San Fermín 2025: una semana de fiesta, tradición y aventura

Cada verano, durante siete días de julio, Pamplona se convierte en un escenario vibrante donde tradición, adrenalina y celebración se entrelazan en una fiesta única en el mundo: los Sanfermines. Desde el estallido del Chupinazo hasta el último encierro, esta guía práctica y detallada te invita a descubrir todos los secretos de San Fermín 2025: qué ver, cómo vivirlo, dónde dormir, qué comer y beber y, sobre todo, por qué esta experiencia te marcará para siempre.

El Chupinazo: la chispa que incendia Pamplona

Es mediodía del 6 de julio. El reloj del Ayuntamiento de Pamplona marca las doce en punto. La plaza está tan abarrotada que parece un solo cuerpo palpitante: miles de personas vestidas de blanco impoluto, cada una con su pañuelo rojo anudado al cuello o a la muñeca. A tu alrededor, jóvenes de todo el mundo sostienen botellas de cava, móviles alzados, banderas, carteles improvisados. Unos lloran, otros gritan, otros se abrazan. En cuanto el cohete —el Chupinazo— surca el cielo con un rugido seco, la multitud explota en un grito común que estremece el corazón. Es la señal: San Fermín ha comenzado.

Si nunca has vivido un inicio de fiesta de esta intensidad, prepárate. El Chupinazo no es un brindis de cortesía. Es un rito que mezcla la devoción, la nostalgia y la pura euforia juvenil. El momento en que Pamplona se transforma durante ocho días en una ciudad sin descanso.

¿Dónde colocarte? Si te apetece estar en la plaza del Ayuntamiento, llega con varias horas de antelación y asume que saldrás bañado en champán, sudor y confeti. Si prefieres ver la escena con más perspectiva (y sin ser arrastrado por la masa), la opción sensata es un balcón en la Plaza Consistorial, que puedes reservar con antelación en agencias locales. Otra alternativa es asomarte a alguna calle adyacente —Mercaderes o San Saturnino— donde se respira la misma emoción pero con un poco más de espacio vital.

Consejo práctico: Lleva ropa que no te importe manchar. Lo más probable es que tu camiseta blanca adquiera un elegante tono rosado antes de las doce y cuarto. Guarda móvil y documentación en una funda estanca y ligera. Y si quieres integrarte del todo, recuerda: el pañuelo rojo solo se anuda al cuello cuando suena el Chupinazo. Antes de ese instante, llévalo doblado en la muñeca o en el bolsillo.

san fermin 2025
Foto Ramón Masats

Cuando el cohete estalla, no hay marcha atrás. Empieza el carnaval de la vida, la marea blanca y roja que durante siete días convertirá cualquier calle en una pista de baile, cualquier plaza en un comedor colectivo, cualquier esquina en un lugar de historias que contar.

El corazón de la fiesta: Los Encierros

Si el Chupinazo es la chispa, el encierro es la hoguera. Cada mañana, del 7 al 14 de julio, miles de corredores se congregan para enfrentarse a una carrera única en el mundo. A las 8:00 en punto, suena el cohete que libera a seis toros bravos y seis cabestros de guía, que recorrerán los 849 metros que separan el corral de Santo Domingo de la plaza de toros.

Es probable que como lector joven sientas una mezcla de fascinación y recelo. El encierro no es un simple espectáculo turístico. Es un ritual cargado de riesgo y mística. La gente no corre para hacerse selfis: corre porque la adrenalina se convierte en un lazo con la tradición, porque el miedo también une, porque cada tramo del recorrido es un desafío físico y emocional.

¿Te planteas correr? Antes de decidirte, valora lo siguiente:

  • Debes tener al menos 18 años y estar sobrio. La policía revisa con firmeza ambos requisitos.
  • Llega antes de las 7:30, ya que se cierran accesos y no se permite entrar tarde.
  • Lleva calzado deportivo, ropa cómoda y sin elementos que se enganchen.
  • Infórmate bien sobre el recorrido y el comportamiento de los toros. Puedes entrenarte observando varios días antes.
  • No intentes correr todo el tramo: el encierro se vive en tramos cortos. Escoge un lugar de salida (Santo Domingo, Ayuntamiento, Mercaderes, Estafeta, Telefónica) y planifica tu sprint.
  • No te detengas a grabar vídeos. Está prohibido, y es peligroso.

