Santiago Vera: «La historia de Goodrow Hill dejó cicatrices a sus habitantes «

Santiago Vera – La última muerte en Goodrow Hill – Ediciones B – 672 páginas – 21,90€

La última muerte en Goodrow Hill es la segunda novela de Santiago Vera tras la publicación de la exitosa obra La vida secreta de Sarah Brooks, con la que cautivó a la crítica y al público el pasado año. Y de estas novelas nos habla el escritor en esta entrevista que nos ha concedido.

Buenas, cuánto tiempo esperando para hacer esta entrevista y por fin se hace realidad. En primer lugar, quisiera preguntarte ¿Cómo te sientes? ¿Cómo has sentido esta vorágine de sentimientos tras la publicación de tus dos primeras novelas?

¡Hola, Laura! Pues estoy muy feliz y satisfecho viendo ya mis dos novelas en las librerías. Es una alegría inmensa poder compartirlas con los lectores, y más todavía que estén gustando tanto como lo están haciendo.

Portada de 'La vida secreta de Sarah Brooks' de Santiago Vera es la novela anterior a 'la última muerte en Goodrow Hill
Portada de ‘La vida secreta de Sarah Brooks’ de Santiago Vera es la novela anterior a ‘la última muerte en Goodrow Hill

Hace poco más de un año que saltaste al universo literario con la publicación de La vida secreta de Sarah Brooks, una novela que se ha convertido en referente y con la que has recorrido media España ¿Alguna vez pensaste en que tus novelas se convertiría en un éxito editorial? ¿Qué es lo que más ilusión te hace de ello?

¡Ha sido una sorpresa tan grata como inesperada! Es cierto que, antes de publicarse con Ediciones B, decidí autopublicar La vida secreta de Sarah Brooks. Gracias a ello, tuve muchas impresiones de unos primeros lectores que me apoyaron… y quedaron encantados con ella. El entusiasmo que desprendían a medida que la leían y cuando la terminaban era increíble, y eso me indicaba había escrito algo que podía gustar mucho. Y por suerte, así ha sido.

Ver que los lectores quedan satisfechos y con ganas de más, es algo increíble. Los mensajes que recibo, las reseñas, los comentarios… son una pasada.

Pero lo que más ilusión me hace es que lectores habituados a leer thriller y suspense, con muchos libros del género a sus espaldas, alucinen con las historias y recomienden sin dudar mis dos novelas. También conseguir que gente que no lee habitualmente este tipo de novelas se acerque, las lea y disfrute de ellas. ¡O incluso personas que no leen nada en absoluto! Es una maravilla.

Si leemos tu biografía se expone que siempre amaste las letras, que has escrito  prosa, poesía y algún que otro relato corto pero un día te inicias en la novela y crees tanto en ella que la autopublicas pero es luego el sello de Ediciones B quién te ficha ¿Cómo fue ese proceso? ¿Pensaste alguna vez que no era cierto?  

La verdad es que fue un proceso que aún estoy asimilando. Es muy difícil conseguir que una gran editorial como Penguin Random House, y un sello como Ediciones B, se fijen en ti y decidan apostar por tus historia. Por suerte, no solo les encantó la novela y en particular mi forma de escribir, muy reconocible y personal, sino que además tuve el apoyo y la guía de un agente editorial. Una figura que además de ser un amigo para mí, es vital para la mayoría de autores. 

Puedo decir que publicar con una gran editorial era mi sueño, y que he podido cumplirlo. Pero, por si acaso, no me pellizquéis, a ver si me voy a despertar y todo esto no ha pasado…

Con tu primera novela arrasas en las críticas literarias y te comparan con autores de gran referencia como son Dicker o Javier Castillo, ¿eso halaga o intimida a la hora de seguir escribiendo?

Para mí es un halago, pero también se puede convertir en un arma de doble filo, porque los lectores fieles de un autor que se acercan a las novelas de otro con esta premisa, esperan que estés, como mínimo, a su altura.

Joel Dicker es uno de mis autores favoritos, por ejemplo, y he aprendido mucho leyendo sus novelas. Pero cuando escribo lo hago pensando en ofrecer al lector la experiencia más inmersiva posible. Quiero que todo aquel que coja uno de mis libros disfrute de principio a fin. Que se enganche como nunca lo ha hecho con un libro. Que se sorprenda, que alucine, se emocione, se ría, llore y se le despierten sentimientos que laten en su corazón y que no creía posible que un libro pudiese alterar.

Eso es lo que realmente me intimida a la hora de escribir: estar a la altura de mí mismo y superar las expectativas del lector, no compararme con otros autores.

Recientemente has publicado La última muerte en Goodrow Hill, otra novela con el suspense al que nos tienes acostumbrado y bajo las sombras de la sospecha de un pequeño pueblo ¿Qué tienen de especial los pueblos para ambientar tus novelas ahí? ¿Todos estos lugares guardan secretos o es porque tienen más intimidad que las ciudades?

Me gustan los pueblos pequeños. Sobre todo porque cuando ocurre un crimen, todo se magnifica. Además, habitualmente en un pueblo terminas conociendo a todo el mundo. Y todos te conocen a ti, y entre ellos. Eso me da la oportunidad de estudiar conexiones entre personajes que el lector no espera.

