Ford ha venido a Europa para hacer su nuevo Explorer eléctrico. No sé qué le convalidan en EE.UU., pero aquí aprueba con nota.
Ford ha hecho las maletas, se ha venido a Europa y ha terminado con muy buena nota un nuevo Explorer eléctrico. Fabricado en Alemania y con genes compartidos con Volkswagen, este SUV se ha adaptado a su nuevo entorno con más éxito que un estudiante de intercambio: Diseño, tecnología, dinamismo y seguridad con un toque aventurero que le otorga su origen americano, y que tanto nos gusta.
No todos los Erasmus salen bien. Algunos se lían en fiestas interminables con resultados desastrosos, otros no aprenden ni el idioma, y algunos descubren, aprenden y vuelven con un título y un acento que nadie reconoce. El Ford Explorer eléctrico es de estos últimos: ha venido a Europa, ha aprendido rápido, ha ligado mucho y ha sacado sobresaliente.
Ingeniería: Bajo su apariencia de SUV robusto y aventurero, el Explorer esconde una base bien conocida: la plataforma MEB del Grupo Volkswagen. Sí, la misma que usan algunos eléctricos alemanes, pero con ese toque americano que lo hace distinto. En su versión de tracción trasera, entrega 286 CV, y en la variante de tracción total, 340 CV y una autonomía de hasta 602 km. Este Erasmus se ha aprendido todas las rutas europeas de memoria.
Arquitectura e Interiorismo: Aquí no hay ni pisos de estudiantes compartidos ni muebles comprados en Wallapop. El habitáculo del Explorer es práctico, espacioso y con materiales de calidad. La pantalla de 14,6 pulgadas ajustable en inclinación es la estrella del interior, y debajo del reposabrazos esconde el MegaConsole, un hueco de 17 litros donde cabe casi cualquier cosa, hasta un portátil de 15 pulgadas y muchas chuletas en varios idiomas.
Los asientos son cómodos y el espacio en las plazas traseras es bastante generoso, caben varios chicarrones. No hay túnel central, así que incluso el que viaje en medio tendrá espacio para las piernas. Y para que la experiencia sea redonda, el equipo de sonido Bang & Olufsen pone la banda sonora perfecta. ¿Maletero? Para un buen viaje: 470 litros.
Prevención de riesgos y seguridad: No hay Erasmus sin un buen seguro de viaje, y el Explorer viene con uno de los mejores. Hasta 12 sensores ultrasónicos, cinco cámaras y tres radares se encargan de vigilarlo todo. Su control de crucero adaptativo, el asistente de cambio de carril y el sistema de frenada automática de emergencia hacen que conducir sea casi tan seguro como quedarse en casa, pero más divertido. Además, cuenta con el Exit Warning, un sistema que avisa si vas a abrir la puerta justo cuando pasa un coche o un ciclista. Perfecto para evitar accidentes, conflictos internacionales y posibles malentendidos con la legislación de cada país.
Buen comportamiento: Llama la atención el poco ruido que hace, no da nada de guerra en clase. Especialmente llamativo es el nulo ruido aerodinámico, inevitable en coches de determinado tamaño como puede ser este. Pues nada de nada, cuando vas ahí dentro parece que ha pasado un fantasma.
Al volante se siente ligero y ágil, con potencia de sobra. Buena sensación con la dirección, que transmite información; y un esquema de suspensiones que consigue equilibrar confort y dinamismo. El tacto del freno al principio se hace raro, algo esponjoso, pero te acostumbras rápido y frena con contundencia.
Eficiencia energética: Como buen estudiante aplicado, el Explorer ha aprendido a optimizar recursos. Su carga rápida de hasta 185 kW permite pasar del 10 al 80% de batería en 26 minutos, lo que es prácticamente el tiempo justo para repasar medio tema antes del examen.
También incluye modos de conducción adaptables, porque no es lo mismo moverse por ciudad que lanzarse a una carretera secundaria buscando emociones fuertes. Y sí, el Explorer puede hacer ambas cosas sin despeinarse. Incluso salir del asfalto, llenarse de barro y volver como si nada. Progresa adecuadamente.
Nota final: El Ford Explorer eléctrico ha entendido a la perfección cómo moverse por Europa. Con tecnología de vanguardia, diseño práctico y un comportamiento en carretera que deja claro que se ha adaptado al mercado sin perder su esencia aventurera. Si buscas un coche eléctrico que lo haga todo bien, este Erasmus es de los que vuelven a casa con un contrato indefinido.
