El vértigo ante la página en blanco

Todo autor pasa por esta experiencia en uno u otro momento. Una sensación de pánico, un bloqueo que nos atenaza cuando nos enfrentamos a la página en blanco y que nos impide dar el primer golpe de tecla

Hay ríos de tinta derramados sobre hojas de papel, incontables bit y bytes consumidos en innumerables blogs, revistas online y horas de audio dedicadas a la cuestión que nos atañe, el vértigo, bloqueo, angustia y a veces casi pánico ante la página en blanco. ¿Por qué pues revisitar un tema tan tratado por otros? Sinceramente, tras varios meses de bloqueo escribo sobre este tema y espero que el artículo sea una catarsis que me ayude a superar esta fase tan desoladora.

¿Qué es para mí este vértigo ante la página en blanco?

Por lo que parece toda persona que crea ha sufrido este bloqueo ante la página en blanco con mayor o menor intensidad y frecuencia. Pero la mayor parte de lo que he leído y también vivido hasta ahora es ese momento de bloqueo que nos deja paralizados unos instantes al borde la piscina, sin saltar al agua. Es algo pasajero, de corta duración, a veces relacionado con un elemento concreto de la creación que abordamos. No surge el giro que permita a nuestro personaje salir de la situación en que lo hemos metido. O quizá no encontramos las palabras adecuadas para expresar una idea que creemos fundamental.

En mi caso en cambio es algo que he sufrido durante los últimos meses. Ha sido algo más profundo, parecido al vértigo que se siente al mirar un abismo, algo entre el terror y la angustia. Una parálisis persistente en la que vemos las cosas suceder a nuestro alrededor pero que nos impide tomar acción alguna.

El vértigo ante la página en blanco, la pesadilla de todo creativo
El vértigo ante la página en blanco, la pesadilla de todo creativo

No es la falta de ideas, éstas siguen surgiendo con normalidad, incluso por momentos brotan a borbotones. Es una extraña parálisis que combina malas experiencias creativas anteriores, artículos inconclusos, insatisfactorios o muy laboriosos. A veces se unen momentos personales o profesionales complicados. Y todo ello conspira para alejarnos de la tarea que nos hemos comprometido a abordar. Y sucede así con independencia de que el compromiso sea con otros o con nosotros mismos.

¿Cómo intentar superarlo?

Existen múltiples páginas web en las que comentan este fenómeno de la parálisis, en mi caso diría vértigo o angustia, ante la página en blanco. Se proponen diversas medidas para paliarlo. Voy a recoger algunas que he intentado, y a veces incluso conseguido, utilizar.

Tiempo

Somos seres materiales, vivimos en coordenadas espacio temporales, necesitamos tiempo y el tiempo es limitado, y en esta sociedad vertiginosa lo es cada vez más. Así que necesitamos asignar un tiempo determinado a la tarea que debemos abordar. Un tiempo que inicia y que acaba, salvo que el brote creativo sea tan grande que no queramos parar hasta agotar la veta de oro y platino.

Si no asignamos un tiempo sino que esperamos que se haga un hueco mágicamente, cuando estemos bloqueados nunca lo encontraremos, pues la mente buscará diversas tareas y excusas para evitar un proceso doloroso. Así que, agenda, y ese rato atados a la tarea.

Espacio y orden

El otro elemento de nuestras coordenadas especio temporales es, precisamente, el espacio. Si no tenemos un sitio razonablemente confortable para trabajar, en los momentos de crisis resultará mucho más difícil hacerlo. Evidentemente todos hemos oído historias de autores que han escrito en cafeterías, en las servilletas de éstas. Pero tener un espacio razonable es de gran ayuda.

Y si este espacio está desordenado, transmitirá ese desorden a nuestra mente, esa sensación de niebla mental que nos dificulta ver el siguiente paso a dar y nos impide atisbar el destino en el horizonte. El desorden nos dificulta encontrar documentación (sea física o digital) necesaria para nuestro proyecto, las anotaciones que hayamos hecho, o unas ideas estupendas que se nos ocurren en un pasillo o en un ascensor.

Evitar distracciones

El cuerpo y la mente buscan huir del dolor. Y así, no sabéis cuantos e-mails hay que responder de pronto, cuantas redes sociales hay para actualizar, cuantas tareas de la casa sin hacer, la cantidad de páginas web que visitar, amigos a los que escribir… Y si no, siempre están los juegos de ordenador, o aquel libro que no has abierto en un año.

Además del tiempo y el espacio, necesitamos la presencia de nuestra mente, la concentración. Así que mejor poner el móvil en modo avión, y centrarse en la tarea que tenemos delante durante el tiempo que nos hayamos propuesto.

