El cantautor ya participó en la primera edición del festival de 1984 que dirigió Pilar de Yzaguirre, directora de esta edición. La primera semana de festival de la Comunidad de Madrid exhibirá nueve producciones en Madrid capital, en Alcorcón y en San Lorenzo de El Escorial. La coreógrafa y performer andaluza Teresa Garzón presenta en la Sala Mirador el primer estreno absoluto, La Tercera. María Hervás protagoniza un tour de force interpretativo de 24 horas en el escenario de The Second Woman en Teatros del Canal. Compagnie Duel, con Duel opus 3 y Duel opus mômes, para niños, entretienen con música y humor en el Espacio Abierto Quinta de los Molinos y el Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial respectivamente
La música espiritual del cantautor Amancio Prada inspirada en los poemas de San Juan de la Cruz abre el 42º Festival de Otoño el próximo 6 de noviembre, la esperada cita anual con la creación escénica internacional y nacional de la más alta calidad que organiza la Comunidad de Madrid. Esta es una edición muy especial, ya que está dirigida por Pilar de Yzaguirre, quien fue la primera directora del festival hace cuarenta años.
Para su vuelta, en esta excepcional edición, Yzaguirre ha imaginado un viaje por cuatro continentes en 25 espectáculos de teatro, danza, música y performance, que se exhibirán del 6 al 30 de noviembre en nueve espacios de Madrid capital y siete municipios de la región: Alcorcón, Hoyo de Manzanares, Móstoles, Parla, Pozuelo de Alarcón, San Lorenzo de El Escorial, Soto del Real y Torrejón de Ardoz. El espectador vivirá un encuentro entre las culturas escénicas de Oriente y Occidente, “cuyo ensamblaje está dando resultados sorprendentes”, en palabras de la directora del festival.
A lo largo de su primera semana, el festival exhibirá 9 espectáculos, cuatro de ellos estrenos en España. La apertura, como es habitual, tendrá lugar en Teatros del Canal con el concierto del leonés Amancio Prada, que cantará su obra más emblemática, Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz, basada en los poemas de uno de los grandes textos de la literatura española y cima de su poesía mística y amorosa. Prada, que ha hecho de la poesía el fundamento de su música, dedicará la segunda parte de su recital a canciones compuestas a partir de poemas de autores españoles como Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Federico García Lorca. Amancio Prada participa en el Festival de Otoño como ya lo hiciera en la primera edición que dirigió Pilar de Yzaguirre en 1984 con este mismo Cántico espiritual.
Tras este arranque musical, a partir del viernes, el Festival de Otoño despliega toda su potencia escénica especialmente con las producciones internacionales que constituyen su sello. Sorprendentes como en 12 & 14 (Teatros del Canal, 9 y 10 de noviembre), una propuesta minimal que explora la idea del ritmo y el cambio, el movimiento y la quietud. El nombre del espectáculo es el de dos de las piezas de las Numerical series del coreógrafo chino Tao Ye. Él fundó TAO Dance Theather en 2008, cuando tenía 23 años, junto a la bailarina y directora artística Duan Ni y el director gerente Wang Hao, y con la que ha revolucionado el panorama de la danza en su país. 12 & 14 constituyen una muestra del estilo depurado de Ye que se expresa mediante el movimiento del cuerpo, sin referencias externas. No cuenta historias sino que los cuerpos los que hablan por sí mismos. Son ellos, como asegura, “el origen de nuestra existencia y el templo de nuestro espíritu”, sostiene.
En un sentido, el cuerpo es también el protagonista de The Second Woman. Ese cuerpo es el de la actriz María Hervás, sometido a un ejercicio continuo de 24 horas sobre el escenario de Teatros del Canal, entre las seis de la tarde del 9 de noviembre a las seis de la tarde del 10 de noviembre. A ella, al personaje que interpreta, la visitarán decenas de hombres (compañeros de escena, desde actores profesionales hasta otros muchos que no lo son), con los que mantendrán breves encuentros, que giran en torno a una relación que ha perdido fuelle y romanticismo. Esta intensa producción entre Australia y España, adapta la obra de Nat Randall, artista que trabaja entre la performance, el vídeo y el cine, y la artista independiente, cineasta y crítica Anna Breckon, codirectoras también del montaje del Festival de Otoño.
