Europa, un circo de oportunistas y charlatanes

No hay ningún líder digno en Europa. Hace tiempo que no lo ha habido y posiblemente no lo haya hasta dentro de mucho tiempo. Creo que hay mucha serpiente custodiando las aves de corral. Meloni, que no es más que una «Mussolini con falda», se ha valido de la prensa italiana para crearse una maravillosa publicidad mediante el alarmismo y el catastrofismo. Como espectadores, un pueblo esperanzado e ingenuo, creyente de cualquier mentira que les haga sentir mejor. Que nos llevará a buscar héroes de falsa capa que ondea banderas y habla a boca llena sobre la familia, pero se mantienen neutros a la hora de verdad.

Es el cuento de nunca acabar. Sale elegida, se convierte en primera ministra, vocifera el himno italiano con fervor, ondea la bandera italiana como si hubiese tomado una colina en una batalla y se llena de orgullo al hablar de valores tradicionales. Todo esto apunta a un cambio, a lo que muchos creen y desean, pero ¿qué ha cambiado? Ni una sola línea de la legislación. Los líderes actuales tienen de media más de 45 años, no se puede esperar que vayan a revolucionar la política, principalmente porque estas personas maduraron políticamente durante el periodo de mayor conformismo de la historia de Europa. Criados en la sociedad de consumo, difícilmente morderán la mano que les da comer. A esto se le suma el gran número de concesiones que deben hacer para mantenerse en sus tronos unos meses más.

Al final no son más que meras marionetas cuyos hilos son manejados por grupos de lobbies que influyen y controlan los medios de comunicación. Un simple gesto de un político que no encaje con la línea de estos grupos sería el desencadenante para ser condenado al ostracismo. Sería apartada de su puesto de trabajo, se le organizaría un boicot a través de los medios, quedaría destruido en segundos, juzgado públicamente sin lugar a ninguna defensa y sentenciado sin más réplica que agachar la cabeza y salir por la puerta de atrás. En el caso de defender los valores tradicionales de los países europeos ocurre este hecho, la prensa los tratará de psicópatas arcaicos anclados en una realidad impensable para sus planes.

Desde siempre se ha asociado a los partidos conservadores de derechas la acción más sensata de cambiar la situación de un país, pero la pregunta aquí sería: ¿dónde están esos partidos? Si miro a mi alrededor europeo, únicamente veo a Orban, cuyas palabras se convierten en hechos. El resto es palabrería barata que solo busca el agradado y la exaltación momentánea del populacho para darle el ascenso a la cima o permitirles calentar su asiento un poco más. Volvemos a Meloni: habla como las derechas, camina como de derechas y escriben textos como las derechas, pero no es de derechas. Siempre habla con fervor sobre los valores tradicionales de Europa, mientras que el LGTB 42+ no ha hecho más que aumentar y no se ha producido ningún cambio a nivel legislativo. ¿Para qué y para quién está dirigido su discurso? Al principio entiendo que lo haga para ascender al poder, pero una vez allí para que seguir con esta palabrería, ¿no sería el momento de actuar? ¿Se ha quedado anclada en el bucle de su voz? Quizás esté atada de manos y su única liberación sea gritar aquello que quisiera hacer, pero no puede. Entonces sería incluso poético el hecho de actuar y fingir sin poder actuar.

Puede que todo esto venga del hecho de que la propia Unión Europea al firmar los documentos fundacionales no incluyese el cristianismo como principio cultural y civilizatorio de la Europa moderna. Es una posición tan hipócrita, cuando en los mismos documentos la subsidiariedad y solidaridad son los principios de la Unión Europea (dos principios católicos), pero se avergüenza y les salen los colores escribir que el cristianismo jugó algún papel en ello. Toda la Unión Europea actual se construye en torno a la negación de esto, los dirigentes políticos tienen miedo de decir que el cristianismo es el marco de los valores tradicionales. Solo hablan de valores abstractos que pudiesen tener algo de conservadurismo social.

Pero si esto fuera poco, encontrar un punto de apoyo en la iglesia católica es ya imposible. Desbordada y sin ser capaz de abordar la cuestión de la sodomía (término que tradicionalmente se ha utilizado para describir actos sexuales antinaturales) parece estar cavando su propia tumba. Los liberales del globalismo huyen del cristianismo como del infierno. Temen este tema como al fuego, porque allí todo está claro y no hay relatividad alguna. Puedes hablar de estas tonterías con ellos, todo lo que quieras, del humanismo laico, del conservadurismo ilustrado europeo, y esto no les asusta en absoluto, porque estás entrando en su campo. Este es el campo de la relatividad, donde no hay verdades trascendentales permanentes.

Ahora están discutiendo sobre si un hombre es un hombre o si puede ser una mujer. Dentro de poco que si es una mujer o si pudiese ser un cactus. Temas fundamentales para el avance de un país, de una civilización. El inteligente señala a la luna, el tonto mira el dedo. Parece ser que el hueco dejado por los izquierdistas y centristas quiere ser ocupado por estos políticos de extrema derecha que han visto su oportunidad de oro en rellenar ese vacío.

Pero si somos realistas, nada ha cambiado en el fluir del devenir político de Europa. Son diferentes colores para un mismo jarrón. Así que en este barro político de oportunistas, charlatanes y aduladores de la no verdad seguiremos esperando que aparezcan entre tanto los verdaderos políticos conservadores. Y serán fácilmente reconocibles, pues sus palabras serán hechos y la idea de volver al principio cristiano se hará patente. Hasta entonces, seguiremos siendo engañados, utilizados y llevados a una muerte de valores más que segura. Pues si se mueve como una serpiente, suena como una serpiente, y parece una serpiente, no esperes a que te muerda para saber que es una serpiente.

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