Si dispones de un circuito de velocidad, cómprate las dos versiones del nuevo Porsche GT3. Si no, yo me inclino por la versión Touring, que es casi lo mismo, pero sin alerón. Un coche con el que disfrutar de la conducción hasta decir basta y con el que disfrutar también de tus desplazamientos diarios.
Porsche eleva la deportividad a un nuevo nivel con los nuevos 911 GT3 y su hermano más discreto, el GT3 Touring. Si el GT3 grita “aquí estoy” con su gran alerón fijo y su aspecto de coche de carreras, el GT3 Touring susurra “tranquilo, yo sé lo que llevo dentro”. Para aquellos que preferimos una versión elegante y sutil, el Touring se perfila como el compañero de viaje perfecto.
En ambos modelos, Porsche mantiene su motor bóxer atmosférico de 4 litros y 510 CV, que acelera de 0 a 100 en poco más de tres segundos y alcanza más de 300 Km/h. Hay modelos 911 menos deportivos y con más potencia. No pasa nada, el GT3 es otra cosa, otro concepto. No todo en un coche es máxima potencia.
La diferencia entre estos dos hermanos (GT3) está en cómo se presenta cada uno: El de “las carreras” va siempre con su enorme alerón; el “elegante” va dejándonos disfrutar de cada centímetro del asfalto, enlazando una curva detrás de otra con gran precisión y sin que nos señalen al pasar.
Es verdad que ese alerón gigante es muy útil en las carreras, pero también es verdad que la mayoría no tenemos previsto competir con nuestro coche en ninguna carrera. Lo que sí que solemos hacer es circular por ciudad y por carretera, incluso aparcar. Y en estos casos, ese alerón solo sirve para que alguien deje algo encima cuando aparcamos.
El GT3 Touring riza el rizo del estilo. Mientras que el de los alerones apuesta por un diseño de cabina puramente deportivo, el elegante viste su interior en cuero, rebosando clase sin prescindir de la funcionalidad imprescindible en este modelo. Además, puedes optar por añadir asientos traseros, algo poco frecuente en estos modelos, y que suma puntos si llevas un estilo de vida en el que la familia también cuenta.
A nivel de prestaciones, los dos ofrecen la auténtica experiencia de conducción exclusiva de Porsche, con una suspensión de alta precisión y una aerodinámica ajustada a la perfección. El hermano GT3 elegante no tiene alerón fijo, pero en su lugar integra un sistema extensible que se despliega cuando es necesario. Así que, aunque mantengas el perfil bajo en el exterior, el coche sigue siendo capaz de pegarse al suelo cuando realmente hace falta.
Los dos GT3 cuentan con cambio automático de doble embrague y 7 velocidades, pero si eres un purista de la conducción, puedes optar por el cambio manual de 6. Esta opción, combinada con el rendimiento y sonido únicos de su motor atmosférico, nos ofrece una experiencia que solo Porsche puede ofrecer.
El GT3 Touring con cambio manual se me antoja como el coche deportivo definitivo, puro y sin elementos “tuning” que distraigan. Eso sí, sus llantas de magnesio y su construcción ligera ahí están para ofrecer el máximo rendimiento. Este coche es perfecto para disfrutar de una conducción ágil y precisa en cualquier carretera, donde el equilibrio y el control importan más que el aspecto.
Creo que este coche tiene todo lo que necesitas para combinar la vida cotidiana con una conducción deportiva de máximo nivel. Su hermano de carreras se enfoca a quienes prefieren una estética más agresiva y pura para los circuitos, o para dejárselo al aparcacoches del restaurante de moda. Respetable.
Lo mires por donde lo mires, las dos versiones son brutales: una de carreras y la otra que quita alerones para añadir un toque de elegancia pensando en el que no necesita exhibirse, y suele salir a cenar en taxi.