Si prefieres mirar en vez de correr, tienes tres opciones:

  1. Las vallas que flanquean el recorrido, gratuitas, pero con acceso limitado (ocupan las primeras filas los más madrugadores).
  2. Los balcones, que ofrecen una perspectiva privilegiada y mucha más seguridad. Alquilar un balcón cuesta entre 80 y 150 euros por persona, dependiendo del tramo.
  3. Pantallas gigantes en la Plaza del Castillo, donde el ambiente es más relajado.

Un momento mágico que pocos conocen es el Encierrillo, que se celebra cada noche. Es el traslado silencioso de los toros desde los corrales del Gas hasta Santo Domingo, bajo la luz de los faroles. Solo unos pocos pueden presenciarlo: se exige máximo respeto y silencio absoluto. Es la cara íntima del rito.

Duración del encierro: entre dos y cuatro minutos en condiciones normales. Pero no te engañes: en esos instantes, el corazón te martillea como si fueran horas.

Consejo práctico: Si quieres empaparte del ambiente sin correr, reserva balcón con tiempo. Y si decides lanzarte, no lo hagas nunca por impulso: estudia cada detalle. Aquí no hay margen para la improvisación.

Las Peñas: alma colectiva de Pamplona

Para entender San Fermín no basta con ver el encierro o bailar en las verbenas. Hay que conocer a las peñas, agrupaciones de amigos y vecinos que dan color, música y carácter a la fiesta. Son como pequeñas repúblicas festivas con bandera, himno y un local propio que funciona todo el año.

¿Qué hacen las peñas?

  • Animan cada jornada con txarangas (bandas de viento y percusión) que recorren las calles tocando canciones populares.
  • Organizan almuerzos, cenas, bailes y desfiles.
  • Llenan de pancartas la plaza de toros durante las corridas, con lemas críticos, irónicos o simplemente festivos.

Las peñas más emblemáticas son La Jarana, Anaitasuna, Muthiko Alaiak, La Única, Oberena, entre muchas otras. Cada una tiene un escudo, unos colores y una historia que se transmite de generación en generación.

Para un visitante, cruzarse con una peña es vivir la energía de la fiesta en estado puro: decenas de músicos tocando a todo volumen, socios bailando con vasos de kalimotxo en la mano, la comitiva avanzando como un dragón ruidoso y alegre. Si te atreves a seguirles un rato, descubrirás que su música es contagiosa y que en San Fermín todo el mundo es bienvenido a unirse al cortejo.

Consejo práctico: Respeta siempre el paso de las peñas. Aunque la fiesta sea abierta, los locales de las peñas son privados y no se puede entrar sin invitación. A cambio, podrás compartir calles y canciones con ellos sin problemas.

Agenda imprescindible: qué no puedes perderte

Si has venido a San Fermín con ganas de exprimir cada día, apunta estos momentos clave. Aunque el programa oficial incluye más de 500 actos, estas son las citas que ningún forastero debería perderse:

  • Chupinazo (6 de julio, 12:00 h). El cohete inaugural, que convierte la plaza Consistorial en un mar blanco y rojo.
  • Primer encierro (7 de julio, 8:00 h). El más multitudinario y mediático, con miles de corredores y la expectación de todo el país.
  • Comparsa de Gigantes y Cabezudos. Cada mañana (excepto el día 14), un desfile entrañable que recorre el Casco Antiguo entre danzas y música. Ideal para tomar un respiro del bullicio nocturno.
  • Procesión de San Fermín (7 de julio, 10:00 h). Imagen solemne del santo paseada por las calles, acompañada de danzas y autoridades.
  • Corridas de toros. Cada tarde, la Plaza de Toros acoge festejos taurinos. Aunque no seas aficionado, el ambiente merece una visita: música de peñas, pancartas irónicas, alegría desenfrenada.
  • Fuegos artificiales. Cada noche a las 23:00 h, un concurso internacional ilumina la Ciudadela. Verlos tumbado en la hierba es uno de los grandes placeres del verano pamplonés.
  • Pobre de mí (14 de julio, medianoche). La ceremonia que cierra las fiestas. Miles de personas se concentran con velas en alto, cantando Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabado las fiestas de San Fermín. Un final emocionante y melancólico.

