A ver si pasando este artículo a las personas que me preguntan por qué no veo series logro explicar mi postura sin tener que repetirme una y otra vez
Cada vez que alguien descubre que me gusta el cine, que escribo sobre cine, que incluso he escrito algún pequeño corto… el siguiente paso es hablarme de la última serie que ha visto. Y cuando, entre la sorpresa y el horror, descubren que no comparto su pasión, siempre me preguntan por qué no veo series.
Tras esto llega el bombardeo de no sabes lo que te pierdes, hay cosas de mucha calidad, si estás en el audiovisual tienes que ver series, la gente ve más series que películas, y así podemos seguir.
Voy a intentar razonarlo. No es que deba hacerlo, pero igual me resulta práctico. Así compartiré un enlace a este mismo artículo cada vez que alguien me pregunte.
Primera razón de por qué no veo series. No tengo tiempo
Sinceramente, uno ha de elegir. Yo, (como hacía el mítico maestro Bergman, y no, no intento compararme) veo 5 películas en el cine cualquier semana. Y como uno además trabaja y no vive de esto, si quiere sacar rato para escribir, para algo de vida social… pues hay que elegir y elijo el cine… y además elijo ver cine en el cine… para mayor escándalo. Otro día espero escribir un artículo explicando por qué ir al cine es un acto revolucionario.
Las series además se extienden durante un tiempo excesivo y, a menudo, indeterminado. Y yo, generalmente, prefiero las narraciones de duración contenida. La actual moda de que una película dure dos horas y media o más me parece una tendencia completamente errónea, admitiendo que hay excepciones justificadas.
El formato narrativo, la naturaleza episódica
Menos importante que el tiempo es el formato narrativo. Creo que el principal motivo de por qué no veo series es que considero que todo el formato narrativo es erróneo. Y es por eso que no me interesa y no le dedico mi tiempo. Aunque todo gira en torno a estos mismos conceptos, voy a tratar de desmenuzarlo.
Cuéntame una historia
La mayoría de las series quieren contar, y cuentan, demasiadas historias, tienen demasiadas subtramas, demasiados personajes, demasiados detalles de cada uno… por favor, cuéntame UNA historia. Si hay CIEN historias, es como si no hubiera NINGUNA historia. Esto se debe a que sus mastodónticas duraciones han de ser rellenadas de algún modo. Y rara vez este relleno es de relevancia.
Entrar y salir… y entrar.. y salir…
Mi idea con una historia, especialmente en el audiovisual, es entrar en ella y salir de mi mundo, vivir otras vidas, salir de la historia y reflexionar sobre las cuestiones que se han planteado.
En el caso de una serie, entro en una historia, salgo de mi mundo pero casi antes de estar totalmente sumergido ya estoy emergiendo. Una semana después se repite el proceso pero con menos tiempo pues se da un resumen para no perder el contexto. Es decir, que en torno al 10% o más del tiempo de una serie es puesta en contexto.
Para evitar esto, hay quién ve temporadas completas en modo maratón. Pero entonces deja de tener sentido el carácter episódico, habría que montar la serie como una película de 6 horas, por decir lago. ¿Y quién aguanta 6 horas sin pausas, sin distracciones, máxime en casa?
Lo que intento decir es que es complicado estar sumergido en ese mundo, viviéndolo como propio porque el tiempo de entrar y salir se comen buena parte de la duración. Y si lo vemos en modo continuo, será complicado que no nos distraigan los cortes, las introducciones del siguiente episodio, y las necesarias pausas cuando queremos disfrutar un espectáculo de muchas horas.
El subtexto… o la ausencia de éste
Toda buena narrativa, sea cine, teatro, novela… está dotada de un subtexto, es de lo que trata verdaderamente la historia, aunque no se nombre. Podríamos decir que es una moraleja si se prefiere. Para entendernos, ni Moby Dick va de barcos balleneros ni La Ilíada versa sobre la guerra de Troya.
¿Pero, en el caso de una serie, dónde termina la historia principal? ¿Incluso, cuál es la historia principal? ¿La reflexión queda en el final de temporada, al final de la última temporada, en el final de cada capítulo? ¿Cómo puede haber subtexto si nunca hay final o si el rumbo de la historia puede depender de los datos de audiencia? No lo sé y, sin subtexto, la narrativa se queda en muy poco.
