Alex O’Dogherty: “Estoy estafando a todo el mundo todo el rato”

El polifacético artista gaditano estrena en San Fernando (Cádiz) ‘Palabras Mayores’, su nuevo espectáculo, y al día siguiente termina para siempre Imbécil, un show que han visto en todos los rincones de España y en lugares como Londres, Berlín, Viena, Escocia o Argentina.

Alex O’Dogherty (San Fernando, 1973) salío de la isla del león para comerse el mundo. Estudiar en arte dramático en Sevilla era solo un pequeño paso antes de ganar el Oscar y convertirse en una estrella de Hollywood. Pero no lo consiguió. De hecho, está convencido de que ya no lo va a lograr nunca. Sin embargo, por el camino ha sido capaz de convertirse en actor, cómico, monologuista, músico, escritor, empresario, investigador de localismos, creador de juegos de mesa, diseñador de delantales de cocina e incluso inventor de gafas para cortar cebolla sin que te lloren los ojos.

Un recorrido en el que ha dado vida a personajes conocidos de la televisión como a Arturo Cañas de Camera Café, Alfredo escobar en Doctor Mateo o Tony Queen en Olmos y Robles, además de participar en una treintena larga de películas con directores de la talla de Alberto Rodríguez, A. Díaz Yanes o incluso Ridley Scott.

Todo esto sin perder la sonrisa y sin dejar de hacer reír a carcajadas. Hablamos con él en su faceta más conocida, que no es otra que la de monologuista, o quizá deberíamos decir creador de espectáculos teatrales en los que él es guionista, director y productor y protagonista único. Hace muy pocos días estrenó en su ciudad natal Palabras Mayores, su nuevo show, y al día siguiente cerraba un ciclo de cinco años de gira de Imbécil, el espectáculo con el que ha recorrido toda España y medio mundo.

alex o'dogherty

Dices que Palabras Mayores dice que es más imbécil que la anterior, pero Imbécil, más que sobre insultos, es un espectáculo sobre palabras, y en particular sobre cómo las palabras afectan a las personas. ¿Hay un hilo conductor entre ambos?

Todo eso lo explico muy bien en Palabras Mayores, de hecho me paso mucho rato hablando de las diferencias entre ambos. Imbécil se iba a llamar precisamente así, Palabras Mayores, aunque en este caso me centro más en el mundo de las opiniones. Las opiniones no solicitadas, esa gente que te dice siempre lo que piensa aunque tú no le hayas pedido su opinión. Esa gente que se dedica a opinar sobre cualquier cosa sin tener ni idea de nada, y de cómo nos afecta a los que somos víctimas de esas opiniones.

Al final, de lo que intento hablar es de cómo conseguir hacer que las palabras dejen de afectarnos tanto, para lo cual sin duda alguna no hay mejor remedio que seguir haciendo el imbécil.

En tus shows das una sensación muy espontánea, como si buena parte de lo que ocurre en el escenario fuera improvisado. Sin embargo, me consta que los trabajas mucho, por lo que entiendo que está todo pensado y calculado, aunque quizá no al milímetro. ¿Es así?

En mi caso, sí. Al milímetro. Evidentemente me doy margen para improvisar, me reservo mis pequeños momentos. Que parezca que está surgiendo en el momento es, precisamente, porque hay mucho trabajo detrás. Hay mucho tiempo de estudio, mucho tiempo de escritura y mucho tiempo de ensayo. Es así como yo hago las cosas.

Con Imbécil has tenido la oportunidad de actuar, literalmente, en toda España, ya que has estado en las cincuenta provincias españolas y en Ceuta y Melilla. Y además has actuado en Inglaterra, Escocia, Irlanda, Alemania, Argentina… ¿Que diferencias has notado en la forma en la que el público recibe tu mensaje?

En Dublín, Edimburgo, Londres, Bruselas, Berlín, Viena… en realidad no he notado diferencias, porque el público estaba formado por españoles emigrados. Y tengo que decir que era un publicazo espectacular. A veces se cuelan algunos sudamericanos que están viviendo en esos países, que al ver un espectáculo en español se apuntan, pero realmente ahí no noto una clara diferencia.

La única diferencia la he podido notar en Argentina, que era un público 100% argentino, y lo que pude comprobar es que el espectáculo funcionaba, y eso me dio mucha alegría. Tuve que cambiar algunas cosas que no iban a entender porque claramente se referían a España, pero el 95% del show lo entendieron, y eso también me dio mucha alegría.

El año pasado estuve en Cuba también, en La Habana, aunque no fue haciendo el espectáculo, y también lo pillaron muy bien. Uno de mis grandes objetivos ahora es poder actuar cada vez más fuera, de hecho quiero preparar un espectáculo en inglés para poder hacerlo… bueno, pues donde se pueda hacer.

Recopilando todas las cosas a las que te dedicas sale una lista interminable de oficios distintos, y haciéndolo todo prácticamente tú solo, con la autogestión por bandera. A veces das la sensación de ser un hombre del renacimiento, casi un Leonardo Da Vinci del humor. ¿Te has equivocado de época?

