El cerebro en busca de sí mismo. Santiago Ramón y Cajal y la historia de la neurona. Benjamin Ehrlich. Prefacio de Fernando de Castro Soubriet. Traducido por Sira Casariego Córdoba.
El relato de la ciencia es, con demasiada frecuencia, un inventario de descubrimientos presentado con la sequedad de un manual de anatomía. Pocos autores se atreven a contar la ciencia como una gran narración humana, llena de pasiones, desafíos y derrotas. Benjamin Ehrlich ha logrado con El cerebro en busca de sí mismo un raro equilibrio entre el rigor biográfico y la vibración literaria. La obra, que acaba de ser editada en España por Ladera Norte, se convierte de inmediato en la referencia esencial para comprender la vida y la obra del mayor científico que ha dado nuestro país. Mientras esperamos que la administración cumpla su promesa de levantar un musejo Cajal, podemos leer esta obra luminosa y rigurosa, con la maldita certeza de que Cajal siempre será más admirado fuera de España que en nuestro ámbito.
La biografía reconstruye la trayectoria de Santiago Ramón y Cajal desde su infancia en Petilla de Aragón hasta la consagración definitiva con el Premio Nobel de Medicina. El lector se adentra en la juventud rebelde de un muchacho empeñado en pintar y soñar, que tuvo que soportar la severidad de un padre cirujano y un sistema educativo raquítico. Ehrlich traza con precisión la evolución de ese joven díscolo hasta convertirlo en un autodidacta capaz de vencer el aislamiento intelectual y la falta de recursos materiales de la España del siglo XIX.
A lo largo de sus páginas, el libro muestra la tenacidad de quien pasó noches enteras observando tejidos al microscopio, inventando métodos de tinción y plasmando sus descubrimientos en dibujos que hoy todavía asombran por su belleza y su claridad. Ehrlich describe con un detalle minucioso los años en que Cajal, apartado de la gran ciencia europea, desarrolló la teoría neuronal que revolucionaría el estudio del sistema nervioso. El autor no solo explica los hallazgos científicos sino que encuadra cada avance en el contexto de una época dominada por la teoría reticular, que negaba la autonomía de la neurona. La pugna con Camillo Golgi, su gran rival intelectual, se convierte en uno de los hilos dramáticos más potentes de esta narración.
Las mariposas del alma
La obra concede también un espacio relevante a la dimensión artística de Cajal. Sus dibujos a plumilla, reproducidos con una nitidez poco habitual en las ediciones sobre historia de la neurociencia, no eran meros esquemas: eran representaciones casi poéticas de un universo microscópico que nadie antes había visto con tanta claridad. En ellos, las neuronas se asemejan a delicadas mariposas, suspendidas en el espacio, conectándose en puntos que él describió con metáforas tan sugerentes como “besos entre células”. Esta faceta estética no era un capricho: era la forma que Cajal encontró de dar sentido a su propósito científico y de acercar la ciencia a la sensibilidad común.
Uno de los mayores méritos de Ehrlich es la capacidad de reconstruir la experiencia personal de un científico cuya existencia estuvo marcada por la contradicción. Cajal era un hombre de ambición enciclopédica y, a la vez, de una modestia profunda. Buscó siempre el reconocimiento internacional, pero jamás se desligó de la cultura española que le vio nacer. Ehrlich muestra cómo la falta de apoyo institucional, las envidias académicas y el aislamiento geográfico no lograron empañar su determinación. Y cómo, finalmente, aquel joven provinciano acabó convertido en una figura esencial para comprender el cerebro humano.
El estilo narrativo de El cerebro en busca de sí mismo se caracteriza por un equilibrio difícil de encontrar: es preciso en el detalle científico y al mismo tiempo accesible a cualquier lector. La prosa es ágil, a menudo salpicada de imágenes que iluminan conceptos complejos con naturalidad. Benjamin Labatut, en las páginas de The New York Times Book Review, ha subrayado que el libro “combina metáforas que invitan a la reflexión con escenas inolvidables y un lenguaje de asombro genuino”.
Si bien el volumen resulta extenso y a ratos exigente, su lectura nunca cae en la pesadez de los tratados académicos. Su mayor virtud radica en la manera en que Ehrlich logra que la biografía de un investigador se lea como una auténtica novela de formación, en la que cada etapa vital desemboca en un avance que cambia la historia de la ciencia. El relato adquiere, por momentos, el tono épico de una epopeya que va mucho más allá de los laboratorios y los congresos: es la historia de una voluntad que se resiste al olvido y al conformismo.
La edición española, cuidada en su diseño y enriquecida con dieciséis láminas en color, no solo rinde homenaje a la obra de Cajal, sino que también contribuye a difundir un legado que todavía hoy resulta imprescindible. Este libro es, en todos los sentidos, una reivindicación del valor intelectual y moral de la curiosidad humana. Y al mismo tiempo, una lección sobre la capacidad de la ciencia para transformar nuestra percepción del mundo.
El cerebro en busca de sí mismo no es solo la mejor biografía de Ramón y Cajal publicada hasta la fecha; es un testimonio de cómo un solo individuo, armado de convicción y asombro, puede cambiar el rumbo de la historia intelectual de su tiempo. Un libro que se lee con gratitud y que, con seguridad, inspirará a nuevas generaciones de lectores y científicos.