Y de Francia, por partida doble, viene la Compagnie Duel con Duel opus 3 (Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, sábado 9) y Duel opus mômes. Esencialmente son las mismas obras; pero la segunda es una adaptación para niños, con una duración más reducida, que representarán el domingo en el Espacio Abierto Quinta de los Molinos. En ambos casos, la risa y la música están garantizadas. De ello se encargan dos virtuosos músicos y cómicos, Nathalie Miravette (pianista) y Laurent Cirade (violonchelo). Lo que en principio va a ser un recital de música clásica se convertirá en un duelo entre ambos, que desbaratará, para regocijo de los espectadores, la aparente solemnidad de estos recitales. Duel es ante todo una brisa de humor, cuyo trasfondo apunta a la eterna batalla de los sexos, a la que le ponen una banda sonora procedente del mundo clásico, pero que enseguida salta al jazz, al rock… Mozart, Strauss, pero también los Bee Gees, Ennio Morricone, Barry White y la Velvet Underground.
La cuarta producción internacional de la primera semana del Festival de Otoño la aporta la artista, performer y autora belga Sarah Vanhee, que ha cimentado buena parte de su fama en propuestas arriesgadas exhibidas en escenarios como una cárcel, el salón de un piso o la calle. Pero con Mémé (Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, 9 y 10 de noviembre) vuelve a un escenario convencional. Sola en escena, rodeada de objetos, vídeos y títeres, con los que entabla una conversación, Vanhee rescata de su memoria el tiempo en que vivieron y trabajaron sus dos abuelas, amas de casa entregadas al hogar y a la tierra que cultivaron, y lo contrapone al tiempo de la propia Vanhee y de mujeres como ella. Contando su vida y las vidas de sus familiares, Mémé ilumina dos épocas y apunta al reflejo de aquella condición de mujer del pasado en las mujeres de hoy, en una oda que celebra estas vidas entrelazadas.
El primero de los estrenos absolutos españoles es la culminación del proyecto que la artista granadina Teresa Garzón desarrolló en una residencia de investigación en el Centro Coreográfico Canal de la Comunidad de Madrid. La Tercera (Sala Mirador, 8 y 9 de noviembre) representa la veta performer y de bailarina de Garzón, que, en apenas cinco años, ha emergido como uno de los jóvenes valores coreográficos españoles. El origen de La Tercera es técnico. Alude a la tercera de Picardía, un recurso armónico usado desde el Renacimiento que consiste en pasar un tema que estaba en modo menor a modo mayor y viceversa, utilizando otro recurso armónico que es el obstinado, una secuencia que se repite de forma obsesiva y con la cual se produce la transición musical. Garzón traslada esta idea a unos personajes que crean y reflexionan sobre la danza a la vez que lo hacen de un modo más soterrado sobre el amor, el deseo y la sexualidad.
Recién estrenado en Italia, el último montaje de La Veronal se presenta en España en un espacio no convencional, las salas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía el 9 y el 10 de noviembre. El fundador de la compañía catalana Marcos Morau ha mirado para crear TOTENTANZ – Morgen ist die Frage en los rituales sobre la muerte que se realizaban en la Edad Media, unas danzas que pretendían exorcizar el miedo al más allá. Para ello ha concebido tres espacios: uno para la proyección de un vídeo, otro para una instalación y el tercero para una performance. Cuando hoy la muerte parece esconderse, y el desprecio a los valores de la vida es, según Morau, “directamente proporcional a la incapacidad generalizada de interpretar, danzar, oficiar la muerte como misterio, este montaje invita “a celebrar la fragilidad de la vida y meditar sobre su pérdida de valor”.
Y en el Centro Cultural Viñagrande de Alcorcón (9 de noviembre), dentro de la colaboración entre el Festival de Otoño y la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid, la dramaturga y directora Cris Blanco se asoma con humor en Pequeño cúmulo de abismos a los recuerdos de su infancia, sus orígenes en un barrio de las afueras de Madrid en la década de los años 80.