Los seguidores de Fauda, que significa caos en árabe, tienen disponible la tercera entrega. Es una serie de intriga con un guion fabuloso, trepidante, encargado en cada temporada a un guionista diferente. Pero fiel a un mismo esquema. Fauda narra las vidas de un grupo de agentes especiales y de los yihadistas a los que vigilan, persiguen, combaten. Entrelazadas en conflicto permanente entre violencia y paz, Fauda busca los matices de los traumas personales y el desgarro que la violencia provoca en las personas.
Les puedo contar que The New York Times incluyó Fauda en la lista de las mejores series del 2017. Ganadora de diferentes premios internacionales, desde su estreno en la plataforma Netflix ha sido líder en 190 países. Es la serie más vista en el Líbano donde la organización islamista Hezbollah la clasificó como una serie pro israelí.
Han sido muchos que han llamado al boicot a la serie por ser israelí, como siempre hay quienes trabajan insistentemente en romper los lazos que puedan crear puentes de diálogo y les parece legítimo y ético el boicot a Israel.
Un puente más allá de maniqueísmos
Pero la serie Fauda tiende un puente fuerte y solido más allá de malos y buenos. Ha conseguido que el espectador se sienta identificado en cada uno de sus personajes, de un lado y otro del conflicto, hombres y mujeres de orillas ideológicas opuestas. Aborda el eterno conflicto Palestino/Israelí desde la óptica del factor humano. Desde lo que nos une para estudiar lo que nos divide.
En este sentido, los creadores insistieron en que los personajes palestinos tenían que ser realmente palestinos. Lo consiguieron, a pesar de grandes dificultades. También pidieron que parte de los diálogos fueran en árabe por respeto cultural. La intención era destacar que no se trata de una serie de israelíes. Lo consiguieron.
Doron, un perfil humano para liderar la serie
Hay que destacar el trabajo del protagonista Doron interpretado por el actor Liro Raz. En esta tercera entrega se ha infiltrado en Hebrón. Es Abu Fadi, entrenador de boxeo de un joven púgil de Hebrón emparentado con un yihadista al que buscan. Esa relación es el motor que mueve los capítulos de esta tercera entrega. Los conflictos que desata llevarán a la unidad de Doron hasta Gaza, en un intento de liberar a dos jóvenes secuestrados.
Doron( Liro Raz) consigue encarnar en todas las temporadas el perfil de un hombre en conflicto entre su corazón y su profesión. Cuando sigue a su corazón se encuentra con la pared de las órdenes de sus superiores. Pero es incapaz de no implicarse personalmente. No es una máquina.
Su actitud es uno de los rasgos más atractivos de Fauda. Pero su forma de ser y pensar no es interesante sólo en la serie. Su actitud personal es de conciliación, de acercamiento. Siempre tiene mensajes de paz manteniendo vivo el espíritu de la serie Fauda. Merece la pena ir más allá de la serie y escuchar a Raz en entrevistas y conferencias.
Dicen que es un tabú el amor entre un israelí y un árabe pues yo les digo que somos muchos de origen árabe en el causa de Fauda, enamorados de Doron.