Cuando ocurre algo en una ciudad, pues bueno, ocurre sin más y puede que no te afecte, o que lo veas como “otro suceso” al que puedes estar acostumbrado. Pero en un pueblo pequeño, donde además apenas hay noticias relevantes, algo como un crimen puede sacudir los cimientos de cada uno de los habitantes.

Portada de '"La última muerte de Goodrow Hill" de Santiago Vera
Portada de ‘»La última muerte en Goodrow Hill» de Santiago Vera

Goodrow Hill es de esos parajes idílicos pero que bajo tu manto esconde muchos secretos y es veinticinco años después cuando salen a la luz y no es por casualidad y es que la muerte de un habitante es quién reaviva toda la polémica de años atrás ¿Crees que el tiempo sana las heridas? ¿Es necesario que trascurran más de dos décadas para encontrar respuestas? ¿De esa manera se hace menos daño o está opacado por la realidad en la que intentan vivir?

Las heridas físicas sanan, dejan de doler, pero siempre dejan cicatrices. Con las heridas emocionales ocurre algo distinto: aunque pase el tiempo y haya cicatrices, siempre quedará algo en nuestro interior que siga doliendo. La historia de Goodrow Hill tiene algo que ver con esto… y en este caso, veinticinco años sin descubrir qué le pasó a un pequeño que secuestraron con solo 7 años, a un adolescente que desapareció y a un hombre que fue asesinado puede ser incluso poco tiempo. Que se lo pregunten a los padres de ese niño, por ejemplo. O al jefe de la policía que llevó ese caso y no obtuvo respuestas.

El tiempo sigue hacia adelante, pero la realidad empaña las vidas de los que sufrieron esos golpes y no obtuvieron respuestas.

Casi de manera obligada Markie regresa a Goodrow Hill por el suicidio de un amigo, regresar allí supone reencontrarse con viejas amistades, y es que aunque él se fuera de allí la mayoría de su pandilla sigue residiendo en ese lugar pero ¿para ellos el paso del tiempo ha sido también una carga? ¿La vuelta de Markie es retrotraerse en el tiempo?

La mayoría de los protagonistas de La ultima muerte en Goodrow Hill tienen algo que ocultar. Algo relacionado con ese pasado, de hace 25 años. Algunos de ellos han dejado el pasado atrás, pero para otros sigue siendo una losa que los aplasta.

Cuando Helen, una de la pandilla, avisa a Markie de que uno de ellos se ha suicidado, este regresa a Goodrow Hill y se encuentra con que sus antiguos amigos han cambiado mucho. Un cambio que fue provocado por lo que ocurrió el último verano que pasaron juntos, en 1995, y que los retrotrae a un pasado que sigue muy vivo.

La sombra de la sospecha se cierne sobre el pueblo, nadie está exento de culpa ni responsabilidades ante lo sucedido con Tom Parker, y los fantasmas del pasado hacen mella en la nueva línea de investigación ¿Qué ha supuesto este nuevo suceso en Goodrow Hill? ¿Son conscientes de que puede que estén conviviendo con un asesino? ¿Es la culpa la peor de las sensaciones?

Pues ha supuesto un giro de los acontecimientos que nadie esperaba, la detonación de una bomba de tiempo que empezó su cuenta atrás en 1995 y que ahora ha estallado.

Los protagonistas se encontrarán con que alguien de su pasado va a por ellos, pero la duda de quién está detrás de todo empieza con los propios integrantes de la pandilla. ¿Es uno de ellos quien ha decidido que paguen por lo que ocurrió? ¿Conviven con un asesino? ¿O es alguien que estuvo presente en 1995 y que conoce sus secretos? Tendrán que descubrirlo antes de que la muerte venga a por ellos.

La culpa puede ser una de las peores sensaciones… pero no para todos. Al final, la conciencia de cada uno es distinta a la de los demás, y no todas funcionan de la misma manera. Puede que la de algunos de ellos esté más que muerta…

La última muerte en Goodrow Hill tiene retazos del pasado y es que son varios los tiempos en los que transcurre la trama, además desde diferentes perspectivas, haciendo así partícipe al lector como también un propio investigador ¿Crees que desde ese punto de vista está más conectado al lector porque conoce la verdad incluso antes que el protagonista?

En mis novelas quiero implicar al máximo al lector. Creo que escribir desde diferentes puntos de vista permite que la lectura sea totalmente inmersiva, pero no necesariamente descubrirá antes que los propios protagonistas lo que está sucediendo…o lo que sucederá. Quiero que lo descubra a la vez, y que lo lleve a un final apoteósico y que, por supuesto, no se espera.

Foto de archivo de Santiago Vera, autor de 'La vida secreta de Sarah Brooks" y "La última muerte en Goodrow Hill"
Foto de archivo de Santiago Vera, autor de ‘La vida secreta de Sarah Brooks» y «La última muerte en Goodrow Hill»

En esta novela es casi todo ficción pero ¿Cómo te documentas? ¿Es necesario profundizar muchos en hechos reales o prefieres partir desde cero y que sea todo producto de tu imaginación?

