Cuando Suiza «cancela» a Depardieu

La televisión pública suiza elimina de su programación las películas protagonizadas por Gérard Depardieu. La arbitraria decisión genera una polémica nacional.

El domingo 31 de diciembre la RTS (televisión pública suiza de lengua francesa) anunció una medida que iba a convertirse en un verdadero “tsunami”. Se trataba de la decisión de “suspender” de su programación todas las películas que tuvieran a Gérard Depardieu como protagonista. Pero quizás sería necesario recordar algunos hechos que “explican” esta arbitraria medida tomada por los precavidos suizos.

depardieu

En diciembre se difundió un reportaje, filmado en Corea del Norte, en el que Depardieu era visto haciendo comentarios groseros de naturaleza sexual. El momento más escandaloso fue cuando, mirando a una niña de 10 años hacer equitación, comenta que “a las mujeres les gusta andar a caballo porque la montura les frota el clítoris y eso les da gustito”.

El documental estaba producido por el escritor Yann Moix (otro intelectual francés crucificado por afirmar que “las mujeres de más de 40 años no pueden ser atractivas sexualmente”) y las frases polémicas del monstruo sagrado del cine francés habrían sido “robadas” sin conocimiento de la productora.

A partir de la difusión de las groserías del actor, se inició una tormenta que aún no acaba. Desde la izquierda “woke” y el feminismo radical comenzó de inmediato un “linchamiento” público de dimensiones pocas veces vistas. De hecho, las frases de Depardieu recordaron una denuncia por violación y otra de abuso sexual. Acerca de las cuales ningún juez se ha pronunciado ni hay sentencia alguna en su contra.  

Tal fue la violencia de los detractores de Depardieu que un grupo de 56 estrellas del cine francés se vieron obligadas a defender a su colega. Entre los firmantes de la carta abierta se cuentan estrellas del calibre de Fanny Ardant, Charlotte Gainsbourg, Carla Bruni, Pierre Richard, Nathalie Baye, Jacques Dutronc, Charlotte Rampling, o Carole Bouquet, entre otros

Pero el escándalo iba a alcanzar proporciones políticas con la defensa que hizo del actor el presidente de la República. El 20 de diciembre, en una emisión de máxima audiencia, Emmanuel Macron afirmó que “nunca iba a participar de una caza al hombre”; que Depardieu es “un orgullo para Francia” y que “solo los jueces” deben pronunciarse si hay delito. El presidente respondía así a quienes exigen que se retire la Legión de Honor al mítico actor galo.

Los defensores se encontraron acto seguido con una contra tribuna de condena al actor, firmada por la friolera de 5.000 artistas. En su inmensa mayoría, jóvenes y casi desconocidos. Lo que alimenta la idea de “grieta generacional” y simboliza la lucha entre una vieja “aristocracia” de actores privilegiados, opuestos a los jóvenes “sans culotte” de la cultura. Es en estas circunstancias que la televisión suiza decide eliminar de su programación las películas protagonizadas por Gérard Depardieu.

¿Censura de Estado?

Una de las preguntas clave que se hacen las voces críticas en Suiza es cómo puede ser que un medio de Estado, supuestamente neutral, pueda arrogarse el derecho de decidir lo que adultos responsables puedan ver en sus horas libres. Máxime cuando el protagonista del drama no ha sido aún juzgado ni condenado por ningún delito.

Otras voces críticas comentan – acertadamente – que el cine es una creación colectiva, y que “cancelando” a Depardieu, lo que se elimina en realidad es el trabajo de los realizadores, guionistas, técnicos, actores y actrices que han hecho posibles esas películas. Un verdadero castigo colectivo y una injusticia flagrante.

“La RTS quiere elegir en lugar del público, infantilizándole sobre un fondo moralizador”, afirma el diario de Ginebra “Le Temps”. Otro ex productor de la RTS va más lejos, sentenciando: “Esta decisión es grotesca y absurda. La función de la televisión pública no es dar el catequismo”.

Lo divertido del caso es que nadie en la RTS se hace responsable, y se van pasando la pelota unos a otros. La dirección afirma no haber tomado la decisión, ni el jefe de programación, ni ninguno de los comités que gestionan el ente público. Dicho sea de paso, un estudio independiente afirma que el 78 % de suizos están en contra de la medida de censura.

Cabe recordar que en Suiza todos pagan un impuesto anual por recibir la señal de radio y televisión. Esta tasa es actualmente de unos 350 € anuales, pero desde hace tiempo numerosas voces críticas piden su rebaja. La campaña “200 francos ya es suficiente” (orquestada por la derecha nacionalista) celebra la presente situación, porque demuestra la desconexión total del ente público con los intereses de la gente. No son pocos los que afirman que la RTS “se ha pegado un tiro en el pie”, poco antes de una decisiva votación al respecto.

En cualquier caso, censurando la obra de Depardieu la RTS borra de un plumazo la presunción de inocencia, pilar fundamental de nuestro sistema jurídico. Como resume el periodista suizo Antoine Menusier en la revista digital “Watson”: “Nadie está por encima de la justicia, pero tampoco nadie debería ser privado de ella”.

Rodrigo Carrizo Couto
Rodrigo Carrizo Coutohttps://rccouto.com/
Periodista, fotógrafo y videasta, empieza su carrera cubriendo el hundimiento de la URSS. A partir de 1992 colabora con la revista Ajoblanco y diversas agencias. Entre 2003 y 2018 trabaja para el diario El País. Ha colaborado con la Swiss Broadcasting, La Nación, Clarín y diversos diarios y revistas de Europa y América. Vive en Suiza.

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