El madrileño y castizo Teatro Lara acoge la representación del thriller cómico Lavar, marcar y enterrar, que bebe de las películas de Pedro Almodóvar y Quentin Tarantino para desarrollar una historia donde nadie es quien parece ser.
Escrita y dirigida por Juanma Pina, esta obra le ha valido a su director la candidatura al Mejor Autor Revelación en los Premios MAX 2015 y el galardón de Mejor Autoría y Dirección Novel en los Premios Mi Butaquita. Y es que este montaje ha pasado de interpretarse en la peluquería Corta Cabeza, a hacerlo en uno de los más distinguidos teatros de la ciudad.
La función cuenta la rocambolesca historia de dos ladrones novatos que entran en una peluquería de barrio para llevarse de la tienda de al lado un cuantioso botín. Pero lo que no sabían es que los empleados del local tenían más trapos sucios que ellos mismos. Un cóctel a base de laca, pistolas, calaveras y tinte para el pelo repleto de risas y giros inesperados.
La obra, de cuyo estreno hablamos hace unas semanas, está muy bien escrita, dirigida y, sobre todo, interpretada. Tiene múltiples matices cómicos (no es plano); muchos guiños al cine de Almodóvar o, como referencia más reciente, al de Los Javis. También se la compara con Tarantino. Yo no llegaría ahí.
Es un teatro fresco, moderno, pop y apto para todo tipo de públicos y generaciones. Muy Spanish, muy del Madrid de la Movida (muy malasañero). Una Movida que estamos recuperando en pequeñas cápsulas a la que éste y otros teatros y galerías de arte parece que quieren volver en su versión Siglo XXI. ¡Ojala sea así!
La podemos reír a mandíbula batiente los sábados, en el Teatro Lara, de Madrid.
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