Disponible desde el 20 de marzo de 2020 en Xbox One, PlayStation 4 y PC.
La furia del infierno se ha desatado sobre la tierra. Este podría ser, a grandes rasgos, el resumen de DOOM Eternal, continuación directa del título de 2016 de id Software y Bethesda, el cual trajo hasta nuestros días una de las sagas más icónicas de la historia de los videojuegos. Aunque podría hablar largo y tendido sobre el impacto que causó la primera entrega de 1993, lo cierto es que prefiero centrarme en hablaros sobre la vertiente más actual de la franquicia.
Hoy en día hay una amplia variedad de shooters en primera persona entre los que elegir. La gran mayoría son de temática militar, y sus desarrolladores suelen esforzarse mucho por dotar a sus producciones de un enfoque lo más realista posible. DOOM va en otra dirección. Ya en 2016 sus creadores dejaron bien a las claras que para ellos lo que prima es la diversión, un aspecto que está muy por encima de cualquier otra consideración. Esta secuela sigue el camino marcado a fuego por la entrega de hace cuatro años, pero amplía en todos los sentidos la gran mayoría de conceptos que en él se esbozaron.
Si os pareció que su antecesor era salvaje y visceral, ya os podéis ir preparando para el mayor espectáculo de ejecuciones, desmembramientos, decapitaciones y lindezas varias que hayáis podido presenciar. DOOM Eternal es brutal y sangriento hasta decir basta. En él vais a presenciar un continuo desfile de inquietantes criaturas de las tinieblas, cuyo único objetivo se reduce a masacraros sin piedad. Será mejor que os arméis hasta los dientes, porque la travesía no va a ser un camino de rosas.
El infierno en la tierra
Los acontecimientos de DOOM Eternal nos sitúan justo después de lo sucedido en su predecesor. Los ejércitos del infierno han invadido la tierra con intención de convertirla en su nuevo hogar. Para evitar este fatal desenlace, debemos eliminar a tres sacerdotes que comandan las huestes del averno, antes de que lleven a cabo un siniestro ritual de consunción demoníaca. Para ello, tomaremos el control del Doom Slayer, un implacable marine espacial cuya increíble habilidad aniquilando engendros lo convierte en el candidato perfecto para afrontar este extraordinario desafío.
Aunque el argumento nunca ha sido el punto fuerte de la franquicia, lo cierto es que se nota un gran esfuerzo por parte de los desarrolladores por dotar al título de una mayor carga narrativa. Eso sí, siempre dentro de la ambientación propia de la saga, en la que se mezclan las historias sobre demonios con elementos de ciencia ficción. Además, tenemos a nuestra disposición un completísimo códice, en el que podemos consultar todo tipo de información relevante, como datos sobre las armas, localizaciones o los puntos débiles de los enemigos.
La jugabilidad de ‘DOOM Eternal’ es pura adrenalina
El sistema de combate es uno de los grandes triunfos del título, pues esconde algunas de las mecánicas de disparo más satisfactorias que he tenido la suerte de experimentar. Los enemigos no nos darán ni un respiro, obligándonos de forma constante a movernos por los escenarios. De hecho, ya os podéis ir olvidando de parapetaros en una atalaya para abatir cómodamente desde ahí a las criaturas. Esa artimaña no funciona aquí. Además, es muy importante emplear de forma eficaz el arsenal a nuestra disposición. Cada adversario tiene sus propias fortalezas y debilidades, así que debemos aprender rápido qué armas son las apropiadas contra él y cuáles son sus zonas más vulnerables.
Cuando un demonio está a punto de sucumbir, empezará a brillar con unos llamativos colores, quedando totalmente indefenso. Si nos acercamos lo suficiente, podremos acabar con su miserable existencia de la forma más brutal y sanguinaria que os podáis imaginar. Estas ejecuciones son la mejor forma de recuperar vida, ya que los monstruos dejan caer ítems curativos al ser eliminados. Si lo que necesitamos es reponer la armadura, podemos abrasar a los oponentes con un lanzallamas, pues al chamuscarlos soltarán unos fragmentos que reparan el blindaje. También tenemos una motosierra, la cual nos proporcionará munición para las armas si exterminamos con ella a los contrincantes.
El nivel de dificultad predominante en DOOM Eternal es bastante alto, así que te conviene asimilar rápido todos los conceptos básicos para tener alguna oportunidad de sobrevivir. Por lo general, tendrás que enfrentarte a varios tipos de enemigos diferentes al mismo tiempo, así que no te quedará mas remedio que decidir rápido a cuáles te conviene eliminar primero. De esta forma, podrás centrarte en esquivar las embestidas de los más poderosos. Mención especial para los jefes finales de cada nivel y sus lugartenientes. Son muy duros de pelar y no se andan con chiquitas.
