“ Por España y el que quiera defenderla honrado muera, y el que traidor la abandone, no encuentre quien le perdone, ni en Tierra Santa cobijo, ni una cruz en sus despojos, ni la mano de un buen hijo para cerrarle los ojos “. ( Eduardo Marquina. “ En Flandes se ha puesto el sol “ )”.
“ ¡ Trini !. ¡ Nos ha tocado ! . ¡ Nos ha tocado el Gordo !”.
He de reconocer que en mi corta, pero extensísima vida de escritor, ya he asumido otros riesgos. Qué coño, me gusta el riesgo.
No se vivir tranquilo si no me asomo al abismo dos o tres veces al día. Si el suelo que piso es firme, si el aire puro, si las noticias buenas, me pongo realmente nervioso. Como, en una ocasión, le dijo ante las cámaras Mariano Rajoy a Artur Mas, “ vivo en el lio “.
No obstante, el riesgo que asumo hoy es máximo. Hoy, y sin que sirva de precedente, voy a empezar un artículo hablando bien de mi suegra. Después de una nevada histórica, bolas de fuego cruzando el cielo de Madrid y otros fenómenos inusuales, no debería sorprenderles.
Sin embargo la fortuna es caprichosa y tiene muy mala leche, así que la misma semana que mi suegra disolvió su sociedad con su amiga, le tocó el Gordo.
Hace algunos años, bastantes, muchos incluso, mi suegra, Doña Carmen, Carmina, tenía la costumbre de jugar a la lotería todas las semanas. No es que fuera Dan Bilzerian jugando al poker. Se conformaba con un décimo compartido con su amiga Trini.
Aunque he dicho que iba a hablar bien de mi suegra, este es un pecado que se ha de practicar con comedimiento, así que también tengo que decir que la paciencia no es una de las virtudes que le adornan. Debido a esto, y tras una larga, larguísima temporada jugando con su amiga, un día, harta ya de tanta adversidad, le comunico a Trini que ya no iba a jugar más con ella. “ Eres gafe, Trini “, le dijo entonces. Y Trini, como si se tratase de un votante del PSOE ante las mentiras de Sánchez, se la envainó.
Sin embargo la fortuna es caprichosa y tiene muy mala leche, así que la misma semana que mi suegra disolvió su sociedad con su amiga, le tocó el Gordo.
¿ Que hubieran hecho ustedes ?. En serio se lo pregunto. Yo, que no confío ni en mi mismo, aunque a veces me sorprenda, creo que hubiera pensado “ doble suerte “. Pero mi suegra, no. Lo primero que hizo Carmina fue llamar a su amiga, llena de alborozo y decirle, “ ¡ Trini !. ¡ Nos ha tocado ! . ¡ Nos ha tocado el Gordo !”.
Mi suegra compartió el premio con su amiga, la cual aún se precia de poder llamarla así, amiga. Por algo será.

Vivimos inmersos en una crisis de valores. A veces, muchas veces, me pregunto que estamos haciendo mal. Nosotros, que fuimos criados por la generación más noble y generosa que conoceremos en nuestra corta existencia, estamos fracasando en inculcar estos valores a los que vienen detrás. Incluso en aplicárnoslos a nosotros mismos.
Nuestros padres han levantado un país que heredaron semi destruido por una guerra civil.
Partiendo de cero, nos han dado, en la mayoría de los casos una educación, una formación y una estabilidad, en ocasiones quitándoselo ellos de la boca para que no nos faltase. Han sabido edificar trayectorias vitales que nos han puesto en la rampa de despegue, para, en muchos casos, no haber sabido sacar partido a las ventajas que nos han otorgado.
Pues a esta generación, estos superhombres y estas supermujeres, la hemos abandonado, a los pies de los caballos.
Permítanme que vuelva al principio de este artículo, al brindis que don Eduardo Marquina puso en boca de su personaje Diego de Acuña en la obra “ En Flandes se ha puesto el sol “.
“ Y el que traidor la abandone “
Hace ahora aproximadamente un año, el siete de enero de 2020, asistimos a la investidura, como séptimo presidente desde la transición, de Pedro Sánchez.
Fue, sin duda, el preludio de lo que el año 2020 nos habría de deparar. La debilidad del candidato, cimentada en sus 120 escaños, le obligó a pactar con el diablo. Literalmente.
Estos pactos de la vergüenza nos han conducido al gobierno de la ignominia, merced al alto precio que Sánchez ha de pagar a los traidores a España.
El acercamiento de presos de la banda criminal ETA al país, vasco, peaje exigido en numerosas ocasiones a numerosos gobiernos y nunca concedido, a pesar de los asquerosos chantajes, entre los cuales se cuenta el secuestro y asesinato de Miguel Angel Blanco, essolo parte del diezmoexigido a Sánchez, que ahora, además, está cediendo a la excarcelación de presos de ETA por motivos humanitarios. Podría decir tantas cosas acerca de esta traición a las víctimas, que no voy a decir nada. Lo dejo a su buen criterio.
El cupo catalán, por su parte, nos ha obligado a tragarnos a un filósofo como ministro de Sanidad en una de las crisis sanitarias más importantes de nuestra historia. Filósofo, sectario e inoperante que hoy ha abandonado su cargo sin dar la cara, sin rendir cuentas de su errática actuación. Y ahora, de regalo, traemos a Iceta, para no desequilibrar el ejecutivo.
