Las políticas del multiculturalismo y de cuotas de la diversidad son una trampa y una losa para los hijos de la inmigración, miles de jóvenes nacidos en España. Estas políticas les ponen sobre sus hombros el peso de una comunidad, de una historia y unos sentimientos que poco o nada tienen que ver con su realidad sus proyectos vitales.
Estos días asistía a un nuevo despropósito de los efectos manipulación del multiculturalismo. Una joven periodista, quiero pensar que al menos tiene la formación de periodista, presentaban su incorporación a los informativos de la televisión como un hecho histórico algo sin precedentes. ¿Qué tenía de extraordinario esta joven? ¿Estudió la carrera en la cárcel? ¿O hacía los deberes bajo las farolas de la calle? ¿Era una de esos jóvenes valientes que después de trabajar para ayudar en casa a llenar la nevera o pagar los gastos del tratamiento del cáncer de una madre, siguió estudiando? ¿Qué hacía de esta joven su incorporación en la televisión un hecho histórico? Pues bien, nada del otro mundo, nada que no se ha superado hace décadas, la flamante nueva periodista es negra como las periodistas, Desirée Ndjambo, Francine Gálvez Djouma, Jennifer Rope y muchos otros.
Entonces, ¿Por qué le hacen creer que su incorporación es un hecho histórico? El fracaso del multiculturalismo de la izquierda busca victimizar a unos jóvenes que luego intentan capitalizar sus trayectorias profesionales como si fuera su resultado exitoso. Cuando en realidad lo único que ha sucedido es que un joven ha cumplido su trayectoria de formación con éxito igual que cualquier otro joven, no importa su origen familiar ni confesión religiosa. Pero la perversidad del multiculturalismo impide esta lectura real y más útil para consolidar la cohesión social.
El multiculturalismo carga sobre los hijos de la inmigración la idea de la comunidad, colectivo, les hace creer que tienen un deber moral, social, de presentación de esa supuesta comunidad que a veces tienen incluso que defender.
Nada más lejos, de quien se tienen que defender es justamente de la manipulación del multiculturalismo que impide tener la libertad de ser un ciudadano anónima y libre. Todos somos hijos de unos padres, todos tenemos un pasado familiar y eso nunca es ni será un problema.
Nuestro verdadero problema, nuestro verdadero fracaso está en los últimos datos sobre el nivel de formación en nuestro país, la Encuesta de Población Activa revela que el abandono educativo temprano en 2021 es de un 13,3% de personas de 18 a 24 años que no había completado la segunda etapa de Educación Secundaria (FP de Grado Medio, Básica o Bachillerato) y no seguía ningún tipo de formación.
Ser hijo de padres inmigrantes no es ningún drama, el problema es la desigualdad social, la pobreza que en nuestro país afecta a todos, blancos, negros, inmigrantes y españoles.
Por mucho que la izquierda y su multiculturalismo nos quieran manipular, el único hecho histórico extraordinario es que un joven en este país sea dueño de su vida, sus ideas a pesar de la desigualdad social, a pesar de la manipulación política, se convierta en un profesional sólido por méritos propios no por las políticas de cuotas, folklore qué son superfluas y transitorias, hoy puede necesitar un negro mañana, un chino y después un hiyab, pero un buen profesional siempre se va a necesitar. El complejo de Obama, esa idea del primero de la comunidad, el primero de toca superarlo, el éxito no es ser el primero de síno ser el mejor en