El modo multijugador es divertido… pero no vuela tan alto como la campaña
Battlemode es el nombre que recibe la vertiente en línea del título. En esta modalidad, dos usuarios pasarán a controlar sendos demonios, mientras un tercero hará lo propio con el Doom Slayer. Aquí, los aficionados que manejan a los monstruos deberán unir fuerzas con intención de dar caza al tercer jugador. Para ello, cuentan con las armas y características especiales de cada criatura, además de poder invocar a otros engendros que les servirán de apoyo. El Doom Slayer, por su parte, dispone de un completo arsenal con el que repartir dolor entre los adversarios, sin olvidar las habilidades propias del personaje.
Estos enfrentamientos tienen lugar en escenarios cerrados, en los que se proclama vencedor el mejor de cinco rondas. Aunque incluye buenas ideas y es bastante divertido al principio, después de algunas partidas se desinfla un poco. En mi caso, he disfrutado bastante más cuando he participado del lado de los demonios, ya que estas abominaciones tienen algunos ases escondidos bajo la manga. Sí, Battlemode es un complemento interesante, pero ni por asomo se le puede considerar el núcleo central de DOOM Eternal, pues ese lugar lo ocupa, sin ningún atisbo de duda, el modo campaña. Quizás, si se expande en el futuro con la inclusión de nuevas modalidades, merezca la pena volver a visitarlo.
Un espectáculo visual y sonoro de gran calidad
Si la faceta jugable es soberbia, el apartado técnico no se queda atrás. Visualmente es impactante, superando de forma holgada el trabaja realizado en su antecesor. Los enemigos tienen un modelado magnífico y los enfrentamientos contra ellos transcurren con una fluidez asombrosa, algo imprescindible en un videojuego de estas características. También he notado un aumento en la carga de texturas, lo que se traduce en una imagen más nítida y mejor definida. Los escenarios lucen de maravilla y cuentan con una extensión considerable, incentivando que nos perdamos entre sus recovecos mientras buscamos secretos y coleccionables.
Los niveles tienen un diseño magnífico y son muy verticales, permitiéndonos realizar todo tipo de maniobras. Nuestro personaje posee una increíble agilidad, algo de lo que puede sacar partido en el combate y en las secciones donde predomina el componente plataformero. Para ello, contamos con varias habilidades de lo más útiles, como el doble salto o un impulso que nos proyecta a gran velocidad. Gracias a ellas, podremos explorar a placer los escenarios en busca de runas, cristales de centinela, vidas extra y demás ítems ocultos.
La banda sonora, obra del prestigioso compositor Mick Gordon, es pura dinamita. Todo el apartado acústico de DOOM Eternal rezuma potencia y contundencia, gracias a la energía que trasmiten las melodías de corte electrónico. El tono metalero de las canciones se acopla de maravilla dentro de la estética diabólica del juego, llevando en volandas a los aficionados a través de los niveles. Si tenéis curiosidad, debajo se estas líneas os dejo un vídeo en el que podéis ver el proceso de creación de su magnífica banda sonora.
Conclusiones — ‘DOOM Eternal’
No me andaré con rodeos. En mi humilde opinión, estamos ante el shooter en primera persona más divertido, frenético, salvaje y brutal de la actual generación. Un auténtico festival de destrucción, en el que las mecánicas de disparo se llevan todo el protagonismo. No exagero ni un ápice al afirmar que el apartado jugable roza la perfección. Si tuviera que ponerle algún pero a esta obra, señalaría sin dudarlo al modo multijugador, ya que después de algunas partidas mi interés por él fue decayendo. Por suerte, el plato fuerte lo encontramos en su campaña, y ahí id Software y Bethesda han sabido poner toda la carne en el asador. Si te gustó la anterior entrega, ni te lo pienses. DOOM Eternal está hecho a tu medida.
Lo mejor:
- Acción gamberra y salvaje a raudales, acompañada de un apartado técnico sobresaliente.
- Jugabilidad frenética, trepidante y muy satisfactoria.
- Los escenarios están plagados de secretos por descubrir.
- Banda sonora de muchos kilates. Encaja de maravilla con la temática demoníaca.
- El diseño de niveles es magistral.
- Hay una sorprendente variedad de ejecuciones con las que infligir un merecido castigo a las huestes del infierno. Son absolutamente brutales.
Lo peor:
- El multijugador no alcanza las cotas de diversión a las que llega la campaña. Está varios peldaños por debajo.
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