Cuando la noche cae sobre nuestras ciudades, animales salvajes que han hecho del asfalto su nuevo hábitat recorren nuestras calles sin miradas de transeúntes que los molesten. Es la colonización de los espacios vaciados de humanos por las medidas de contención del Covid-19. La vida salvaje vuelve a las ciudades.
Si vives en el centro de Barcelona, por ejemplo, lo que voy a contarte no te sonará tan raro. En mitad de una de las urbes más cosmopolitas de nuestro país, cuando el sol ya se ha escondido, emergen entre contenedores volviendo la esquina los jabalíes. Alguien lo graba. El vídeo se difunde como la espuma en las redes y todos nos damos cuenta de que la vida salvaje ya ocupa el espacio que le quitamos los humanos hace siglos.
Este hecho, que a priori puede parecer inaudito, no lo es tanto si analizamos la situación. Como cabe esperar, la disminución de la actividad humana en las calles de las ciudades y pueblos, permite que algunas especies como los jabalíes amplíen su entorno y se acerquen a nuevos espacios para conseguir, por ejemplo, comida. Las amenazas que hasta hace un mes veían en los municipios habitados por humanos, han desaparecido. Así que, aprovechan su proximidad a las ciudades y pueblos, sobre todo del entorno rural, para abastecerse de comida y pasear a sus anchas. Vida salvaje.
Zorros en Vigo y la Casa de Campo
Sin embargo, no debemos bajar la guardia, porque en estos días no solo vemos, ni veremos, oportunistas jabalíes en nuestras calles. Las calles y caminos de nuestras localidades serán el nuevo hábitat de otras especies que viven muy cercanas a ellos pero que raramente se dejan ver por el hombre. Este será el caso de los zorros, una especie que vive de forma habitual en las proximidades de Vigo, por ejemplo, y que ya en 2019 se aproximaron a algunos puntos de la ciudad. Lo mismo puede ocurrir en la Casa de Campo madrileña, con un espacio muy cercano al hábitat del zorro.
Aumento de distintas aves
Seguramente en estos días, si has prestado un poco de atención, habrás oído que hemos recuperado el trino de muchas especies de pájaros en nuestras calles. Se ha recuperado la población de gorriones y golondrinas mermada años atrás, sobre todo en las grandes urbes. Ahora le acompañan otras especies que son habituales pero de las que podemos ver más ejemplares por nuestros jardines. Este es el caso de urracas, palomas o mirlos. El aumento de estos últimos animales está muy ligado también al alimento que puedan encontrar en nuestras calles. Por lo que, el servicio de recogida de residuos será determinante en el crecimiento de estos y también de gaviotas en nuestros pueblos y ciudades.
Relacinada con el tema de salubridad está la recolonización de las calles por parte de roedores de diversos tamaños. En realidad, estos animales nunca han abandonado nuestros municipios, la diferencia radica en que ahora salen de sus espacios habituales, como las cloacas, para alimentarse. Sin embargo, es muy probable que disminuya su población, puesto que en estos días no hay tanta suciedad ni basura en las calles.
¿Y ese pavo real?
A la proliferación de aves más o menos conocidas de nuestras calles, se suman otras especies menos habituales que también han querido adueñarse del espacio ahora vacío de humanos.
Este es el caso de Madrid y una bandada de pavos reales que el pasado mes ya recorrieron algunas calles de la capital con sus espectaculares plumajes. La realidad es que estos animales no se han alejado mucho de su hábitat natural, en parque de la ciudad, pero han querido escapar y cambiar hierba por asfalto por unas horas.
Nuestras costas también tienen nuevos habitantes
Pero no solo nuestras ciudades han sido colonizadas de nuevo por especies que hace años no se acercan al hombre. Durante los últimos días, ballenas y delfines se han aproximado de forma natural a nuestras costas. Atracciones que antes había que buscar en nuestros mares y océanos, se aproximan a nuestras playas para deleite de aquellos pocos afortunados que surcan nuestras aguas.
Estas especies ya han hecho acto de presencia en Canarias, pero también en Sant Pol, en Maresme, y en Tamariu (Baix Empordà), entre otros espacios.
¿Estamos preparados para ver más especies adueñándose de nuestras calles y costas?
Lo que asusta no es que aumenten las especies que pueblan nuestras ciudades, sino que aparezcan grandes mamíferos como el oso que pudieron ver los vecinos de Cangas de Narcea días atrás.