Consejo práctico: El programa detallado se publica cada año en la web del Ayuntamiento. Llévalo descargado en tu móvil o consigue un ejemplar impreso en las casetas de información. Te servirá para no perderte conciertos, bailes, exposiciones y actividades infantiles.

Dormir, comer y beber: manual de supervivencia

Dormir en San Fermín: misión posible

Pamplona multiplica su población por diez durante las fiestas. Así que si estás leyendo esto con poca antelación, actúa rápido.

Opciones de alojamiento:

  • Hoteles del centro (Maisonnave, Europa, Tres Reyes): comodidad y vistas privilegiadas, pero precios que se disparan y reservas que vuelan con meses de antelación.
  • Apartamentos turísticos. Una solución para grupos de amigos que busquen independencia. Ojo: conviene reservar al menos en febrero o marzo.
  • Hostales y pensiones. Más económicos, pero igualmente saturados.
  • Zonas de acampada. El Ayuntamiento habilita espacios con servicios básicos. Solo para gente con buen espíritu de aventura y tolerancia a las duchas colectivas.
  • Pueblos cercanos. Localidades como Zizur, Burlada o Noáin ofrecen plazas hoteleras a 10–15 minutos en autobús. Puede ser la clave si buscas dormir sin jaleo.
  • Couchsurfing y pisos compartidos. Cada año hay más locales que ofrecen camas o sofás en plataformas colaborativas.

Consejo práctico: Si tu prioridad es dormir bien, aléjate del Casco Antiguo. Si prefieres sumergirte en la fiesta non stop, quédate en el meollo… pero trae tapones para los oídos.

Comer y beber: del almuerzo al kalimotxo

El almuerzo sanferminero es casi un sacramento. Tras el encierro, a eso de las 8:30 o 9:00, bares y sociedades gastronómicas sirven desayunos hipercalóricos: huevos con chistorra, ajoarriero, magras con tomate, tortillas de patata, todo regado con vino clarete o cerveza.

Pintxos y tapeo:
El Casco Viejo (especialmente la calle San Nicolás y la Plaza del Castillo) ofrece decenas de bares donde podrás encadenar pintxos clásicos —txistorra, croquetas, pimientos rellenos— con vinos de Navarra. Algunos locales recomendables:

  • Bar Gaucho: referencia para pintxos de autor.
  • Iruñazarra: gran variedad y terraza agradable.
  • Café Iruña: histórico, con la atmósfera de Hemingway y su terraza emblemática.

Comer sentado:
Si tu cuerpo pide una comida más pausada, reserva con antelación. Restaurantes como Rodero (estrella Michelin), Europa o El Merca’o ofrecen propuestas excelentes. Para presupuestos más ajustados, los menús del día son una buena opción.

Beber y salir de noche:
La noche pamplonesa es una maratón. Empieza temprano con vinos o vermut, pasa al kalimotxo (vino tinto con refresco de cola) o a la sangría en la calle, y remata con copas en bares como:

  • Txoco
  • Nebraska
  • Baserri
  • El Subsuelo

La vida nocturna se reparte en dos grandes áreas: el Casco Antiguo y la zona de San Juan, donde el ambiente es algo menos caótico.

Consejo práctico:

  • Lleva siempre algo de efectivo (no todos los bares aceptan tarjeta).
  • Bebe agua con frecuencia. La mezcla de calor, alcohol y falta de sueño puede pasarte factura.
  • Si viajas en grupo, pacta puntos de encuentro para no perderte.

Consejos prácticos para sobrevivir (y disfrutar)

Viste de blanco. No es obligatorio, pero irás en sintonía con el espíritu de la fiesta. El uniforme típico incluye camiseta y pantalón blancos, faja y pañuelo rojos. Recuerda: el pañuelo se anuda al cuello tras el Chupinazo y se quita al final del Pobre de mí.

