Ante el avance del Islam en las escuelas públicas por la permisividad de algunos grupos políticos, conviene señalar que no son conscientes de las consecuencias inmediatas que esto supone y las que tendremos a medio y largo plazo. Hay una cuestión básica que parece que no tiene importancia para quienes han aceptado la implantación de la asignatura del Islam en las escuelas; cuando entra por la puerta el Corán la democracia y la igualdad salta por la ventana. Estos días, a las puertas del nuevo curso escolar muchos niños y adolescentes están con esos nervios, ilusión por el reencuentro con los compañeros, conocer los nuevos profesores y ¡cómo no! estrenar la mochila los libros nuevos. Pero algunas alumnas entre el nuevo material escolar tienen que incorporar el hijab, algunos consideran que es sólo una tela otros en el intento de blanquear lo que supone realmente someterse al código islámico dicen que se lleva por libre elección.
Es cierto el hijab no es un simple trozo de tela. El hijab es el símbolo de la sumisión de la mujer ante el control de la comunidad musulmana. El hijab es símbolo visible de una actitud donde lo importante y fundamental para la mujer no es tanto desarrollarse y crecer como persona sino cumplir con los deberes morales ante la comunidad musulmana
¿Cuántas veces hemos visto como los profesores han tenido que mediar con las familias para que acepten que sus hijas sigan estudiando, que puedan practicar algún deporte o que participen en alguna excursión? Porque cuando una niña lleva el hijab desaparece su identidad, sus sueños se convierten en la propiedad de la comunidad y el objetivo principal el único éxito válido es el matrimonio y la maternidad y maternidad.
Ahora nos toca entender cómo nos hemos deshecho de las clases de religión, las celebraciones navideñas, la semana Santa y estamos cediendo a las celebraciones del degüelle en la fiesta del cordero, aceptamos que las mujeres estén detrás del hombre calladas sumisas y escondido todo signo de su presencia.
Los islamistas han realizado ingeniería de marketing para que aceptemos con normalidad la presencia del hijab con el objetivo que olvidemos que hay realmente detrás de cada adolescente, joven que lleva el hijab. Cuando nos dicen que es de libre elección me pregunto donde queda esa elección cuando estas jóvenes saben que si no usan el hijab sufrirán dos tipos de señalamientos y agresión.
Dentro de la familia, llegan a sufrir maltrato tanto físico como psíquico hasta el extremo de privarles de su libertad. Por otro lado, si no usan el hijab son señaladas como mujeres fáciles de moral ligera, son una deshonra para la comunidad. Llegan a recibir insultos y amenazas por los dirigentes islamistas. Esto que les explico no es una fotografía de las calles de Tánger, Kabul es la realidad de coacción que sufren las adolescentes en Reus, Salt, Vic, Tarrasa o Molenbeek, Marsella. ¿En este relato ven algún ápice de libertad? Si hasta ahora la escuela era un espacio de posibilidad de libertad de formarse en igualdad esta oportunidad a desaparecido para ellas y también para el conjunto de la sociedad.
Algunas valientes se rebelan y escapan de este control otras aprenden a vivir una doble vida siempre con mucho miedo cuando están lejos de la comunidad descubren su rostro lucen su pelo, usan mangas cortas, cuando entran en los entornos controlados por los líderes islamistas se vuelven a cubrirse. Esta situación por simpática que nos parce tiene efectos terribles a nivel emocional y afectivo.
Surge una distancia entre los padres la familia y al mismo tiempo tienen que luchar con el sentimiento de culpa de traición es entonces les surge la gran cuestión ¿ Quién soy ? ¿ Quién quiero ser? Ante estas preguntas la presencia del Islam en las escuelas no les ayuda, es un lastre más para construir su futuro. Si el hijab muchos lo definimos como una cárcel, el Corán en la escuela se convertirá en cadena perpetua. Ahora nos toca entender cómo nos hemos deshecho de las clases de religión, las celebraciones navideñas, la semana Santa y estamos cediendo a las celebraciones del degüelle en la fiesta del cordero, aceptamos que las mujeres estén detrás del hombre calladas sumisas y escondido todo signo de su presencia. Parece que la comunidad educativa se a olvidado que en Irán una mujer que no lleva el hijab puede ser condenada a pasar 20 años de cárcel , que el islam es la única religión monoteísta que tiene su propio modelo social y político que ha declarado la guerra contra la democracia occidental.
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