El delirio tolerante, o porqué nos molesta el Islam en Occidente

El delirio tolerante. Las diferencias religiosas y el sueño andalusí. Adrien Candiard. Traducción de Miguel Martín. Rialp

¿Qué debemos pensar sobre el islam? ¿Es necesario temerlo? Adrien Candiard parte de esta pregunta porque en Europa, al islam se le teme, y no solo entre los votantes de la derecha sino entre los electores de todos los partidos. Pero en realidad la cuestión inicial es solo una estrategia retórica para cuestionar nuestro modelo de tolerancia. A menudo, los temores sobre el islam se disuelven en el mito de al-Ándalus, lugar legendario de un diálogo entre las tres culturas monoteístas, envueltas en una atmósfera de perfumes de jazmín y sonidos de laúd. Esa región mítica nunca existió. Candiard no se plantea desmontar el sueño con la verdad histórica. Su pretensión es otra. Queda patente cuando afirma, como un aldabonazo, que aquella al-Àndalus fue una tierra de diálogo, «con frecuencia áspero, a veces violento, pero tamibén extraordinariamente rico. Y el horizonte de ese diálogo, que tomó la forma de disputa, de polémicas o de simples conversaciones, es precisamente ese al que hemos creído bueno renunciar: la búsqueda incansable de la verdad».

el delirio tolerante

Breve y más que interesante este libro del dominico Candiard, (Paris, 1982) licenciado en Historia, Ciencias Políticas y Teología, y miembro del Centro de Estudios Orientales de El Cairo, donde estudió árabe, y Estudios islámicos en la American University de El Cairo.

En El delirio tolerante parte del gran reto de reintegrar el islam en el movimiento de las ideas, «convencerle de aceptar la modernidad occidental» pero también el de convencer a los no musulmanes de que esa evolución es posible, Pero aquí nos encontramos con un grave problema que deriva del debilitamiento de las verdades de la religión, extendido desde la Ilustración en Occidente, y que ha tenido lo que Candiard llama «efectos secundarios indeseables».

El primero de esos efectos es la propagación de actitudes irracionales, fideístas, o incluso antirracfionales. Si la verdad religiosa es sacada a golpes del debate racional. Cuando le fe pierde el fundamento de lo racional, todo cabe, también el sectarismo y la violencia. Y aquí Candiard se hace una gran pregunta: «¿Creemos realmente en promover la tolerancia dejando penetrar, en el campo religioso, el absurdo sin trabas?»

El segundo efecto, más grave todavía, de sacar las verdades de la religión del ámbito de lo racional consiste en que las opciones religiosas ya no son un asunto discutible sino un argumento de identidad. Y remitida a la identidad, la religión deja de ser una elección prfa convertirse en un hecho.

Y Candiard vuelve en El delirio tolerante, sobre el mito andalusí. No para desmentirlo sino afirmar que lo que tiene de referencia deseable tiene un ingrediente sin el que sería imposible: el hecho de que se basa en la posibilidad de una franca y abierta discusión. «La polémica no es necesariamente peligrosa«, lo que comporta riegos más graves es la indiferencia: «la polémica se revela más productiva para el conocimiento del otro que la indiferencia cortés» El diálogo, afirma, se construye sobre la diferencia. Y aquí llegamos al meollo del libro: «el sincretismo, que quiere reducir a la unidad toda diversidad, por mucho que quiera parecer más tolerante, es en verdad más totalitario, ¡Prohíbe hasta la posibilidad teórica del desacuerdo!»

Se busca eludir el debate, abandonar la discusión racional, en busca, se dice, de un aunidad más profunda. Candiard afirma que esta estrategia está abocada al frqacaso. El autor encuentra en el mensaje de la Andalucía de la historia, la certeza de que «el rechazo o el debilitamiento de la verdad religiosa, lejos de ser la condición necesaria de la tolerancia, puede por el contrario obstaculizarla, mientras que la afirmación por todos (creyentes o no) de convicciones fuertes y fundadas en la razón será su más firme fundamento». El malestar por la presencia del Islam en Europa sería la manifestación de un malestar «el lamento ante esa parte de la realidad que hemos renunciado a explorar con nuestra inteligencia».

Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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