Cuida tus pertenencias. Las aglomeraciones son el hábitat natural de los carteristas. Usa riñonera bajo la ropa y lleva solo lo imprescindible.

Dosifica la fiesta. Muchos visitantes caen en la trampa de querer vivirlo todo y acaban agotados al tercer día. No pasa nada por saltarse un encierro o irse a dormir temprano una noche.

Zonas de descanso. El parque de la Taconera o la Vuelta del Castillo son buenos lugares para desconectar un rato del ruido.

Respeta las normas. Está prohibido entrar al encierro bajo los efectos del alcohol, correr con cámaras, o tocar a los toros. Las multas son elevadas y pueden suponer expulsión.

Información sanitaria. Hay puestos de primeros auxilios y hospitales preparados para atender incidencias. Si necesitas asistencia, no dudes en pedir ayuda: el personal sanitario y la policía están acostumbrados a todo tipo de percances.

Muévete a pie. Durante San Fermín, el centro está prácticamente cerrado al tráfico. Llevar coche es una mala idea. Si te alojas lejos, consulta los horarios de autobuses y taxis.

Respeta la ciudad. Pamplona es mucho más que una fiesta. La convivencia con los vecinos es parte esencial del espíritu sanferminero. Sé educado, recoge tu basura y evita el vandalismo.

Perfecto, vamos con la tercera y última parte del reportaje (capítulos 7–10), que completa las ~3000 palabras.

Ambiente cultural e histórico: mucho más que toros y fiesta

Aunque la imagen de San Fermín esté asociada al encierro y al jolgorio sin freno, su raíz es profundamente cultural. Esta fiesta no surgió de la nada. Se remonta al siglo XII, cuando se celebraba una feria comercial de ganado y unas fiestas religiosas en honor a San Fermín, patrón de Navarra y primer obispo de Pamplona.

Durante siglos, el traslado de los toros desde los corrales hasta la plaza fue una tarea estrictamente funcional. Los mozos corrían delante de los animales para dirigirlos, no por diversión. La dimensión lúdica y ritual llegó más tarde, cuando esa carrera matinal empezó a convertirse en un acontecimiento público.

La otra mitad del mito la puso la literatura. Ernest Hemingway llegó por primera vez en 1923. Se quedó fascinado por la mezcla de riesgo, camaradería y alcohol que impregnaba las calles. Esa fascinación cristalizó en su novela The Sun Also Rises (Fiesta, en castellano), que colocó a Pamplona en el mapa mundial. Desde entonces, miles de extranjeros —estadounidenses, australianos, británicos— han peregrinado cada julio en busca de la emoción que describió el escritor.

San Fermín es también un escaparate de la cultura navarra: las jotas, los bailes tradicionales, las comparsas, la música de txistularis, la gastronomía. Cada acto es un reflejo de siglos de historia compartida, que hoy se funden con la energía de la juventud y el atractivo universal de la aventura.

Consejo práctico: Si quieres profundizar en el lado cultural, dedica una mañana a visitar el Museo de Navarra, la Catedral o la Ciudadela. Son remansos de tranquilidad que te ayudarán a entender por qué esta ciudad es mucho más que un escenario de fiesta.

Literatura y música: sumérgete antes de llegar

Si quieres ir aclimatando tu imaginación, te propongo una pequeña biblioteca sanferminera:

  • “Fiesta” (Ernest Hemingway). La novela que universalizó Pamplona. Aunque algo desfasada en algunos pasajes, sigue siendo el gran clásico.
  • “San Fermín” (Jose María Iribarren). Una mirada más histórica y costumbrista, escrita por un pamplonés.
  • “Los Sanfermines” (Alberto Santamaría). Ensayo contemporáneo que reflexiona sobre el mito y la mercantilización de la fiesta.
  • “Encierro” (David Beriáin). Relato periodístico en primera persona, vibrante y honesto.

En lo musical, la banda sonora es ecléctica: desde jotas y pasacalles hasta conciertos de rock, pop, folk y electrónica. Cada año el Ayuntamiento programa actuaciones gratuitas en la Plaza del Castillo, Antoniutti y otras zonas. No te extrañes si a las 4 de la mañana pasas de bailar reggaetón a escuchar txarangas tocando clásicos de Queen. Esa mezcla es parte del encanto.