No soy del tipo de escritor que se documenta. Escribo lo que surge de mi mente, de mi imaginación. Opino que la documentación es necesaria, pero solo para describir ciertos procedimientos, o para tener una base coherente cuando se abordan ciertos temas, como en el caso de alguna enfermedad. Si tengo curiosidad o quiero profundizar, sí que leo algún artículo al respecto, pero me centro más en los sentimientos de los personajes o en la historia en sí (que al final es lo que debería interesar al lector) que no en documentarme hasta el más mínimo detalle porque no escribo ensayos, sino novelas que pretendo sean frenéticas.

Dos novelas publicadas y ya inmerso en la redacción de la nueva, ¿Es difícil captar a la “musas” tras la finalización de un proyecto? ¿Cómo haces para no caer en la reiteración de anécdotas, datos o personajes? ¿Qué es lo más complicado a la hora de comenzar una novela?

Las musas van por libre. Y esperar que la inspiración surja de la nada no creo que sea lo mejor para un escritor, pero siempre puede haber algo que prenda la chispa que te lleve a crear una historia. En La vida secreta de Sarah Brooks fueron ciertas vivencias personales las que me llevaron a escribirla, y La ultima muerte en Goodrow Hill nació de algo tan simple como que me llamara un repartidor y me trajera un paquete a casa. Esto lo he reflejado en ambas novelas, solo que al desconocerlo el lector, ha quedado algo camuflado en las historias.

Con respecto a la reiteración de anécdotas, personajes, etc, yo trato de darle una personalidad distinta a cada uno. En la realidad, todos tenemos sentimiento parecidos, o vivencias similares, pero somos diferentes. Y vemos y sentimos las cosas de maneras distintas. Así que mis personajes también. La historia marca sus destinos, pero siempre tengo muy claro cómo son, y mucho más a medida que escribo sobre ellos. Los lectores encontrarán muchos personajes en mis novelas, pero todos completamente diferentes, con sus más y su menos, con sus manías y peculiaridades.

Por otra parte, yo quiero que cada novela sorprenda al lector, y eso es lo que tengo en cuenta cuando escribo y lo que más cuesta a la hora de escribirla. Saber qué quieres transmitir, a dónde quieres llevar al que te lea, y qué historia quieres contar realmente.

A colación de lo anterior, no sé si podrías adelantarnos algo de tu nuevo proyecto como fecha de publicación,  ambientación o género literario. Y supongo que estarás de lleno metido en la novela pero querría saber si eres de los que antes de ponerte a escribir ya tienes definido a los personajes y el final o te dejas llevas por la escritura.

Yo soy de los que tienen bastante claro el inicio y el final de  mis novelas antes de escribirlas, pero no defino ni personajes ni situaciones ni nada. Siempre me dejo llevar por la historia y por los personajes. Me da mucha libertad, y también algún quebradero de cabeza, pero es muy satisfactorio. Además, experimento lo que siente el lector cuando la lee, porque en realidad apenas sé qué va a ocurrir a continuación. Lo descubro a medida que escribo, y el lector a medida que lee. Es divertido y estresante a partes iguales.

Esta próxima novela, en la que ya estoy inmerso, está bastante avanzada. Será un nuevo thriller, que unirá el destino de personajes nuevos con algunos que ya han aparecido en mis novelas anteriores… o que no han aparecido pero sí he mencionado sus nombres. Todas mis novelas se desarrollan en un mismo universo, así que están relacionadas entre sí de una u otra manera, aunque pueden leerse de manera independiente.

Tiene título, pero por ahora lo catalogo como Proyecto Greene, y estará ambientado en una pequeña localidad llamada Harmony Lake, donde hace un año tuvieron lugar varios asesinatos. El departamento de policía logró cerrar in extremis el caso; sin embargo, un nuevo crimen pondrá patas arriba la ciudad y dejará al descubierto una pregunta: ¿se equivocaron de asesino? ¿Quién está cometiendo ahora los crímenes? ¿Pueden los muertos volver de la tumba? Habrá que descubrirlo…

Y ya para finalizar, quisiera que nos recomendaras alguna novela, aquella que más aconsejes leer a tus amigos o familiares o la última que te haya sorprendido.

¡Podría recomendar muchas! La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Dicker; Un final perfecto y El psicoanalista, de Katzenbach; El cuarto mono, de J.D Barker; Bartleby, el escribiente, de Herman Mellville, un relato clásico… Y te diría que la última que me ha sorprendido gratamente ha sido El hombre del Laberinto, de Donato Carrisi. Hay muchas novelas y muy buenas. Pero si el lector quiere ir a lo seguro, disfrutar, que le sorprendan, que no pueda parar de leer y que se quede con la boca abierta no solo con el final sino con todo lo que ocurre durante la lectura, le aconsejaría dos: La vida secreta de Sarah Brooks y La última muerte en Goodrow Hill.

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Laura Rodríguez Durán
Laura Rodríguez Durán
Maestra de vocación y profesión a la que le encanta la literatura y poder compartir su afición con los demás a través de reseñas.

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