Planteamiento, nudo y desenlace, sobre todo desenlace
La narrativa tradicional tiene planteamiento, nudo y desenlace. Hay gente genial que lo mantiene pero lo desestructura (cambia el orden o mezcla elementos de esos tres bloques). Y gente supuestamente aún más genial que simplemente los ignora. Pero las historias alrededor del fuego siempre han contenido estos elementos… incluyendo una moraleja (que en el caso del subtexto no es o no debe ser explícita).
Bien, si la serie ha de generar interés desde el principio, ha de poner en marcha la historia al principio, al tiempo que nos da el contexto de los protagonistas… así que con frecuencia es complicado distinguir con claridad el planteamiento, el nudo y el desenlace. ¿Por qué? Porque los tres van entrelazados desde el primer episodio hasta el último. En general estamos en el nudo desde el primer episodio y los caracteres y sus circunstancias previas se conocen durante el desarrollo de la serie.
Pero además, como a menudo no sabemos si una serie termina, si habrá otra temporada… es bastante común que no haya verdadero desenlace… para poder continuar, si conviene, otra temporada. Estiramos y estiramos la historia, a menudo muy alejados de la idea original, mientras la audiencia aguante.
El estilo… que va variando… o la falta de carácter autoral
Las series sufren el mismo problema que muchos blockbusters, muchas cucharas para un plato. Al ser tan largas, hay series que comienzan con un director genial, por ejemplo Guillermo del Toro en The Strain, pero van pasando por diversas manos, episodios dirigidos por estrellas. En el ejemplo mencionado más de 15 directores distintos y más de 10 guionistas o coguionistas. Son inevitables los cambios de tono, de estilo, y es muy difícil mantener una unidad creativa, una visión si se quiere expresar así.
Una técnica, que no me simpatiza, es ir incorporando personajes a media narración para añadir sub tramas. Estos nuevos personajes y sub tramas no existen tanto para reforzar la trama principal o el cambio de los protagonistas como para ir alargando la historia.
A esto se suma otro elemento, la modificación de las historias en función de la audiencia. No es extraño que los guiones de las series se vean modificados en función de las opiniones en redes sociales, datos de audiencia… algo como la modificación del montaje o el reshooting de escenas de los blockbusters basándose en las opiniones de focus groups. Esto priva a ambos, series y blockbusters, del carácter autoral.
La duración. ¿Qué duración?
Como comentaba a lo largo de todo el texto, la duración de las series es demasiado larga. Pongamos 8 episodios de 45 minutos, 6 horas para contar una historia. Pero amén de su enorme extensión está la indefinición de su vida en el tiempo. Podemos tener otra temporada, o no tenerla. Nunca se puede saber.
Los anzuelos y las cancelaciones
Es frecuente que una serie acabe incompleta, y nos obligue a ver la siguiente temporada. Es lo que llamo los anzuelos.
Pero tampoco es extraño que la productora decida cancelar la serie, y nos quedemos colgando del andamio y sin escalera. Aunque no cierra la historia, la productora no suele ceder los derechos a quién quiera hacerlo. Las dichosas cancelaciones tienen eso.
La convivencia entre series
Ves una película, comienza, termina. Ves la siguiente… Comienzas a ver una serie, no termina, y sus episodios coexisten con otros muchos episodios de otras muchas series. La misma gente que me pregunta cómo veo a veces 3 películas en un día es la que en una semana está viendo fragmentos de 3 o 4 narrativas.
En conclusión. ¿Por qué no veo series?
A pesar de tener a menudo elevados valores de producción, que en algún caso han percolado hasta el cine (véase el caso de The Mandalorian y el invento del Stagecraft que ha revolucionado los rodajes y está sustituyendo los chroma), las series padecen una serie de problemas derivados de su propia naturaleza episódica y de la indefinición de su duración en el tiempo.
En mi opinión, pueden llegar a ser entretenidas pero, por múltiples motivos, rara vez logran ser una buena narrativa.
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