Emboscada final es la otra cara de la moneda de los legendarios pistoleros Bonnie and Clyde, es la mirada desde el lado de la ley. La cámara se pone a seguir a los perseguidores de la mítica pareja de delincuentes.
Una emboscada es lo que es: una trampa. De alguna manera, se juega un poco sucio y se engaña. Esto sucede en esta película de John Lee Hancock (el director de El novato y The blind side), que cuenta los días previos a la muerte en una carretera de Luisiana (Bienville Parish) de Bonnie y Clyde, a manos de los rangers Hamer (Kevin Costner)y Gault (Woody Harrelson) y su equipo de colaboradores. Aprovechando la “participación” del padre de uno de los gansters (Methvin) de la banda de Clyde, les tienden una emboscada y acribillan su coche Ford V8 a balazos.
Nos encontramos con una desmitificación, en parte, de los famosos delincuentes norteamericanos Bonnie y Clyde. Ellos eran conocidos como los “Romeo y Julieta fuera de la ley” y se decía que eran como Robin Hood, una especie de ladrones amables. Contaban un poco con la simpatía del pueblo. Eran jóvenes, guapos, podían haber sido actores de cine, pero prefirieron dedicarse al robo, asesinato y huida de las autoridades, especialmente entre los años 1932 a 1934.
Trailer de ‘Emboscada final’
La escapada de la Granja Penitenciaria Eastham
La cinta empieza con la fuga de la cárcel de Eastham de Clyde y varios reclusos más con la ayuda de Bonnie.
Ante esta huída de la justicia, vemos a la Gobernadora del territorio intentar convencer a la prensa de que Bonnie y Clyde no son como Robin Hood. “Robin hood no disparó sobre un empleado de gasolinera”, afirma tajante la mandataria. Ellos ya han acabado con unos 6 agentes de la ley, así que hay que capturarlos.
Para la difícil empresa de cazar a dos forajidos tan famosos, se decide “resucitar” a los rangers de Texas y más concretamente a uno de sus más insignes pistoleros, Frank Hammer, interpretado por Kevin Costner. Está muy bien aquí, muy serio, el inolvidable protagonista de “Bailando con lobos”.
Hamer se dedica a la seguridad privada de compañías petroleras. Ahora quieren que haga una misión especial de carretera. De ahí el título original del filme: The Highwaymen.
Hamer irá a buscar a su antiguo amigo, Maner Gault, para ir a coger a los delincuentes.
Antes de eso, el antiguo ranger se entrena disparando a unas botellas lanzadas al aire por unos chicos. Y el resultado no puede ser peor. Sólo le da “un poco” a una.
La persecución por varios estados
Oklahoma, Luisiana, Texas, son estados que recorren los agentes en busca de Clyde y la banda, mientras éstos siguen haciendo asaltos a establecimientos para robar y cometiendo algunos asesinatos de policías que intentan detenerles.
La película es similar a una road movie, con la particularidad de que aquí no vemos a los perseguidos, sino a los maduros Hammer y Gault. Desde este punto de vista, se nos cuenta el otro lado, la otra perspectiva de este suceso americano de proporciones universales, la del lado de la ley. Por mucho que Bonnie y Clyde cuenten con cierto favoritismo de la opinión pública, son unos asesinos que están causando el terror en la época de la Gran Depresión y no queda otra que pararles, vivos o muertos.
Hamer no tiene miramientos: se han desviado del camino recto y deben morir, más que nada para que dejen de matar inocentes.
Después de visitar el hogar paterno de Clyde, después de que se encuentran con el dúo y los persiguen por una carretera polvorienta sin resultado, y después de varias pesquisas y averiguaciones, deciden que lo mejor es tenderles la trampa definitiva, la emboscada final.
La masacre definitiva
Bonnie y Clyde saben que están siendo perseguidos y deciden “buscar praderas más verdes”. ¿Qué significado tiene eso?, se pregunta Frank Hamer. Pues nada más sencillo que ir a otro estado: Luisiana. Es la oportunidad para los rangers.
Hamer y Gault van también a Luisiana y preparan la emboscada. Cortarán la carretera con la ayuda del padre de Methvin, prometiéndole que su hijo quedará a salvo.
Cuando el coche de Bonni y Clyde se acercan al lugar de la trampa, Ivan Methvin, el padre, finge que su rueda está averiada. Clyde decide ayudarle. Y es en ese momento cuando Hamer le da el alto y comienzan los disparos hacia el Ford en marcha de los huidos.
Hay versiones de la historia que dicen que fue uno de los oficiales de Luisiana, Prentiss Oakley, el que inició la rafaga de metralleta hacia el coche. Sea como fuera, la pareja de enamorados, recibió una cincuentena de balazos en sus cuerpos, y el Ford más de 100. Eso es lo que cuentan las crónicas.
Por lo demás, es inquietante la imagen del coche moviéndose porque Clyde lo tenía en primera marcha. Cuando suelta el pie del embrague, el vehículo se mueve hasta que queda parado totalmente por el carrusel de disparos.
Un amargo y cruel final para unos forajidos que basaron su carrera delictiva en las armas. Quien a hierro mata, a hierro muere.
Espectáculo morboso para acabar
La historia finaliza con el remolcamiento del coche a la ciudad de Arcadia, donde cientos de personas esperan para ver los cadáveres de Bonnie y Clyde. Es el momento sensacionalista y morboso de este cuento moderno de la historia estadounidense.
Los agentes legales se hacen famosos y los periódicos quieren hacerles una entrevista a toda costa. Pero para Frank Hamer no hay dinero que valga. Lo que él quería era, nada más y nada menos, que restaurar el orden y evitar que unos ladrones rateros, convertidos casi en héroes por la prensa y la gente, siguieran matando.
Un dato: Al entierro de Bonnie acudieron unas 20.000 personas. Al de Clyde, unas 15.000. Ahí es nada para unos personajes que comenzaron robando una gallina.
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