Fatma es un breaking bad feminista, hecho en Turquía, producción de Netflix. La serie es un thriller y tiene un guion que aprovecha una profunda injusticia social y cultural de la sociedad turca: la mujer es invisible. Y si nadie la ve, puede cometer crímenes con impunidad. Simplemente nadie espera de ella que se rebele de una forma brutal contra la dominación de los hombres. Feminismo a la mode. Pronto esa virtud será aprovechada por otros criminales. y el círculo se cierra.
Una mujer apocada y abstraída
Fatma tiene la firma de Ozgur Onurme. La protagonista es Buruk Biricik. Comienza con un interrogatorio. Una mujer abatida contesta a un policía que le presenta varias fotos. Le pregunta si conoce a los hombres de las imágenes y Fatma dice que los conoce de la limpieza. Fatma es la señora de la limpieza. Limpia para una mujer madre de una niña, limpia para un escritor que creará una narración basada en sus conversaciones con Fatma, y limpia también la oficina de algún golfo traficante de joyas o piedras preciosas.
Creada por Ozgur Onurme y protagonizada por la actriz Buruc Biricik, Fatma es un drama de crímenes. Una mujer está buscando a su esposo. salió hace un par de meses de la cárcel. Nadie sabe nada de él, aunque todos a los que preguntan tienen muchas de verlo, o ni ninguna intención de cruzarse con él. Se ve que el hombre dejó un amargo recuerdo entre quienes le conocieron. Un mal recuerdo, y muchas deudas. Fatma no tiene dinero, le cortan la luz, tiene que hacer largas caminatas para trabajar y es, aparentemente, una mujer de carácter débil y apocado.
Una cuadrilla de animales
Pero bajo esa apariencia de fragilidad, de la que todos se quieren aprovechar, anida un alma rebelde. Sola y desesperada, la fuerza interior no tarda en salir. Los hombres que se cruzan en su camino, salvo el escritor, al que solo le preocupa su obra, son animales, brutos, egoístas y mentirosos. Sola y desprotegida, parece arrastrar un destino que terminará con su destrucción. Nada más lejos de la realidad. Y ese es el punto que provoca un enganche a la serie, porque el espectador vacila entre sacudir a Fatma de los hombros para que despierte o identificarse con su fuerza vengadora.
El marido de Fatma es Zafer. No hay rastro de él. La mujer, sin embargo, no deja de preguntar y de pedir información a quien sabe que la puede tener. Aparece también el fantasma de un hijo con problemas. Solo el fantasma, porque Fatma no deja de tener visiones en las que se le aparecen, en la calle, las personas que no están o han pasado a otra vida. Fatma es implacable. No disfruta con sus crímenes, simplemente se trata de la única salida que tiene para sobrevivir. Una asesina invisible. Esa es la genialidad de esta serie, que engancha al espectador porque ofrece una fórmula, un arquetipo novedoso. La primera entrega son seis capítulos. No falta el mafioso que capta enseguida el gran hallazgo de disponer de una asesina a la que nadie ve, de la que nadie espera que mate con saña y crueldad. Fatma lleva dentro un hombre despiadado. Por eso decimos que se trata de una serie en la que subyace una ideología feminista, y porque todos los hombres que aparecen en su vida, salvo el lunático escritor son las diferentes variedades de hijosdeputa que existen en los ambientes criminales.
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