Historia de mi palomar. Isaak Bábel. Traducción de Ricardo San Vicente. Editorial Minúscula. 16 €
Historia de mi palomar es el primero de los relatos reunidos en esta colección de aire autobiográficos. Está dedicado a Maksim Gorki, es decir al primer gran escritor que reconoció el talento de Bábel. Es un cuento magistral. Un niño judío alberga el profundo deseo de construir en su casa un palomar, de llenarlo de parejas de palomas. Su padre le dará el dinero necesario si consigue acceder a la escuela. Para lograrlo necesita notas de sobresaliente. Es judío, y los judíos tienen una cuota en la escuela. Solo unos pocos alumnos de entre ellos tendrán plaza. De los cuarenta judíos, solo dos. El cuento se desarrolla en el ambiente del pogromo de 1905.
La memoria y la inteligencia
Bábel vino al mundo en una familia de comerciantes judíos. Vivían en el gueto de Odessa. Pronto dio muestras de un talento extraordinario. También de una gran capacidad para fabular. La memoria y el conocimiento eran las dos únicas vías para atesorar algo que nadie te podría quitar si eras judío. «Los maestros, a pesar de sus argucias, no podían desposeerme de mi inteligencia ni de mi insaciable memoria», cuenta el narrador de Historia de mi palomar.
En el pogromo su abuelo es asesinado. Como otros cuatrocientos judíos que fueron masacrados por ciudadanos rusos, griegos y ucranianos. Por supuesto con el apoyo de la policía y del ejército. En el cuento se narra la indiferencia de las tropas que asisten a la matanza. Los cuentos de Historia de mi palomar recrean el mundo judío de la infancia de Bábel, los primeros amores, sus inicios en la literatura (El despertar, más abajo en video), el origen de su pasión literaria por Guy de Maupassant. También los primeros años después de la revolución leninista. La misma revolución que le devoró. Es terrible leer al final de su cuento El camino, esta frase: «Así empezó, hace trece años, mi formidable vida, llena de sentido y alegría». Unos años después (1939) fue detenido, acusado de una montaña de mentiras, y fusilado. El proceso lo recuerda con detalle Vitali Shentalinski en Esclavos de la libertad. Los archivos literarios del KGB.
Asesinado en las purgas de Stalin
En los escritos que se conservan de Bábel, los que no fueron destruidos por la policía política soviética antes de ser asesinado en 1939, se puede rastrear la intención de una novela autobiográfica. Estos relatos serían parte de ese proyecto. Pero la inclinación de Bábel por mixtificar su vida, su capacidad para fabular, los ponen más del lado de la ficción que de la memoria. Más cerca, como escribe Ricardo San Vicente en el epílogo, de «una antiquísima tradición literaria, manipula la realidad para acercarnos a la esencia de las cosas, para, a través de lo ben trovato, hacer que nos asomemos a lo vero«. La obra de Bábel tiene una gran influencia de Flaubert y de Maupasant. San Vicente firma además una traducción excelente de esta obra.
El primer escritor que reconoció su talento fue Gorki. A él llegó después de probar suerte con muchos editores que rechazaron su obra. Bábel es a la vez un gran cuentista y un gran cronista. Su obra Caballería roja describe con crudeza en sus relatos la experiencia en el frente polaco. Crudeza totalmente alejada del realismo socialista y de la épica que dictaba el poder como único registro literario. Fue el apoyo de Gorki el que permitió la publicación de Caballería roja. Antes había publicado los Cuentos de Odessa, una colección de relatos de los bajos fondos del gueto de Moldavanka. Toda su obra tiene esa amalgama entre realidad y ficción, esa fuerza de la descripción de la realidad pasada por una óptica que le añade fuerza, lirismo, poesía y grandes dosis de humor.
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