobre nosotros los gobiernos, la redes… haciéndonos pensar que nosotros tenemos el control cuando estamos más que vigilados, y es que con un simple click o una conversación rutinaria, ya el móvil nos sugiere una serie de productos y de esta crítica al sistema pero novelado de una forma inteligente y llamativa nos narra Carlos Augusto Casas en esta novela. Una novela que se lee en un suspiro por su agilidad en el recorrido y porque nos plantea situaciones tan reales que asustan. De la mano de Julia conoceremos los suburbios de la realidad en la que vive o vivimos atrapados, gracias a su sutilidad y buena composición he podido disfrutar de una novela en la que el final impacta, por el verdadero sentido de la novela.

En definitiva, una novela en la que el suspense no está en demasía pero que nos hace reflexionar el entorno en el que vivimos, donde con una buena calidad literaria se pueden crear novelas de ficción que rozan lo verídico, en donde la historia central es apenas lo más importante sino más bien la crítica que se hace al mundo en el que vivimos donde todo se ve retratado y es que todos somos partícipes de este Gran Hermano llamado mundo.

Otros libros que podrían ser de tu interés son: Pleamar, Los buenos hijos o Especie

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Laura Rodríguez Durán
Laura Rodríguez Durán
Maestra de vocación y profesión a la que le encanta la literatura y poder compartir su afición con los demás a través de reseñas.

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