Évole, Milá, Llorente y el 11M

Me asomé al programa de Évole sobre el 11M con un gran interés por comprobar una vez más el mecanismo con el que articula sus reportajes. Y debo reconocer que estuvo a la altura de la expectativas. Siempre he tenido la impresión, en todos sus trabajos, de que Jordi llega al plató con la conclusión bien asentada, y se dedica a seleccionar aquellas piezas de la realidad que le convienen a su tesis, mientras margina o cancela las que no encajan en su prejuicio. Y esta vez lo confirmó. Vamos por partes, que el tema es complejo.

La almendra del reportaje consistía en afirmar que unos hacían periodismo y los otros seguían las directrices del gobierno. Esa idea la afirma Fran Llorente cuando le preguntan por las dos aperturas de los informativos: la del Telediario 2 (9 de la noche) y la de La 2 Noticias (10 de la noche) La hora es un dato relevante que se ocultó a la audiencia (aquí se ve el mecanismo de esconder detalles importantes) Porque en esa hora ya había empezado a correr la noticia, un bulo difundido por la SER, de que entre los cadáveres los forenses habían encontrado restos de torsos rasurados, cuerpos con varias capas de ropa interior. Es más, esa noche fue un periódico en Internet, Al Quds Al Arabi (tiene sede en Londres), el que atribuyó a Al Qaeda los atentados. Un periódico que no tenía ninguna credibilidad, y que había puesto en la cuenta de los islamistas sucesos accidentales como el célebre apagón que dejó a oscuras a todo Canadá (marzo de 1989).

Fran Llorente no estaba haciendo periodismo. Nunca lo hizo en TVE, porque su redacción, la de La 2 Noticias, no tenía fuentes distintas del resto de los informativos de TVE. Llorente, simplemente, manejaba otra ideología, y apostaba por una línea que terminaría por influir en el resultado electoral. Yo ya vivía en España en aquel momento. Y tenia buenos contactos en el interior de esa redacción. Mis amigos recuerdan con detalle cómo en la redacción de TVE se dijo en voz alta (Javier Sanz): “si ha sido ETA el PP arrasa, y si ha sido Al Qaeda vamos a ganar las elecciones”. Llorente, además, es la muestra de que en TVE, en esa época, se trabajaba con una gran libertad. Porque nadie le dijo lo que debía hacer, ¿verdad Fran?

La furgoneta y el portero de Alcalá

Esa tensión se desata en forma de violencia cuando en la mañana del 12 de marzo el reportero Manuel Arterio regresa de Alcalá con la grabación, en cámara oculta, al portero de la finca donde apareció la célebre furgoneta Kangoo, con cintas de versos coránicos. El portero afirma que ese vehículo no estaba allí la mañana del día 11. Pruebas forenses realizadas más tarde, aseguran que no se encontró rastro alguno de explosivo en el interior de la furgoneta. Varios redactores, al conocer la información que trae Arterio, intentan impedir que se emita, y amenazan con llegar a las manos, a la violencia física. Todo esto no se contó en lo de Évole. Para Évole, solo el gobierno podía presionar.

Tampoco se cuentan las presiones sindicales para que la noche del 11 se dieran crédito a la información de la cadena SER sobre los suicidas. Presiones por teléfono, presiones por los pasillos, presiones en el control de realización. No había certeza de que esa información fuera buena, y no se dio, porque no era buena. Si se dio esa noche la atribución de Al Quds Al Arabí, que desde su sede en Londres decía que era un atentado yihadista. Y se recordó la falta de credibilidad de ese periódico.

