‘El asesino de los caprichos’, un buen argumento que se queda a medias

El viernes 18 de octubre se estrena este thriller español en el que Los Caprichos de Goya inspiran a un asesino en serie en pleno barrio madrileño de Salamanca. Maribel Verdú y Aura Garrido interpretan a las policías encargadas del caso.

Sinopsis

En Los caprichos de Goya, dos policías van tras la pista de un misterioso asesino en serie que escoge a sus víctimas entre la clase pudiente de Madrid y reproduce con sus cadáveres las escenas de los Caprichos del pintor español.

Ficha técnica

Cartel de 'El asesino de los caprichos'
Cartel de ‘El asesino de los caprichos’

Director: Gerardo Herrero

Guión: Ángela Armero

Reparto: Maribel VerdúAura GarridoDaniel GraoAntonio VelázquezRoberto ÁlamoRuth GabrielBianca KovacsGinés García MillánPaula PielfortEduardo AladroLaurent D’EliaDaniel KovacsAna Iglesias

País: España

Duración: 100 minutos

Música: Vanessa Garde

Fotografía: David Omedes

Comentario

El asesino de los caprichos parte de un argumento que promete mucho: Un asesino en serie que reproduce los famosos grabados de Los Caprichos de Goya. Hasta ahí llega la parte interesante de la película. Si bien aunar arte y crimen no es algo muy novedoso, comenzar la película con una recreación bastante exacta de uno de los grabados goyescos, hace augurar una historia de suspense que marca una atmósfera de cine negro. Como ya he dicho, el interés no se mantiene mucho más allá de unos minutos de metraje.

Una vez entran en escena los personajes principales, una inspectora y una subinspectora que se encargarán del caso, el suspense decae estrepitosamente y el argumento empieza a diluirse en la historia personal de la inspectora, encarnada por la actriz Maribel Verdú.

Tirando de clichés, Ángela Armero, guionista del film, ha creado una pareja de policías antagónicas que encarnan a la poli buena y poli mala y que viven en los polos la una de la otra. Maribel Verdú es la “siniestra” de las dos. Solitaria, borde, cabreada con el mundo y con un problema con la bebida, vive obsesionada con su trabajo y lo mismo sucede con este caso. A su lado, una Aura Garrido que es su antítesis. Casada, madre de dos hijos pequeños, recién llegada al puesto y reivindicando su lugar en la comisaría, es la que no se salta el protocolo y que trata de demostrar su valía durante toda la película.

Aura Garrido y Maribel Verdú, protagonistas de 'El asesino de los caprichos'
Aura Garrido y Maribel Verdú, protagonistas de ‘El asesino de los caprichos’

Serán las relaciones que establece Carmen, la inspectora, una de las líneas argumentales de la película, que llevan a que la trama principal, los asesinatos, queden diluidos en un relato que ni cuenta los crímenes ni ahonda en la vida de la inspectora. Como resultado, los personajes, tanto protagonistas como secundarios, resultan planos y las historias innecesarias, e, incluso yo añadiría, molestas para la trama principal.

En cuanto al suspense, la película no sabe mantener el clima de thriller con el que comienza la acción. Carece de escenas de acción típicas del género y la resolución del caso resulta precipitada cuando llega a la fase final. El resultado, casi desde primera hora, es demasiado predecible. Yo diría que el director peca de darnos pistas certeras de la identidad del asesino desde el comienzo del film, lo que provoca que el espectador pierda  el interés. Al contrario de lo que se espera de una historia de suspense como esta, ni el guion ni la dirección juegan al despiste con el espectador y resultan aburridos.

Fotograma de 'El asesino de los caprichos'
Fotograma de ‘El asesino de los caprichos’

La resolución del caso es rápida y el espectador no sigue la línea de la investigación que desemboca en la detención del sospechoso. Se han omitido pasos necesarios para acompañar a la policía en el caso y se han dado minutos de metraje a repeticiones de escenas que no aportan nada nuevo al argumento, como es el caso de varias llamadas de teléfono que no se atienden, o dos escenas independientes de un karaoke que se repiten sin aportar nada a la historia principal. Tan solo hay una escena al final de la película que puede ser más inesperada que el resto. Por lo demás, nada que no se haya hecho antes y que no se haya hecho mucho mejor.

En cuanto a los temas que subyacen a la trama principal, Gerardo Herrero dirige una película donde se apuntalan temas como el mercado del arte y su submundo fuera de las canales legales de compra y venta. O la policía al servicio del poder y de la política. Temas que, de haber sido mejor tratados, podrían haber enganchado al espectador y haber dotado a la película de subtramas interesantes que contar.

Finalmente, El asesino de los caprichos se queda en un quiero y no puedo que ni un elenco de actores de solvencia sería capaz de levantar. Eso sin entrar a algunos temas técnicos que no pasan desapercibidos para quien ve el film. La frase que considero que mejor puede describir la película es: “a medias”.

Tráiler

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