‘España fallida’, el diagnóstico certero de John de Zulueta

Mientras Pedro Sánchez enviaba a Yolanda Díaz a Bruselas a hablar y negociar con un prófugo de la justicia española, leía en los ratos libres este España fallida de John de Zulueta, que es un diagnóstico preciso de los muchos males que aquejan a España, y un análisis detallado de los caminos y las razones que nos han traído hasta aquí. De Zulueta es hijo de familia de exiliados de la Guerra civil. De ahí que el nombre anglosajón conviva con un apellido de raíz vasca, y por tanto profundamente español. Fue presidente de Sanitas y del Círculo de Empresarios, por citar solo dos de sus más recientes responsabilidades. Y ha sido un dirigente empresarial de los que comparecen en los medios de comunicación, y de los que no tienen problema en llamar a las cosas por su nombre y hablar con claridad. España fallida es un ejemplo de esa claridad, y es también una excelente crónica de las últimas décadas de España. Su diagnóstico es sombrío. No solo por los muchos problemas que señala y la debilidades que apunta, sino porque los mecanismos para escapar de esta situación son, a su juicio, muy pocos y muy difícil su reforma.

españa fallida

En un mundo de democracias menguantes, España está en un momento de match ball, de bola de partido. En España fallida, John de Zulueta aborda la realidad española desde una perspectiva amplia. Su mirada abarca la posguerra, en la que su familia vivió exiliada en Estados Unidos, pero sobre todo la España que surge de la Transición. Un hecho irrepetible porque veníamos de una tragedia y cuarenta años de dictadura. Pero en el presente, el autor asegura que «hemos dilapidado casi todo lo que se construyó en la Transición. No nos podemos permitir más dirigentes como Pedro Sánchez, que culpa a los empresarios de la pérdida del poder adquisitivo de los españoles».

España fallida no recoge los últimos sucesos: el resultado de las elecciones de julio, y las negociaciones del gobierno en funciones con un prófugo de la justicia que exige amnistía y condonación de la deuda de Cataluña para dar su voto a Pedro Sánchez. Así que el lector estará de acuerdo en que el adjetivo fallida que preside el título tiene más peso en esta hora que el tenía cuando de Zulueta terminó el libro. Los problemas son los mismos, pero la capacidad de salir de esta situación es mucho menor.

¿Y qué es un país fallido? El autor responde hacia el final de su texto: «cuando pensamos en países fallidos se mide el fracaso con distintos parámetros. Encabeza la lista la «corrupción política y la ineficacia judicial». España es un país donde la administración de una región como Cataluña puede ignorar el dictamen del Tribunal Supremo del país y negarse a impartir un mínimo del 25 por ciento de la enseñanza en español, un derecho fundamental consignado en la Constitución. Y no pasa nada. España es un país donde, durante meses, los fondos europeos se controlan con unas hojas Excel porque no funciona el software del sistema de información para el seguimiento de Fondos Europeos, CoFFEE».

Toda una generación se encuentra hoy en la balanza de un país en el que las élites son incapaces de reformas la administración, de un país que ha subido a los primeros puestos en inseguridad jurídica, que no cumple con los laudos internacionales, que tiene una justicia lenta e ineficiente, un sistema educativo obsoleto, una estructura administrativa carísima e incapaz de adoptar políticas conjuntas ni siquiera para comprar una partida de mascarillas y material sanitario para combatir la pandemia. Y sin hombres de estado: «No se puede esperar ningún cambio de importancia en España sin que haya «adultos en la sala». El país necesita desesperadamente hombres y mujeres de Estado. España tiene que ser lo primero, sus partidos políticos lo segundo y sus cargos particulares lo tercero. En la actualidad, es completamente al revés. Solo en los escasos años de la Transición, los mejores y los más brillantes se dedicaron a la política. Era la oportunidad de sus vidas tras cuarenta años de franquismo».

John de Zulueta es, como diría Antonio Garrigues, un optimista a la fuerza, pero de un optimismo que no rehúye los problemas y que no duda en cargar la responsabilidad sobre las élites que han convertido España en un país irrelevante por múltiples errores: «la España moderna que creó Felipe González, integrada en la OTAN, ha desaparecido. La gran oportunidad de España para desempeñar un papel importante en Europa se perdió en los últimos años del presidente González con la generalización de la corrupción, con el GAL, con la debilidad de las instituciones constitucionales o con la politización del poder judicial, que está causando problemas hasta el día de hoy».

Hoy somos un país gobernado por un autócrata (Pedro Sánchez), sin intención de reformar las causas que nos han traído hasta situación irrelevante, entre las que de Zulueta señala, sobre todo, un sistema electoral que no permite que los ciudadanos se sientan representados. Y una ausencia de sociedad civil. Ante esta situación, de la que cualquier español puede ser consciente a nada que siga las noticias, el autor de España fallida se pregunta ¿dónde está la rebelión de las masas de la que hablaba Ortega?

Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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