Una mínima infelicitat. Carmen Verde. Més Llibres. Traducción del italiano de Alba Dedeu
Carmen Verde es una escritora italiana que, con esta, su primera novela, fue finalista del Premio Strega, la historia de una madre contada por su hija y de como la actitud conformista de ambas acaba creando un espacio vital definido como de mínima infelicidad.
Una novela que se inicia con un conflicto sutil entre madre e hija mientras la narradora, la hija, nos cuenta su relación con la madre y nos presenta a los distintos personajes de esta saga familiar. Una novela centrada en la infancia de la narradora y en la figura de la madre, una mujer joven y espléndida y un matrimonio que se ha marchitado.
En la novela la narradora se refiere a sus padres por su nombre y apellidos, como si la narradora pretendiera mantenerlos alejados y mostrarse objetiva. Sin embargo, Annetta no es capaz de hacer una valoración negativa de la relación de sus padres a pesar de haber motivos para ello y se muestra incapaz de darse cuenta de su enorme parecido con sus padres, unos seres que, fuera del rol de padres, aparecen ante ella como unos grandes desconocidos.
Una historia impregnada desde el primer momento de nostalgia y melancolía. Una novela formalmente minimalista, acorde con el argumento. Una novela construida a base de pequeños textos narrativos.
En la novela, Annetta pasa a estar bajo la supervisión de una sirvienta que actúa siguiendo unas directrices autoritarias mientras en la escuela las monjas dan golpes con una vara cuando las alumnas cometen errores. Un personaje, el de la criada, que representa el concepto de envidia, un elemento muy presente en muchas novelas. En la novela, tanto madre como hija tienen un carácter dado a aceptar las cosas por perjudiciales o desagradables que sean. Por otra parte, tanto el padre como la hija, frente a la infidelidad de la madre, hacen ver que no saben nada por miedo a que el conflicto pueda privarlos de ella. Un padre que está poco presente en la novela y que, además, desaparece al fallecer.
Annetta, que vive en una casa que ha pertenecido a su familia por cuatro generaciones, es una niña peculiar. En su fiesta de cumpleaños regala sus juguetes a las compañeras de clase que acuden a su cumpleaños. Por otra parte, la niña, a base de repetirse las propias mentiras de sí misma acaba creyendo que son verdad. Tras la muerte de la madre, esta se le aparece en sueños. La sombra de la locura familiar planea sobre ella.
Una historia en la que también existe una parte relacionada con la decrepitud de la vejez y el cuidado necesario a nuestros padres. Se deja entrever que la enfermedad de la madre fue larga y en algunos momentos agónica y dolorosa, sin embargo, la narradora pasa de puntillas sobre la enfermedad, porque es un libro que, más que una tragedia, que las hay, pero son minimizadas, es como dice el título, el retrato de pequeñas cosas que nos hacen infelices. Digamos que lo que marca la historia es que no hay momentos de felicidad. Imaginamos que los hay, pero no son retratados en la novela.
El personaje de Annetta es un personaje que opta por la obediencia, que opta por evitar el conflicto, que opta por lo mínimo, que no tiene mayor ambición que disfrutar de una mínima infelicidad. La novela más que hablarnos de una infelicidad nos habla más bien de la impotencia de una niña que nunca llegó a ser. El título ‘Una mínima infelicidad’ pone de manifiesto que siempre pensamos en la felicidad y siempre decimos que algo absoluto no existe y, ciertamente la infelicidad absoluta o la felicidad absoluta no existen, de modo que siempre nos moveremos en un espacio intermedio entre la una y la otra y podremos decir que el vaso está medio lleno o medio vacío. O sea, que la novela podría haberse titulado: Una mínima felicidad.