Urtain. Retrato de una época. Felipe de Luis Manero. Pepitas de calabaza
‘Urtain’ es una crónica sobre la vida del mítico boxeador vasco, firmada por el periodista madrileño Felipe de Luis Manero. Una historia que se inicia con una tragedia, la muerte del padre de Urtain a los cuarenta y nueve años, y que termina con una tragedia, la muerte del boxeador a los cuarenta y nueve años.
El libro nos cuenta sus inicios como levantador de piedras y como con veinticuatro años, a pesar que no ha boxeado nunca, le hacen una oferta que no puede rechazar. En la primera pelea buscan a un boxeador desconocido, al que incluso le cambian el nombre.
Urtain no deja de pelear y de vencer, pero lo hace siempre contra rivales de cuarta y quinta fila. Su marca personal no deja de hacerse más y más grande. Es un negocio redondo y sin riesgo. Y se va a vivir a Madrid. Aquí hará dos grandes amigos: Pedro Carrasco y Perico Fernández.
En su primera disputa por el campeonato de Europa las calles están desiertas para ver el combate y apoyar a uno de los nuestros. Es un evento social de primer orden retransmitido por la televisión. Tras un durísimo combate gana. La prensa extranjera denuncia que su contricante alemán se vendió y Urtain comienza a hacer anuncios publicitarios. Franco lo llama a su presencia.
Como su mujer no quiere venir con los niños a Madrid acaba siendo su hermana la que se traslade a la capital. Pierde el campeonato de Europa y aparecen las críticas por las noches de juerga. Cambia de mánager y se va a América y vuelve con el rabo entre las piernas. Inicia una relación seria con Marisa.
Termina su carrera con una derrota con Evangelista en 1976. Intenta montar un bingo en Benidorm y se mete en la lucha libre con cuarenta años. Algunas grandes marcas publicitarias siguen trabajando con él. Se muda a Burgos para emplearse en una discoteca. Una noche un sargento de artillería lo encañona con una pistola.
Con su hermano monta un restaurante cerca de Sevilla. Al principio parece que funciona, pero Urtain tiene problemas con el alcohol. Tiene un accidente de coche y vuelve a salir en la prensa. Vuelve a Madrid para un proyecto que no se realiza y, cuando ya están prácticamente ahogados económicamente, monta un restaurante con unos conocidos. Urtain debe estar en el restaurante para atender a los clientes que acuden para verle a él, pero él está disperso y los echan.
Urtain, como tantos otros hombres, es alguien que tiene muchas ideas, muchos sueños, pero cuando intenta llevar estas ideas a cabo, sus ideas se hunden como puentes de paja sobre el abismo.
Comienzan las discusiones con Marisa. Ella acaba por marcharse. Dieciséis días después, el 21 de julio de 1992, se suicida. La tumba de Urtain no existe. Nadie renovó la concesión municipal.
Un libro triste enfocado a partir del trágico final, el cual tiñe toda la narración de los hechos con una extraña oscuridad.