Vamos al día 12 porque aquí entra en juego el inefable Lorenzo Milá, que dice haber encontrado, veinte años después, una entrevista que él mismo hizo a Bush en ese día. Veinte años después. La entrevista, como es lógico en una casa seria, se guarda en el archivo. Ha estado ahí veinte años. Lorenzo la ha encontrado ahora, y la mira como un anciano miraría la foto rescatada del olvido de su primer amor. A Lorenzo le ha costado más tiempo encontrar su propia entrevista que el que empleó en darse cuenta de que lo que él denominó “una gripe cualquiera” era la peor pandemia que ha sufrido la humanidad. Intuición y memoria. Han dicho en TVE que la entrevista estaba inédita. Mentira. Esa entrevista se emitió en la noche del 12 de marzo, entre las 21.30 y las 22 horas. Editada, claro, como toda entrevista que se elabora para su emisión, pero con el contenido esencial de lo que decía en aquella hora George W. Bush. Luego han dicho que se dio incompleta, para que el ridículo no sea cósmico. Pero cabe otra pregunta, si Fran Llorente hacía periodismo, ¿porqué no dio la entrevista a Bush, ni completa ni editada?

El odio en España nació el día que la izquierda decidió negar la legitimidad del gobierno de la derecha por cualquier medio.

Las presiones que sufrió la dirección de informativos, están contadas y detalladas en el libro Días de ruido y furia de Alfredo Urdaci, que no ha ahorrado detalles. Basta leer. Ya hemos detallado las de los sindicatos, en especial CCOO, que volvió a la carga en la tarde del 13 de marzo, para exigir que se dieran en directo las manifestaciones ante las sedes del PP. El sindicato decía que se debían ofrecer porque eran «espontáneas». No se dieron. Presiones para que esa noche no se diera la comparecencia de Rubalcaba. Estas venían de la dirección general del ente, de José Antonio Sánchez. Se dio. Es más, TVE fue la única televisión que ofreció esa señal de Rubalcaba, en la sede de Ferraz, en directo, manipulando en el interés de su partido, el atentado. También fue la única que anticipó el resultado electoral, con una precisión exacta.

Todo lo que no se dice ni se narra ni se detalla en el reportaje de Évole, es fundamental para tener un juicio más preciso. Llorente no hacía periodismo. Él tenía la tesis de que había sido el yihadismo y por esa tesis apostó. Era la conveniente para sus intereses y los del PSOE. Recuerden que esta es la gente que gritaba aquello de “la verdad antes de votar”, pero después de votar nunca se interesó por la verdad, y ha comprado la versión oficial de un atentado en el que aún quedan muchas y relevantes lagunas por aclarar.

La pena de Ceberio

Otros, como Ceberio, en aquella época director de El País, andan rumiando su malestar por aquella portada del 11M en la que su diario aseguraba que había sido ETA. ¿La recuerdan? Ceberio echa la culpa de todo a Aznar, y para lavar su remordimiento ha escrito ahora un librito (no da para más) para insistir en que la culpa de los errores de El País fue de Aznar y solo de Aznar. Produce piedad y mucha lástima. Como ese Gabilondo que ahora, cada vez que sale en la tele, repite eso de que todos los días una señorona airada agita las joyas de su muñeca mientras le dice que se vaya de España. Yo, que en mi modesta condición de redactor he coincidido con Iñaki en muchos actos, nunca he asistido a eso que él dice que le pasa todos los días. Si el gran problema que tiene España es que Gabilondo vaya tranquilo por la calle, por favor, señoras del barrio de Salamanca, ignórenle.

Dice Iñaki que el odio que se vive en España nació en esos días. NO, Iñaki, no. El odio en España nació el día que la izquierda decidió negar la legitimidad del gobierno de la derecha por cualquier medio. En esos estamos. Sánchez es solo una continuación de aquel impulso. Que nunca gobierne la derecha, y si para eso hay que regalar una amnistía o blanquear a la ETA, pues se hace. De ahí vienen estos lodos.

Marcelo Brito
Marcelo Brito
Nací en 1960 en Matanzas, Cuba. Hijo de gallegos. Crecí entre pocos libros, pero con una curiosidad insaciable. Estudié cine en La Habana y salí de Cuba en cuanto pude porque el mundo era limitado, estrecho, pobre, áspero y poco higiénico, para el cuerpo y para la mente. He colaborado en múltiples publicaciones. Primero en Miami Herald, luego en Caretas de Perú, y ahora en FANFAN.

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