Ahora que vemos tantas guerras por medio mundo, puede resultar interesante la película ‘Forrest Gump’(1994) de Robert Zemeckis, porque narra lo poco que pega una guerra para intentar resolver los problemas de la gente.
El protagonista, que tiene una discapacidad intelectual desde siempre, se ve sometido a una guerra permanente con los que le insultan y se ríen de su discapacidad, desde los vecinos del pueblo, hasta sus compañeros de estudios, o la mayor parte de la gente con la que le ha tocado convivir.
A pesar de todo, un encuentro con una niña de su edad en el autobús que les lleva a los dos al colegio, hace que se reconozca en ella como una persona que le entiende de verdad, y que les llevará a un amor perdurable, en medio de las infinitas vicisitudes de la vida de los dos, a lo largo de toda la película. Ahí ya se ve que la discapacidad no es un obstáculo para la inmensa fidelidad del protagonista con la gente con la que llega a convivir, mientras que los ‘capacitados’ son mucho más violentos.
Cuando llega la guerra de Vietnam y se ve obligado a alistarse, contra todo pronóstico. En esa parte de la película se revela como la guerra cambia a muchas personas para siempre, aunque no sirva para resolver nada verdaderamente serio. Aunque a él no le cambia y sigue siendo fiel a los consejos de su madre y a las promesas que ha establecido con alguno de sus amigos en medio de tantas turbulencias.
Como tiene una complexión fuerte, a pesar de su minusvalía, o tal vez gracias a ella, es capaz de sobrevivir, a pesar de la cantidad de gente que le desprecia. Y posiblemente esa sea la razón que le haga más fuerte para poder vivir en este mundo tan aparentemente civilizado, que se lía cada poco tiempo en las violencias de una guerra y otra. Es una historia magnífica de cómo se puede llevar la paz y compartirla.