Ritual

A algunas personas les resulta útil practicar un ritual concreto. Un proceso que de alguna manera pone su mente en un estado creativo, la orienta a una tarea. Hay quién usa su bolígrafo de las ideas, hay quién toma un café o una infusión antes de comenzar, hay también quién tiene una bata para escribir (normalmente esta gente trabaja en su casa). Los actores y también los presentadores hacen ejercicios de vocalización. Y así, innumerables pequeños trucos que le dicen a nuestro cerebro que es el momento de ponerse a ese trabajo de extraer ideas y pulirlas hasta darles una forma aceptable.

Crear un esquema, unas ideas básicas

Esto me ha funcionado durante mucho tiempo. Hay siempre elementos básicos, un esqueleto, sobre el que luego ir poniendo los órganos, los músculos y finalmente la piel. A esto solía sumar las ideas que quería comentar y que d4espués redactaba, ordenaba y enlazaba. Y con esto tenía material para arrancar el trabajo, y después, al ir procesando las ideas a veces surgían otras, se reordenaban las que había planteado inicialmente…

Y creo que puede servir para cualquiera que necesite empezar cuando se ha atascado, bosquejar el esqueleto, el boceto de lo que quiere hacer, y construir sobre este armazón.

Llevar un cuaderno de notas

¿Recordáis lo que comenta de las distracciones? S veces las distracciones son ideas que nos surgen en estos momentos de aridez, pero que no están relacionadas con el asunto que tenemos entre manos. Mi mejor sugerencia es anotarlas y dejarlas a un lado hasta que podamos atenderlas. Para esto sirve un block de notas, sea físico o virtual, para descargar nuestra mente de ese peso y para que no sea una excusa para atender otro proyecto.

Igualmente sucede en ocasiones que estemos en otro asunto y nos surja una idea estupenda para ese proyecto que nos tiene bloqueados. De nuevo, al block de notas, para que la idea no se vaya diluyendo en nuestra memoria y no dispongamos de ella en el momento que la necesitemos. Quizá sea esa idea surgida en un momento inesperado la que nos permita comenzar nuestra pequeña creación.

Despejar a mente

A veces basta con airearse, dejar que el oxígeno llene nuestros pulmones y llegue a nuestro bloqueado cerebro. Quizá un paseo o algo de deporte produzcan su magia, al relajarnos y permitir que las ideas fluyan con normalidad. O acaso una visita a una exposición que nos inspire o una sesión de cine, expuestos a las ideas de otros, sean el revulsivo que pongan en marcha el motor de nuestra fueraborda creativa.

Hay que saber parar, descansar, dormir

Nuestra página en blanco puede ser un pentagrama
Nuestra página en blanco puede ser un pentagrama

Parece una tontería, pero no dormir lo suficiente nos merma mucho a nivel creativo. Aunque en este caso no me refiero a esto, me refiero a no quedarnos empantanados ante el teclado, la pantalla, el lienzo, el papel o la herramienta que sea que utilicemos. Una vez agotados, lo probable es que obtengamos resultados mediocres, o plagados de pequeños errores y quizá algunos grandes.

Una vez se ha impuesto el agotamiento, lo mejor es descansar y dejar que el cerebro se resetee. Además, a menudo nuestro subconsciente logra resolver los problemas, basta pensar en el caso de Kekulé y el anillo de benceno.

¿Pero qué me ha funcionado a mí?

Sinceramente, lo que a mí me ha servido ha sido hacerme violencia y empezar. Creo que da igual empezar escribiendo letras o números al azar. O empezar poniendo en el papel palabras inconexas (la verdad que aquí trabajar en formato digital tiene ventajas). La cuestión es empezar y romper la dinámica del bloqueo, saltar a la piscina a pesar del vértigo ante la página en blanco. Porque una vez en el aire ya no hay vuelta atrás.

Comenzando de nuevo

Espero que este primer artículo sea el inicio de un nuevo periodo de actividad creativa que no sufra de este bloqueo ante la página en blanco. O que, si surge de nuevo, sea en su forma más común y benigna que a tantos y tantas nos ha acompañado, pero que tiene una duración limitada en el tiempo y responde con cierta consistencia a las medidas de higiene mental que hemos sugerido en el anterior epígrafe. Espero también que a alguien más en mis situación o parecida le aproveche.

¡Buena cacería de ideas, de palabras, de imágenes, de notas, de toques de pincel, de escenas, secuencias y diálogos, o de líneas de código!

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