Al leer el titular de un periódico, Mortimer se sobresaltó: Invitaba a ‘Resetear el optimismo toxico’. ¿Puede ser tóxico el optimismo? Lo que le pareció a él era que eso lo había escrito alguien dominado por los refranes más cañís como ‘piensa mal y acertarás’.
Si todos y todas acertamos cuando pensamos mal de los demás, tenderemos a pensar que cualquier optimismo puede ser tóxico, con lo bien que viviríamos si fuéramos cada vez más optimistas con aquello que nos sucede, en vez de renegar de todas las cosas, incluso de las que, a primera vista nos parecen buenas, o no digamos si nos parecen muy buenas. ¡Qué escándalo!
Otro refrán que se lleva mucho cuanto más incompetente seas, es el de: ‘piensa el ladrón que todos son de su condición’. Como si nadie pudiera ser honrado mas que cuando lo aparenta. O como si todos nos dedicáramos a engañarnos unos a otros, poniéndoles a los demás la cara bonita, mientras pensamos en qué es lo que podemos hacer para quedarnos con algo suyo, sin que se enfaden demasiado, y sin que perciban que vamos a por ellos.
Con lo fácil que sería pensar que la mayor parte de los demás son bastante buenos, aunque algunos no lo sean. La política, los negocios o la cultura ganarían mucho sin tanta suspicacia, que es la enfermedad a la que nos han llevado los que piensan mal para acertar, y como desde sus puestos privilegiados roban todo lo que pueden, se creen que todos somos así. ¿Hace falta de verdad resetear el optimismo?.
