Autor: Emily Carroll, Nº Págs. 208, Editorial: Sapistri, Tapa blanda con solapa, Año de edición: 2015, Traducción: Inga Pellisa, PVP. Segunda mano: 131,40 euros
La casa del vecino, La dama de las manos frías, Y la cara toda roja, Mi amiga Janna y El nido, además de un preámbulo y un epílogo a modo de resumen, son las cinco terroríficas historias que forman parte de este volumen de Emily Carroll, unidas bajo el título común de Cruzando el bosque, con las que una vez más nos adentramos en la macabra imaginación de la muchas veces premiada autora. Cinco historias que prometen hacernos temblar de miedo en nuestra habitación, mejor bajo la luz de una vela.
Entrar en los escalofriantes bosques de Emily Carroll sin pensárselo dos veces significa darse de narices con un abismo tenebroso en el que los monstruos se encuentran en su hábitat, y en el que el lector se puede topar con espíritus, encantamientos, demonios sin cabeza y castillos embrujados, todo bajo la notable influencia del imaginario de Stephen King y la tradición victoriana.
Vino de dentro del bosque, como todo lo extraño
Tus peores pesadillas vienen de dentro del bosque, como las de las chicas protagonistas, y eso Carroll lo sabe y lo explota, haciendo que te sumerjas en lo más profundo mientras el corazón se te va encogiendo poco a poco. Lo hace de la mano de cinco historias muy bien llevadas y angustiosas, y de unos dibujos que son una auténtica preciosidad; desconcertantes y bellos.
Los diálogos son pocos, los justos para acompañar a lo fundamental del libro, que son los fantásticos dibujos. Las viñetas están hechas con una paleta de colores bastante oscuros y, por supuesto, el rojo, el color de la sangre. Así, la autora va manipulando tu mente para que te adentres en un bosque escalofriante en el que disfrutarás de un auténtico espectáculo visual. Estéticamente es un libro precioso para tener en la estantería.
Un solo hilo conductor
Cada una de las historias de Cruzando el bosque toca un aspecto distinto del terror, ya de manera explícita o implícita, y con un enfoque diferente, pero todos ellos poseen un único hilo conductor del que se nos habla en el preámbulo: la relación entre oscuridad y terror, que forma parte de los miedos infantiles atávicos de la humanidad. El miedo a lo que no se ve, a lo que no podemos tocar, a lo sobrenatural y, cómo no, a la muerte.
Mención aparte merece el epílogo, un guiño al tradicional cuento de Caperucita Roja pero que nada tiene que ver con el que todos conocemos. Y lo fundamental es que constituye todo un aviso a navegantes en el que se nos recomienda tener mucho cuidado en la vida y no tentar a la suerte, porque la maldad tiene muchas formas y agazapada, espera pacientemente a saltar sobre nosotros en cualquier recodo del camino.
Cruzando el bosque ha sido galardonada con un premio Eisner, uno de los más prestigiosos de la industria editorial del cómic y la novela gráfica, pero no es la única obra de esta autora premiada, lo que convierte a esta escritora y dibujante canadiense en alguien esencial para los amantes del terror gráfico.
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