Estamos en la era del Big Data y esto se demuestra en estos días de alerta sanitaria. Sin embargo, ha sido una ciencia olvidada antes de la pandemia pero que ahora muestra su potencial y su importancia. ¿Por qué en España hemos no hemos apostado por el Big Data? Hablamos de ello con la doctora Eyre i Canals, del Área de Ciencias de la Computación y Tecnología de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología de UNIR (ESIT).
Vivimos en la era del Big Data. No hay duda que en los últimos años esta ciencia se ha desarrollado hasta niveles insospechados y se ha incluido en los procesos de producción de todo tipo de actividades e industrial. Su potencial está relacionado con su capacidad de análisis y de contribuir a crear equipos multidisciplinares capaces de aportar soluciones a problemas de muy diversas índoles.
Hablamos con la doctora Eyre i Canals, del Área de Ciencias de la Computación y Tecnología de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología de UNIR (ESIT). Esta científica de datos coloca el Big Data en el lugar que debe ocupar en este momento. «Ahora tenemos el problema (la expansión del coronavirus), ahora la respuesta tiene que ser inmediata y efectivamente el Big Data puede ayudar a gestionar y controlar la pandemia. Ya tenemos el problema y ahora se trata de encontrar la solución más inmediata para resolverlo”. Y para eso el uso de datos por parte de los países y gobiernos es fundamental. Lo es por su capacidad de crear modelos estadísticos que nos ayuden a entender el comportamiento de este coronavirus en cuanto a su expansión. Algo para lo que son fundamentales los DATOS.
Cómo se usa el Big Data en estos casos
El uso de algoritmos de predicción que permitan simular los distintos escenarios es esencial en la toma de decisiones de gobiernos e instituciones sanitarias. El análisis de los datos de los que podemos disponer nos permite llevar a cabo un seguimiento exhaustivo de la pandemia, conocer su evolución y, por supuesto, estimar cifras como cuántos contagios reales se podrán producir o si volveremos a sufrir una oleada de contagios una vez superada la actual.
El uso de grandes datos como detectores de la expansión ya es una realidad. “Países como Singapur o Corea del Sur pueden estar rastreando telefonía móvil, guardando datos de muchos usuarios”, comenta la doctora Eyre i Canal, en relación a la información que ya adelantamos en nuestro artículo Inteligencia Artificial contra el Covid-19. Registrar hábitos de contacto familiar, los medios de transporte que utilizan e, incluso, los ambientes laborales en los que se mueven los ciudadanos es clave para detener la propagación del virus. “Cruzan todos estos datos y, ante la posibilidad de que detecten que un paciente que puede estar infectado o puede ser un caso leve, le mandan un mensaje al móvil y le avisan”, explica. “El Big Data lo usan también para avisar a los posibles contacto que haya tenido esa persona”.
“Es una manera de contener la pandemia”, afirma la doctora.
El Gobierno de España obtendrá datos de más de 40 millones de móviles
Una fórmula similar comienza a desarrollar nuestro Gobierno. La recogida de datos por parte del Ejecutivo español ya es una realidad. Para obtenerlos, se rastrearán más de 40 millones de teléfonos móviles nacionales que darán lugar a un estudio de movilidad anónimo. Este estudio tiene como objetivo conocer los movimientos de población entre territorios y ayudará en las tomas de decisiones frente a la epidemia.
El estudio parte de la Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial y cuenta con la colaboración del Instituto Nacional de Estadística (INE). Bajo la denominación de DataCOVID, se analizarán datos “anónimos y agregados” de los desplazamientos de la población durante el estado de alarma. Desde la Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial hacen hincapié en que el informe, para el que se utilizarán datos de las principales compañías telefónicas que operan en España, no aportará datos personales y que ninguna información aportada podrá utilizarse para usos policiales.
Privacidad frente a eficacia
El INE será el responsable del tratamiento de los datos recabados por Telefónica, Orange y Vodafone en todo el territorio español. Para obtener estas cifras, se dividirá el territorio de España en unas 3.200 áreas de movilidad, con población de entre 5.000 y 50.000 habitantes. Se analizarán los datos de posición de los usuarios de cada área y así la muestra del estudio superará los 40 millones de teléfonos en todo el país, para conocer “el efecto de las medidas sobre la movilidad de la población” durante el confinamiento.
El Gobierno ha hecho especial incidencia en recordar que este estudio “no rastrea movimientos individuales”, empleando datos de posicionamiento de los dispositivos móviles. Datos que son anónimos y agregados y que, según fuentes gubernamentales, no entran en conflicto con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) ni con la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales.
Con DataCOVID, el Gobierno español sigue los pasos de otros países como China, Italia, Alemania, Austria o Corea del Sur, donde ya están en marcha proyectos de análisis de los movimientos de la población usando sus dispositivos móviles.
Una solución que llega tarde
Hablamos de Big Data en la contención del la pandemia, sin embargo, los científicos de datos están preparados para pasos anteriores, para evitar que surja una epidemia de estas características.
La doctora Eyre i Canals así lo explica: “Vivimos en una sociedad que en matemáticas se conoce como sistema complejo, con muchas interacciones. Hay tantas interacciones que los problemas serán nuevos y hay que tener la metodología para atacar esos problemas”. Una metodología basada, por ejemplo, en el diseño de nuevos medicamentos. De manera que como sociedad seamos capaces de contestar casi de inmediato. “Esto es donde debemos centrar la atención, porque aquí es donde el Big Data lleva desde años trabajando”.
La doctora Eyre i Canals da visibilidad a un problema que nos ha llevado hasta la situación actual: la falta de apoyo a la investigación. “Somos una economía avanzada, pero todo nuestro personal se ha ido, no se ha preparado, no se le ha valorado y ahora estamos pagando”, apostilla tajante Eyre y Canals. “Y si no atajamos la raíz, si no devolvemos este país a la posición que debe tener, incluso con la perspectiva de poder ayudar a otros que no pueden invertir en lo que aquí sí se podría. Si no nos centramos en eso, vamos a estar en el problema una y otra vez”.