El Imperio veneciano. Un viaje por mar. Jan Morris. Traducción de Blanca Gago. GalloNero Ediciones
‘El imperio veneciano. Un viaje por mar’ es el relato de cómo una ciudad sin historia logró convertirse en un poderoso imperio que se extendía desde el centro de Europa hasta el Próximo Oriente. Un imperio marítimo y comercial que recorremos de la mano de Jan Morris.
Por algunaextraña razón que no acabo de comprender tiendo a agrupar en el tiempo la lectura de libros de temática parecida. En este caso hace poco leí ‘El viaje del condottiero hacia Venecia’, cuya reseña puede consultarse aquí. Dos libros que son complementarios. El del condottiero nos narra el viaje del autor desde Basilea hasta Venecia prestando especial atención al arte. El de Jan Morris es un libro de viajes que es a la vez crónica, descripción geográfica e histórica de una ciudad que fue un imperio que sobrevivió hasta las guerras napoleónicas y que dirige su mirada hacia Oriente.
Jan Morris es una escritora galesa nacida en 1926 y fallecida en 2020, historiadora, periodista, especializada en crónicas y libros de viajes.
La autora propone la conquista de Constantinopla por parte de las tropas de la cuarta Cruzada como el inicio de este imperio, todo ello gracias a un ejercicio de astucia y manipulación por parte de los venecianos. En cualquier caso, una empresa descomunal para la época. Constantinopla en aquellos momentos es la ciudad con mayores tesoros del mundo y los venecianos rapiñan gran parte de estas riquezas. Se coronó un cruzado como emperador de Oriente y se repartieron sus tierras. Los venecianos fueron los más hábiles y astutos pues en lugar de pretender grandes extensiones de tierra se hicieron con los puntos claves de las rutas comerciales de Oriente garantizando las mismas y además eliminando posibles competidores.
El problema para Venecia era que por muchas murallas que uno pusiera tenía plazas avanzadas demasiado lejos de la base principal de modo que siempre tenían que enviar flotas de auxilio para intentar evitar que cayeran las ciudadelas fuertemente fortificadas que de otro modo no podían soportar un asedio por tropas que excedían en gran número a los defensores.
Jan Morris nos lleva en este viaje por multitud de islas y puertos. Destacamos Creta, la cuarta isla más grande del Mediterráneo. Dada su situación estratégica en el centro del Mediterráneo se convirtió en la posición más importante de los venecianos. Creta cayó a mitad del siglo XVII y su capital lo hizo después de 22 años de sitio.
Y luego está Chipre, una isla que obtuvieron los venecianos a finales del siglo XV. Pero la perdieron a manos de los turcos dos meses antes que estos fuesen derrotados en la batalla de Lepanto.
Nos vamos ahora a las numerosas plazas fuertes en el Peloponeso. Aquí conviene recordar como los venecianos volaron por los aires la Acrópolis.
El Adriático fue durante cinco siglos un mar privado de los venecianos y la isla de Corfú era algo así como el Gibraltar veneciano. Corfú y las Islas Jónicas aguantaron en su poder hasta la caída del Imperio veneciano a finales del siglo XVIII.
Volvemos ahora hacia Venecia para visitar las ciudades adriáticas de Dalmacia, que siempre fueron consideradas como una extensión natural de Venecia.
Venecia era el puerto al que llegaban las mercancías propias del comercio, pero también de la expoliación. Para comprender muchos de sus ornamentos y los restos más antiguos es necesario conocer la historia y haber recorrido su itinerario imperial.
A pesar de que el libro se publicó originalmente hace 40 años, la autora se muestra crítica respecto de la destrucción que el turismo y la masificación turística provoca en la estructura de las ciudades.
‘El imperio veneciano. Un viaje por mar’ es una narración de los hechos históricos a medio camino entre lo histórico y lo novelesco. Algo que se adecua al carácter siempre híbrido de los libros de viajes. Y todo ello sobre el fondo de unas historias que no dejan de ser atrayentes y que nos conducen a un mundo exuberante.
Un libro con una prosa clara, firme, en el que la unión entre la descripción de lo que el viajero ve con la historia está muy bien trabada, muy bien digerida toda esa información histórica, para acabar construyendo una narración que sea coherente y entretenida.
