‘15.17 Tren a París’ es el reflejo fiel del cine del genial Clint Eastwood. Se puede hacer mejor, quizá. Pero él lo hace a su estilo
Siempre me ha gustado Clint Eastwood. No lo voy a negar
No voy a negar que siempre me ha gustado Clint Eastwood. Primero, como actor, después, como director. Creo que este señor, tan americano, tan héroe, tan “chulo” en el buen sentido, con esa pinta entre guapo y matón, ha marcado una época en el cine mundial, una época larga, y además, diría yo, nos ha entregado una visión del mundo plagada de acciones valientes, arriesgadas y al mismo tiempo, inmensamente bellas. Sí, Clint Eastwood es un grande.
Lógicamente, se puede no estar de acuerdo o puede no gustarte ni sus maneras ni sus películas. Puedes creer que son las típicas “americanadas”. A mi me encantan. Y además, le atribuyo la virtud de entretenernos, entretenernos muchísimo con sus historias, que, como él afirma, surgen de aquí y de allá, y no es que se refieran siempre a héroes, sino que las historias que le interesan son las que lleva a la gran pantalla, y normalmente destacan por alguna circunstancia social o personal sobresaliente.
La existencia de un gran acontecimiento definitivo
Es lo que ocurre en ‘15.17 Tren a París’. En las películas de Eastwood, siempre suele ocurrir un acontecimiento que marca un antes y un después. Es así, por ejemplo, en Invictus, donde el partido de rugby marca un antes y un después. O es así en «Million Dollar Baby«, donde la boxeadora es noqueada con el juego sucio para no volver a competir. Lo que hace muy bien este director es el suspense previo a esos eventos, llamémosles definitivos.
En 15.17 Tren a París, este “suspense” previo, la puesta en escena del gran acontecimiento que vendrá después, nos lleva a la vida de 3 jóvenes norteamericanos de viaje de placer en Europa, predestinados a hacer algo “grande” a favor de la humanidad. No tienen muy claro si terminar yendo a París, pero parece que su destino les lleva directamente allí.
Estoy de acuerdo con que la narración previa de la vida de los 3 protagonistas y su viaje en Europa podría haber sido más apasionante, pero creo que Eastwood se lo guarda todo para el final. Y a mi me gusta.
De París al cielo
Anthony Sadler, Alek Skarlatos, Spencer Stone fueron los 3 americanos que en el tren de las 15.17 de Amsterdam a París redujeron a un terrorista cargado con un arsenal de munición como para acabar con todos los viajeros del mismo.
Estaban allí por casualidad. Y estaban allí en el momento preciso. ¿Será que Dios nos tiene guardado a cada uno un destino específico? Así parece ser el caso de Stone, Skarlatos, y Sadler, que siempre habían querido demostrar al mundo que estaban aquí por algo, para hacer una buena acción en favor de los demás, para salvar a la humanidad. Para ellos, París, ese tren a París, es tocar el cielo. De hecho, si la película es fiel a la historia real, Stone fue el que más insistió en ir a París y en el cuerpo a cuerpo con el terrorista, lo bate y termina además salvando a un herido en situación de vida o muerte. El es el máximo héroe. Y además tiene suerte porque hay varios disparos sin bala por ahí en medio. Algo casi milagroso, celestial.
Sus amigos, Sadler y Stone también fueron héroes, por supuesto, golpeando al terrorista hasta dejarlo inconsciente
La emoción con la condecoración de Hollande
Me emociono, como me suele ocurrir la mayoría de veces con Eastwood, con el final y con la entrega de las medallas del honor, la Legión de Honor francesa, a los héroes americanos.
Las palabras del ex Presidente francés Hollande son especialmente entrañables si uno recuerda la ola de atentados en el país vecino por parte del Estado Islámico. “Habéis salvado a Francia, pero habéis salvado a la Humanidad. Porque en una situación así, hay que actuar”.
Lo único que pasa es que «seguramente no todos somos héroes, ni tenemos el valor ni la preparación precisa, ni tampoco estamos en el momento adecuado en el sitio pertinente«.
Creo que en esta película Eastwood ha querido contar una historia de la forma más fidedigna posible, por eso, entre otras cosas, cuenta para el reparto con las 3 personas que vivieron los hechos. Más realidad, imposible.