Lee Friedlander, el genio de la fotografía de paisaje social, llega a la Mapfre

Del primero de octubre de 2020 al 10 de enero de 2021. Llega la primera gran exposición de fotografía después del confinamiento. Y nos abre la puerta a uno de los grandes. Un renovador. Por su forma de mirar la realidad. Un fotógrafo instintivo. Según confesaba el propio Friedlander, en su trabajo no había nada premeditado. Para su obra más genuina no utilizaba el estudio. No cargaba con grandes luces y pantallas. Su mundo es la carretera, la calle, quizá las oficinas para retratar empleados para su obra At work. En su lugar de trabajo. Nada de llevarlos a un estudio con un fondo gris. Su obra emerge con toda su fuerza en la famosa exposición de 1967 en el MoMa. New documents era el título. Reunió a Friedlander, Diane Arbus y al otro gran fotógrafo callejero de los sesenta: Garry Winogrand. La muestra de la Fundación Mapfre es una retrospectiva muy completa de toda la obra de Friedlander.

La nueva fotografía documental

El primer libro que llegó a mis manos de Lee Friedlander fue America by car. Autopistas y coches. Dos iconos del estilo de vida americano. Las imágenes están tomadas desde el interior de un automóvil. A veces se ve la parte superior del volante. En otras, el retrovisor está en primer plano. En el plano más lejano, paisajes, casas, moteles, estatuas, neones, silos, nubes, más nubes, o su «pal», su camarada John Szarkowski. Es un libro sorprendente. Un viaje subjetivo por los cincuenta estados de EEUU. Es un compendio de excentricidades que componen la identidad visual de un país. Contempladas desde el asiento de un coche. Fotografiadas con una Hasselblad 503 de carrete. Una lente angular. Formato medio. Fotogramas cuadrados. Negativos de 6×6 centímetros.

Lee Friedlander
Obras de Lee Friedlander

En las primeras páginas de la edición de America by car, el editor escribe la letra de una canción de Cole Porter: los refranes del Can-Can. Se trata de una divertida canción en la que se juega con el significado del verbo can y el estilo Can-Can. «If the Louvre custodian can, it the Guard Republican can, if van Gogh and Matisse and Cézanne can, Baby, you can-can too» Friedlander nunca dejó de divertirse con la cámara, de poner en sus fotos un punto de ironía. Muchas de sus imágenes son una lección de composición.

Un estilo propio

Nació en Aberdeen, en Seattle, en 1934. Pero su vida como fotógrafo se desarrolla en California, un lugar más cálido y amable que su región de nacimiento. Fue en su adolescencia cuando descubrió la fascinación por el cuarto oscuro. Pasó un tiempo de formación para aprender la técnica. Pero siempre demostró una inclinación por el experimento y por la transgresión de las reglas. La composición en sus fotos, los equilibrios de las líneas, el encuadre, demuestran que tuvo siempre un estilo propio.

Me fascina que haya una variedad de sensaciones sobre lo que yo hago. No soy un fotógrafo premeditado. ‘Veo’ una un fotografía y la hago. Si tuviera la ocasión, estaría disparando a todas horas. No tienes que ir a buscar fotografías. El material es generoso. Sales y las imágenes te buscan a cada paso”

Lee Friedlander

Luego llegaron los años de Nueva York y su relación con otros grandes de la fotografía como Diane Arbus, Walker Evans, Robert Frank, Helen Levitt o Garry Winogrand. En Nueva York, Friedlander se hace fotógrafo de calle. De calle y de jazz, porque sus encargos vienen de Atlantic Records. Portadas de discos. Es lo que le daba de comer. Portadas de Coltrane, de Duke Ellington, de Miles Davis o de Charles Mingus. Son las primeras fotos que se ven, en la entrada de esta muestra. El jazz influye en la fotografía de Friedlander, y los retratos del fotógrafo dan relevancia al papel de músicos nuevos. Siempre tuvo un gran talento para el retrato, y para el desnudo. Miren si no este de Madonna.

Madonna por Lee  Friedlander
Madonna por Lee Friedlander

El paisaje social

Pero lo que mueve los pies, las manos y el cerebro de Friedlander es el paisaje social. Más allá de los encargos, su fotografía más genuina y personal está en la calle. La sociedad americana estaba en una época de cambios profundos. Lo que prima en sus fotos es lo visual. No hay un mensaje que vaya más allá de lo visual. Arriesga en las composiciones, documenta su sorpresa ante las formas de lo nuevo, de la publicidad, del urbanismo. Le llaman la atención los objetos comunes, las televisiones, las lámparas, los coches, lo que tiene una apariencia de banal. Pero también se detiene en el paisaje japonés o en las regiones áridas en las que encuentra una fotografía que se acerca a lo poético.

Otro de sus géneros es el autorretrato. Quizá forzado por la artritis que paralizaba sus rodillas. Friedlander es una sombra en un escaparate, una imagen fugaz en el espejo de una habitación. Trabajó con intensidad el libro como objeto de difusión de su obra. Recibió el Premio Hasselblad en 2005 y Yale le nombró doctor en Bellas Artes. En 2005 el MoMa le organizó la mayor retrospectiva de su obra. Disfruten de esta muestra. Estamos ante uno de los grandes, un fotógrafo que nos enseñó a mirar de otra forma.

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Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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