El otro día me dijeron si tenía el síndrome del impostor, y yo lo que veo es que estoy estafando a todo el mundo todo el rato. Te cito textualmente una frase del nuevo espectáculo, en la que digo que ser polifacético no me ha servido para ser bueno en nada, porque no lo soy. Soy mediocre en muchas cosas. Hago muchas cosas regular, lo que pasa es que la suma de todas esas cosas queda resultona. Por eso, como decía, os engañé a todos. ¡Os engañé a todos!

Para lo que sí me ha servido hacer tantas cosas es para respetar el trabajo de la gente, y para saber el trabajo que cuesta hacer cada cosa. El trabajo que cuesta escribir un espectáculo, hacer un guion, subirse al escenario, escribir un libro… aunque sea malo.

Por eso, cada vez más procuro no ir por ahí diciendo que cualquier cosa es una mierda, porque decimos con mucha facilidad que cualquier cosa es una mierda y tiramos, con tres  palabras, años de trabajo de cualquier persona. ¿Sabes cuántos años ha costado hacer esa película que a ti no te gusta? Esa es mi lucha ahora, mein Kampf.

¿Cómo se puede vivir con una cabeza que va a mil por hora?

Se puede. Realmente se puede ser multitask si te organizas bien. O al menos, ya lo llevo mejor, aunque sigo aprendiendo a gestionar mi tiempo.

Lo guay ha sido poder irme conociendo en ese aspecto y poder ir trabajando cada vez más en base a eso. Saber que se me van a ocurrir ideas en cualquier sitio, saber que las tengo que apuntar y luego ordenarlas. Y lo que más valoro en estos últimos tiempos de lo que estoy haciendo es la manera en la que estoy gestionando mi tiempo y todas las cosas que hago.

Este año he terminado un documental que me ha llevado tres años hacerlo. He sacado un disco, he escrito y he estrenado un espectáculo nuevo. Pues todo eso no hubiera sido posible si no me hubiera organizado muy bien desde el primer momento. Y afortunadamente lo he hecho.

Siendo tan polifacético, ¿cómo haces para elegir lo que tienes que hacer en cada momento?

Yo es que soy muy completista, por así decirlo, y me digo que hasta que no tenga algo terminado no descanso. Ahora mismo estoy preparando un libro, que es otra de las cosas a las que me he dedicado este año. Un libro con todas las palabras que he recopilado en la gira de Imbécil, que por eso precisamente me he hecho las 50 provincias, para poder decir, con rigor, que he estado en todas y he recopilado palabras de todas partes.

En principio mi plan era haber terminado el libro para sacarlo ahora en navidades, pero llegó un momento que me di cuenta de que no iba a poder hacerlo bien todo. Así que llevo dos o tres meses sin tocar el libro, porque sabía que tenía que terminar este espectáculo y tenía que terminar el documental. Ese es uno de los peligros que tiene la polifacia, que es una palabra que yo me he inventado. El peligro que tiene es que por pretender hacerlo todo, hagas todo regular.

Quiero ofrecer la mayor calidad posible en todo y por eso a veces prefiero pararme. A eso me refiero con la organización, poder posponer algunas cosas si realmente crees que va a hacer que lo otro mejore.

Una de las cosas buenas de que yo sea mi propio jefe es que nadie me está ahora mismo gritando al cogote que lo termine. Yo también soy muy exigente, pero sé que en cuanto pase esta Navidad, me tengo que poner a terminar el libro, pero ya con la tranquilidad de saber que tengo un espectáculo hecho, que el documental está terminado. Y luego ya se me ocurrirá otra cosa nueva en la que me meteré.

Decías en una charla TED en Málaga, hace ya algunos años, que «si luchas fuertemente por por cumplir tus sueños, a lo mejor no lo consigues, y si crees que hay algo imposible, a lo mejor lo es.” ¿Cumplir los sueños no está al alcance de todos?

¿Sabes qué pasa? Que los sueños se transforman. La continuación de esa frase es que a lo mejor no consigues tus sueños, pero que si luchas realmente por el camino, siempre que luchas por conseguir algo, se acaban consiguiendo cosas. Cosas que a lo mejor no son exactamente lo que habías soñado, pero que estarán muy bien, precisamente porque las habrás conseguido tú. Y porque, entre otras cosas, es lo que hay. Pero al luchar por algo siempre acabas consiguiendo cosas. No necesariamente lo que tú querías conseguir. A veces puede que sea mejor que lo que querías.

En este caso yo tenía muchos sueños y no he conseguido muchos de ellos y a esta altura creo que no los conseguiré. Pero gracias a haber luchado tanto, he conseguido todo lo que tengo. Y lo que tengo está de puta madre, tío, y es mío, y lo he conseguido yo. Porque, al fin y al cabo, lo que tengo está de puta madre y eso es lo que tengo que valorar. O sea, que luchar por conseguir los sueños, sí. Que luego los sepamos gestionar, pues eso es lo que tenemos que trabajar.

Final de Imbécil: https://www.instagram.com/p/DD42EVksHS3/

Estreno de Palabras Mayores: https://www.instagram.com/p/DD2SShmshlx/

Charla TED: https://www.youtube.com/watch?v=MWd7VgZFOlw

Web oficial: https://alexodogherty.com/

Tienda oficial: https://cosasdeesas.com/

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