Los juguetes de la guerra – Carolina Pobla- Maeva Editorial – 20,00€
Tiempos convulsos, la Alemania de entre 1942 -1946 es el escenario de Los juguetes de la guerra, una novela donde el coraje, la valentía y el amor son los únicos alicientes para seguir viviendo, para no caer en la destrucción más absoluta. En este libro Carolina Pobla nos habla de la parte “positiva” de la guerra, y es que en ella también puedes encontrar a los aliados más fieles
Sinopsis general
Ilse debe abandonar aquel sitio que debía llamar “hogar”, debía huir con sus seis hijos a un lugar más seguro, un espacio donde protegerlos. Ella sabía que sería complicado, la guerra ya había devastado el país. Era 1942 habían transcurrido tres años desde el inicio de la Segunda guerra mundial, pero fue ese año el que dio también comienzo a su nueva vida. Hacía poco tiempo que ella había quedado viuda, eso lejos de ser algo devastador resultó ser revitalizante, su marido el aviador de nombre Hermann había hecho de ella una mujer más que infeliz.
Él era un tirano que solo la utilizaba, había hecho que abortara en varias ocasiones por sus malos comportamientos. La vida de Ilse en sus manos era todo un peligro, aun así, si algo tuvo bueno ese matrimonio fueron sus seis hijos, tres chicos y tres chicas, todos ellos diferentes entre sí pero que compartían el vínculo del amor y respeto hacia su madre. Junto a todos ellos Ilse viajó a Baviera, allí su familia tenía una pequeña mansión donde podían cobijarse y empezar una nueva vida alejada de la multitud y peligros de la gran ciudad, pero cuando llegaron allí ese lugar había sido ocupado para ser utilizado como hospital militar.
Otro sueño frustrado, pero como ella era una mujer valiente y decidida no dejó que eso la detuviese, porque su familia tendría un hogar aunque no el que ella tenía pensado en un primer momento. Se alojó junto a su “gran” familia en una pequeña choza cerca de la casa principal, esa idea se la dio el viejo Johann, un gran amigo de la familia. Ese lugar tenía un aspecto lúgubre, deshabitado pero entre todos encontrarían la manera de que ese lugar cobrase vida, ese sería su nuevo hogar, allí empezarían una nueva etapa que sería el principio de todas sus vidas.
En tierra de nadie
En esa pequeña instancia tenían que salir hacia adelante, cada uno buscaría su forma de enfrentarse al mundo, pero lo primero de todo ello la educación. Margot junto al resto de sus hermanos mayores acudieron al “colegio”, un centro donde se reunían todo tipo de niños de diferentes edades para intentar aprender las nociones más básicas. Ese centro lo llevaba Paul a las mil maravillas, él era el maestro del pueblo, un hombre que defendía la educación y quería por encima de todo a sus alumnos, en ellos siempre encontraba el aspecto más positivo.
Margot tenía talento para la música lo demostraba casi a diario en la institución, gracias a ese pequeño “don” empezó a impartir pequeñas clases, pero el amor a la música no es lo único que surgía porque cada vez la relación entre ella y Paul era más cercana.
Un día de forma fortuita el mundo de Ilse volvió a pegar un giro en los acontecimientos, una chica estaba teniendo problemas a la hora de dar a luz, ella tenía conocimientos en esa materia, sus múltiples embarazos habían hecho de ella una experta; sin embargo, necesitaba el instrumental y ese solo estaba en su antigua casa, lo que era ahora el hospital de campaña. Su hijo pequeño ayudó a su madre en esa acción, pidió la colaboración del médico y allí que fue corriendo Dante. La situación se le fue de las manos, él nunca había asistido un parto pero las directrices de Ilse fueron tan precisas que todo salió a la perfección.
Los gestos, la mirada, la complicidad se denotaba que entre el médico y la “comadrona” existía algo, ambos eran sufridores en el amor, pero no se permitirían el volver a caer en ese error. La guerra seguía presente, no podían dejar de pensar en ello pero también eran personas y tenían derecho a vivir y especialmente a sentir, ellos anhelaban la compañía de alguien que les respetase, que les quisiera pero era complicado dejar todo atrás.
Uno más en la familia
Habían transcurrido unos años desde la llegada de Ilse y su familia a Baviera, todos ellos junto al viejo Johann y su esposa Ramona formaron una familia irrepetible, pero ese cerco se abrió aun más cuando llegó Víctor, un niño que había quedado huérfano ante sus propios ojos. Cuando vieron al niño estaba totalmente embarrado, tenía miedo y apenas hablaba, Ilse fue su salvación.
El niño provenía de una familia judía, él salió de casa con el único propósito de ir a comprar un poco de harina pero a su regreso vio como entraron en su casa y se llevaron a sus padres y hermanos. Él huyó, era el consejo de su madre y así hizo. Él no recordaba que se llamara Víctor pero ese nombre le gustaba, ahora formaría parte de una nueva familia en la que por supuesto la estrella no le marcaba, ahora tenía un nuevo futuro sería el “séptimo” hijo de esa extraña pero gran familia.
Mi valoración personal
Una novela singular, única, una gran narración fruto del esfuerzo y la calidad así es a grandes rasgos Los juguetes de la guerra. Son múltiples las novelas que se han escrito sobre la Segunda Guerra Mundial pero creo que ninguna desde este punto de vista. Aquí las batallas, el nazismo, la persecución no existen, aquí te encuentras el empuje, el amor y el respeto por los demás. No es una novela de buenos o vencidos, es una historia humana de superación, una novela donde la historia transcurre con total brillantez y que no decae en ningún momento.
Para mí ha sido el primer contacto con Carolina Pobla, pero creo que no dejaré de leer su obra. Tengo pendiente de hacerlo con Geranios en el balcón porque creo que siguiendo esta estela no puede decepcionar. Es una novela histórica que no cae en tópicos, la protagonista es una auténtica heroína llena de valor y es que aunque todos los personajes están más o menos bien retratados el personaje de Ilse es insuperable. Esta novela es de aquellas que no te cansas de recomendar, es una auténtica delicia.
Intentaría resaltarle algo más negativo pero me es complicado, creo que todo está bien hilado y tiene un epílogo que emociona porque nos dice que fue de su vida un tiempo más tarde de que todo acabase. En esta novela la autora podía haber expuesto más páginas para rellenar y entonces así la trama habría perdido el sentido, por lo que está todo en su justa medida. Sin duda, una de las grandes novelas de este verano.
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