Por tanto, hemos malvendido España, por parcelas, a cambio de que Pedro Sánchez pueda llevar a sus amigos en el Falcon de vacaciones a las marismillas.
“ No encuentre quien le perdone “.
Esta es la parte que se me queda coja. No es que no confíe en los españoles, entre los cuales me cuento. No confío en los votantes de un partido que les ha mentido rastreramente desde el minuto uno, desde el vergonzoso abrazo de la ignominia con Pablo Iglesias y sigue mostrando confianza en Sánchez.
Bueno, Sánchez les ofrece la manzana envenenada y ellos la muerden. Eso sí, que no esperen al príncipe que les dé el beso que les saque de este sueño. En la república que Pablo Iglesias quiere auspiciar, mientras Sánchez mira al cielo y calla, no habrá príncipes ni reyes, si les dejamos.
“ Ni en Tierra Santa cobijo “.
Uno de los devastadores efectos de esta pandemia que se ha cebado con la generación de nuestros padres ha sido la traición a los últimos deseos de nuestros mayores, que tras una vida de lucha han muerto solos. No solo esto, sino que su cuerpo ha sido tratado y manipulado de una forma que atenta contra los derechos y contra los sentimientos de sus familias, dándose casos en la que los deudos han ignorado, durante largo tiempo, el paradero de sus fallecidos, para finalmente recibir una urna con las supuestas cenizas.
Mientras escribo estas líneas, Carmina agoniza en la planta de paliativos del hospital clínico de Madrid. No hay esperanza, solo queda esperar.
Se han llegado a dar casos, como el de esta semana en Aguiar, Orense, en el que una anciana, que ya había sido enterrada por su familia, apareció viva y coleando en su residencia. No estaba muerta, estaba de parranda.
Y digo yo. La familia de la verdadera muerta ¿ a quién ha enterrado ?. Supongo que, ante la duda, les entregarían los rescoldos del brasero.
Viendo el reino de la chapuza en que se ha convertido este país, no quiero ni pensar en los casos de este tipo que acabarán destapándose. Tiempo al tiempo.
“ Ni una cruz en sus despojos “.
En este desgobierno en el que se ha convertido nuestra pobre España, sumida en graves y profundos problemas que deberían reclamar la atención de la clase dirigente, la semana pasada nos hemos tenido que merendar con que Carmen Flores, ínclita alcaldesa comunista de Aguilar de la Frontera, ha considerado que uno de los problemas más acuciantes en la localidad era la existencia de una cruz en el llanito de Las Descalzas, perteneciente al Conjunto Histórico Artístico del Monasterio de San José y San Roque, declarado bien de interés cultural en 1983.
Con el fin de reparar tan gran afrenta a los sentimientos de los agnósticos, los ateos y, por supuesto, los musulmanes, pues de todos es sabido que España es, básicamente, un país islámico, la tal Carmen Flores ordenó, de forma unilateral, el derribo y retirada de dicha cruz, ganándose así su minuto de gloria en los telediarios patrios.
No cabe la menor duda de que en un país cuyos miembros más destacados del ejecutivo suelen felicitar, públicamente, el Ramadán, el año nuevo chino, el Rosh Hashanah y hasta el orgullo gay pero se olvidan, año tras año, de felicitar la Navidad, esta mujer ha obrado según los cánones establecidos.
No sé a que espera Pablo Iglesias para dinamitar la Cruz del Valle de los Caídos, por ende la más grande en todo el mundo en conmemoración de la cristiandad. Supongo que, si por él fuera, activaría el detonador con sus propias manos, así que, seguramente, pronto promulgará uno de sus decretos que prohíba las cruces en las sepulturas.
Cosas veredes.
“ Ni la mano de un buen hijo para cerrarle los ojos “.
Permítanme, en las postrimerías de esta columna, que vuelva a referirme a Carmina.
Mientras escribo estas líneas, Carmina agoniza en la planta de paliativos del hospital clínico de Madrid. No hay esperanza, solo queda esperar.
Imposible encontrar las palabras para describir la tormenta de sentimientos que una muerte por COVID desencadena en una familia.
Mi mujer, Maricarmen y sus hermanos no dejan de reprocharse que ella está allí sola, y así va a morir, sola, sin el consuelo de una mano amiga que coja la suya en sus últimos momentos, como tantos miles de personas, en su mayoría ancianos, han muerto este último año, mirando a la puerta de su habitación de hospital con la esperanza de poder ver, en los umbrales de la muerte, a sus seres queridos por última vez.
Es este un final inhumano, cruel, para aquellos que cambiaron nuestros pañales, que nos consolaron en nuestras horas bajas y que dieron su vida por este país y sus generaciones venideras.
Cabe preguntarse; ¿ podría haberse hecho mejor ?. ¿ Podríamos haber hallado otra fórmula ?.
Quede esto en las conciencias de quienes han gestionado esta crisis. Que Dios les perdone. Yo no puedo hacerlo. Ellos nos han traicionado, pero el resto del brindis, va por nosotros.
Para el resto, para los que seguimos aquí, vaya esta última frase del brindis de Diego de Acuña.
“ Por España, y el que quiera defenderla honrado muera “.
Literalmente.
En memoria de Carmen Zubia López , Carmina

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