Consejo práctico: Consulta la programación de conciertos en la web oficial y marca tus favoritos. En San Fermín, cada noche puedes descubrir un grupo o estilo nuevo.

Itinerario recomendado día por día

Si es tu primera vez, este esquema te ayudará a no perderte nada esencial y a dosificar tus fuerzas:

Día 1 (6 de julio):

  • Llegada y acreditación en alojamiento.
  • Paseo de reconocimiento por el Casco Viejo.
  • A media mañana, colocarte en la Plaza Consistorial.
  • 12:00: vivir el Chupinazo.
  • Comer pintxos en San Nicolás.
  • Si te apetece, primera siesta reparadora.
  • Cena ligera y primera salida nocturna.

Día 2 (7 de julio):

  • 7:00: ver (o correr) el primer encierro.
  • Almuerzo contundente (huevos con txistorra).
  • Asistir a la Procesión de San Fermín.
  • Tarde de descanso o visita cultural.
  • Concierto en Plaza del Castillo.

Día 3 (8 de julio):

  • Encierro en Estafeta (perspectiva diferente).
  • Mañana de comparsa de gigantes.
  • Comida en un restaurante con menú del día.
  • Corrida de toros (opcional).
  • Noche de bares y música.

Día 4 (9 de julio):

  • Descanso matinal o excursión a Olite o Puente La Reina.
  • Regreso por la tarde para los fuegos artificiales.
  • Cena en la calle Estafeta.
  • Copas en San Gregorio.

Día 5 (10 de julio):

  • Encierro desde un balcón alquilado.
  • Vermut en la Taconera.
  • Tarde tranquila en la piscina municipal o paseo por la Vuelta del Castillo.
  • Noche de conciertos.

Día 6 (11 de julio):

  • Último encierro si tienes energía.
  • Despedida de las peñas en la Plaza de Toros.
  • Cena con amigos.
  • Noche larga: este día es uno de los más animados.

Día 7 (12 de julio):

  • Día libre para improvisar: compras, visitas culturales o relax.
  • Cena en el Café Iruña.
  • Última noche de fiesta.

Día 8 (14 de julio):

  • Último encierro.
  • Día tranquilo, compras de recuerdos.
  • Cena temprana.
  • Medianoche: asistir al Pobre de mí.
  • Recoger el pañuelo rojo hasta el año siguiente.

Consejo práctico: No sientas obligación de cumplir todo al pie de la letra. La magia de San Fermín está también en dejarte llevar.

Cierre: por qué San Fermín es mucho más que una semana de juerga

Podrías pensar que San Fermín es solo un pretexto para beber, cantar y saltar sin parar. Pero si te detienes un momento entre tanta música y confeti, descubrirás algo que ninguna guía puede describir del todo: esa sensación de formar parte de un rito que une a la ciudad con el mundo, a la historia con el presente, a los locales con los forasteros.

San Fermín es la memoria colectiva en carne viva: un relato que cada julio se renueva con el miedo de los corredores, la alegría de las peñas, la nostalgia del Pobre de mí y la complicidad de quienes comparten un banco al amanecer. Si decides venir, no solo estarás asistiendo a una fiesta. Estarás entrando en un cuento que se escribe cada día con risas, canciones y abrazos.

Así que prepárate. Llena tu maleta de ropa blanca y curiosidad. Trae respeto por la tradición y ganas de pasarlo bien. Porque San Fermín no es un evento que se vea desde la barrera: es una aventura que se vive a corazón abierto.

¡Nos vemos en Pamplona!

Marcelo Brito
Marcelo Brito
Nací en 1960 en Matanzas, Cuba. Hijo de gallegos. Crecí entre pocos libros, pero con una curiosidad insaciable. Estudié cine en La Habana y salí de Cuba en cuanto pude porque el mundo era limitado, estrecho, pobre, áspero y poco higiénico, para el cuerpo y para la mente. He colaborado en múltiples publicaciones. Primero en Miami Herald, luego en Caretas de Perú, y ahora en FANFAN.

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