Un irreconocible Vincent Macaigne y Cécile De France protagonizan este biopic sobre el pintor Pierre Bonnard y su fascinación hacia su esposa Marthe, que dirige Martin Provost («Violette»).
El próximo viernes 20 de diciembre Filmin incorpora a su catálogo la película «Bonnard, el pintor y su musa», biopic ambientado a finales del siglo XIX y principios del XX que retrata la apasionada y conflictiva relación que mantuvo el pintor Pierre Bonnard (interpretado por Vincent Macaigne) con su esposa y musa Marthe (Cécile De France). La película está dirigida por Martin Provost, experto en retratar figuras atormentadas del arte y la literatura francesa como ha demostrado en películas como «Séraphine» (sobre la pintora Séraphine de Senlis) o «Violette» (sobre la escritora Violette Leduc).
Recuerda Martin Provost que cuando era niño su madre le trajo de una exposición un cartel que representaba a Marthe pintada por Bonnard. «Lo fijé en la pared de mi dormitorio para verlo mientras me quedaba dormido. Aunque era demasiado joven para entenderlo, algo en esa imagen me fascinaba, su sensualidad y la extrañeza que desprendía, como una ventana a otro mundo».
Con el tiempo olvidó aquella ilustración, aunque acabó instalándose en Vexin, en la Picardía francesa, muy cerca de La Roulotte, donde Bonnard y Marthe vivieron durante muchos años. Un día, los Bonnard regresaron de impreviso a su vida: «Pierrette Vernon, la sobrina nieta de Marthe, me contactó. Ella quería que hiciera una película sobre su tía abuela, porque sentía que su papel fundamental en la obra de su marido no era suficientemente valorado».
El director recogió el guante y profundizó en la vida de Pierre y Marthe para conocer una historia de amor desgarradora que acabó con la salud mental de una Marthe Bonnard que aparece en un tercio de las obras de su marido. «Con Pierre y Marthe, nada era sencillo», afirma Provost: «ni la dulzura y egoísmo de Pierre, ni la mitomanía de Marthe, ni el papel decisivo que ella parecía haber jugado a su lado, ni siquiera los cuadros de Pierre, donde cada detalle sirve para desorientar aún más al espectador».
Bajo el pesudónimo de Marthe Solange, la mujer intentó desprenderse de la pesada aura de su marido y hacer carrera en el mundo del arte. Su empeño terminó tras su primera exposición. «De ella solo quedan unas cincuenta pinturas, dignas de un estudiante de Bellas Artes. Marthe, nacida pobre, no tuvo tiempo de revelar plenamente al artista que llevaba dentro», afirma Provost.
Su deterioro mental afectó también a su relación con Bonnard, que en aquel momento, bajo el influjo del grupo postimpresionista “Les Nabis”, desafiaba las convenciones tradicionales de su época. «Pierre participó plenamente en el burbujeo artístico de su época al inicio de su relación, llena de libertad y experimentos amorosos. Pero cuando se aisló con ella para dedicarse por completo a su trabajo, pareció atormentado por una fiebre creativa alimentada por la culpa y los impulsos violentos», concluye el director.