Año luz. Álvaro Tato. Ediciones Hiperión
Álvaro Tato confiesa en alguna entrevista que su vida está envenenada por los clásicos y su Año luz, escrito durante la pandemia y publicado por Hiperión, es una muestra rigurosa de esa afirmación. Tato bebe clásicos, respira clásicos, y su escritura es una actualización de los clásicos, sus ideas y sus formatos. Desde la apertura de Año luz, Tato confiesa su enamoramiento de Lope de Vega: «Yo invento, Amor escribe, el tiempo lima».
Formas secretas de la alegría
Y así va surgiendo una poesía de verso musical, de fondo generoso, llena de vitalidad, de amor, de humor, de risa: «atrévete a vivir como tú quieras, ríe de una vez por cada vez que llores, siembra un jardín que dé frutos y flores en este estéril páramo de fieras».
Se aferra a los instantes/luz de la vida, a la «forma secreta de la alegría», cuando leía en las horas de la siesta con la música de fondo de las chicharras: «Hoy sé que mi jardín se ahogó en comento, sé que todo se va y se acaba todo, sé que solo era un niño quimerista, pero al escrivivirte aquel momento quiero creer, lector, que de algún modo sigo leyendo allí aunque no exista».
En torno a los clásicos
Y siempre la pasión por los clásicos, en las formas, «creer que el mundo en un soneto cabe», como en la vitalidad creativa: «cumplir un sueño y no querer que acabe, vivir miles de vidas. Esto es un clásico. Quien lo probó lo sabe». No olvida sin embargo la desazón del olvido «vives casi olvidando que estás hecho de olvido, que no tienes sentido pero lo vas buscando». Pero el poeta se blinda ante la tristeza del desamor y de las cosas que se perdieron: «corazón triste que se vuelve a romper pero resiste».
Y en toda la poesía que contiene Años luz hay un sentido dionisíaco, de exprimir la vida, de vivirla en sus inmensas posibilidades, de sentirla con juventud permanente. El libro termina con un soneto de agradecimiento a dormir más de la cuenta, al placer de no hacer nada, «doy gracias al orgasmo y al lector, doy gracias a quererla y que me quiera, doy muchas gracias a la poesía».
Escrito en la pandemia
Año luz está escrito en la pandemia. No hay alusiones al confinamiento. Alguna hay a la muerte: «Entre dolores leves, nuevas canas, arrugas, panzas, granos inconfesos, repentinas noticias de decesos de gentes cada día más cercanas«. Tato aprovechó el asilamiento para escribir y recordar otras obras escritas en aislamiento. También para intuir que habrá más libros sobre este tiempo de reclusión: «Surgirán miles de libros, obras y piezas en torno a la pandemia; quedarán, como siempre, las que sinteticen las emociones, pensamientos y sentimientos en una forma expresiva que las haga inolvidables y eternas. En medio de los días de confinamiento, estuve buscando en mi biblioteca los ecos de grandes encierros (confinamientos, prisiones, asedios, sitios, guerras,etc) en la literatura clásica… y me di cuenta de que prácticamente todas las grandes obras y autores de la cultura literaria europea han pasado por una experiencia similar. Desde el calabozo de Cervantes hasta la peste londinense de Shakespeare, desde la Tebas de Edipo hasta la Florencia del Decamerón, desde el lamento de Antígona al de Segismundo, la privación de la libertad y la calamidad colectiva han supuesto los ejes de las grandes obras».
El autor
Álvaro Tato (Madrid, 1978) es escritor, actor y dramaturgo, miembro fundador de la compañía Ron Lalá; sus espectáculos han realizado giras por veinte países con docenas de premios y distinciones.
Es autor de diversas versiones para la Compañía Nacional de Teatro Clásico: El castigo sin venganza de Lope de Vega (2018; dir. Helena Pimenta), El banquete (varios autores, 2018, dir. Helena Pimenta y Catherine Marnas), La dama duende de Calderón de la Barca (2017, dir. Helena Pimenta), El perro del hortelano de Lope de Vega (2016; dir. Helena Pimenta) y El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca (2015; dir. Helena Pimenta; candidato al Premio Max 2015 Mejor Versión/Adaptación Teatral) y ha escrito espectáculos como Todas hieren y una mata (Ay Teatro, dir. Yayo Cáceres, 2019), Zarzuela en danza (Teatro de la Zarzuela, 2019; dirección y coreografía de Nuria Castejón), Ariadna. Al hilo del mito (2020; dirección y coreografía de Rafaela Carrasco) Nacida sombra (2017; dirección y coreografía de Rafaela Carrasco), Comedia multimedia (2016; dir. Yayo Cáceres), Ojos de agua (2014, con Charo López; dir. Yayo Cáceres) y El intérprete (2013, con Asier Etxeandía); su obra dramática está reunida en Siete otras vidas (2018, Ediciones Antígona) y en Todas hieren y una mata (2019, Ediciones Antígona).
Ha publicado los libros de poesía Año luz (2021), Vuelavoz (2017), Zarazas. Coplas flamencas reunidas (2015), Gira (Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández 2011) y Cara máscara (Premio Hiperión de Poesía 2007), entre otros.
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