‘Historia del mar’, de Vanoli, todos los océanos en un solo libro

Historia del mar. Mito, cultura y ciencia. Alessandro Vanoli. Traducción de Elena Rodríguez. Ático de los libros.

Historiador, pero sobre todo divulgador, Vanoli es experto en la historia del Mediterráneo, y en concreto en la huella islámica medieval en la península ibérica y en Sicilia. Ha recorrido el mundo y ha colaborado con universidades españolas (Granada, Salamanca) de los Estados Unidos (Nueva York, State College de Pensilvania) o México. Entre sus libros figuran La reconquista, Andare per l’Italia araba, Quando guidavano le stelle, La Sicilia musulmana, La Ruta de la Seda, Il Mediterraneo in 20 oggetti y Invierno. El relato de la espera. Lo último que ha publicado en Italia es un libro titulado Non mi ricordo le date! (No recuerdo las fechas) en el que anima a los lectores a tener un punto de vista crítico sobre los relatos de la historia. En este tomo colosal de más de 600 páginas, nos rebela que hablar del mar es meditar sobre la parte más aventurera y soñadora de los humanos.

Historia del mar

Siglos de historia nos han acostumbrado a que los grandes acontecimientos de la historia han ocurrido en los continentes, sobre tierra firme. Pero debemos recordar que la tierra es solo el treinta por ciento del planeta. Y en este contraste, Vanoli nos propone una historia de los mares. Su historia es sobre todo una invitación a cambiar el punto de vista. La Historia del mar de Vanoli, es un relato extremadamente heterogéneo, compuesto de muchas historias, pequeñas y grandes.

No se trata de un libro de anécdotas sino de una narración que tiene un esquema lógico y en buena parte cronológico. Parte de los principios, de los orígenes del mar, de la geología y el movimiento de las placas tectónicas, de la lectura de los fósiles. La segunda parte está, sin embargo, dedicada a los «medios», a los vientos, a las corrientes, a las olas, a las costas y, en general, a la gran variedad que caracteriza las aguas, a menudo subestimadas, si no ignoradas, en sentido común.

Los ecosistemas marinos

Aborda Vanoli la descripción de los ecosistemas marinos profundamente diferentes, generados por diferentes proporciones de salinidad, presión, temperatura, flujos de aire y capaces de influir en nuestra percepción del mar, en nuestra «idea» del mar. Y llega a uno de los apartados más interesantes del libro que fácilmente se convierte en una pregunta: «¿cuándo se encontró el hombre con el mar»? Y la respuesta, que parece obvia, es que el agua siempre ha estado presente en la vida de los sapiens, quienes se han adaptado a ella, desarrollando características morfológicas adecuadas para nadar y bucear a lo largo de cientos de miles de años.

La experiencia del mar forma al ser humano. La Odisea, en este sentido, es el primer poema verdadero del mar y nos dice mucho sobre lo que significaba la navegación para los griegos y qué valor le daban a esta experiencia. Pero, además, el mismo mito del diluvio, poligenético, nos permite reflexionar sobre la relación entre el hombre y el mar en la antigüedad. Y, tras una inspección más cercana, el propio Génesis nos habla sobre los métodos de construcción del Arca de Noé, revelando técnicas de calafateo ya avanzadas. En definitiva, nos alimentamos del mar (pesca), nos vestimos del mar (púrpura, biso), interactuamos a través del mar (relaciones comerciales, diplomáticas, «humanas»), reflexionamos sobre nosotros mismos a través del mar (fundación y mitos de origen).

Los barcos

Dejando de lado el tratamiento antropológico, Vanoli asume durante unas decenas de páginas el papel de un historiador medieval, abordando el desarrollo de la navegación y de los barcos tanto en sus aspectos materiales (métodos de construcción de la madera, técnicas y herramientas de navegación) como en aquellos más puramente social (lengua hablada en el mar, contactos culturales, cuentos del mar, viajes por mar), con breves digresiones sobre animales (reales y fantásticos), organismos acuáticos, episodios significativos. La tesis del autor es que todas estas historias estarían conectadas no por la reconstrucción histórica que podemos realizar ex post, sino por la experiencia del hombre, que ciertamente no distingue el comercio marítimo, la emoción personal, las inquietudes escatológicas y la observación de la naturaleza, como El académico que aborda estos temas generalmente lo hace.

La de Vanoli es también la historia de los mares. Porque el autor rechaza toda forma de eurocentrismo y de «mediterráneocentrismo» y, además de los mares más cercanos (geográfica y culturalmente) a nosotros, también se ocupa de los más remotos, de los olvidados, contando la historia de islas e islotes en el Océano Índico y en el Mar de China Meridional, o comerciar con el Lejano Oriente, a través de barcos y rutas islámicas, o incluso animales y alimentos exóticos.

Vanoli se centra a continuación en la «conquista» del mar llevada a cabo entre la Edad Media y la Edad Moderna, analizando también en este caso el fenómeno globalmente, sin detenerse en la epopeya de Cristóbal Colón, adecuadamente narrada y, a partir de los estudios recientes, recontextualizados y depurados por las mitificaciones y abusos practicados sobre él. Velas y cañones, como escribió Carlo M. Cipolla, fueron los propulsores de esta expansión, que arrastró al mundo a la temporada del imperialismo y la globalización. Pero, incluso en este caso, el hombre no está en el centro de la narración: los grandes exploradores y los náufragos abandonados se combinan con perlas, anguilas, pulpos y dos emociones dominan la sección: el asombro suscitado por el «descubrimiento» y la el miedo que provoca la incertidumbre, en el contexto en el que el mar empieza a significar esclavitud y la prisión se convierte en galera (de ahí el término preso).

Pero una vez más el mar nivela la sociedad: en un barco todos comparten el mismo destino y, en consecuencia, la experiencia marítima puede convertirse en un formidable acelerador social, llevando a un esclavo a ascender en el escalafón hasta convertirse en capitán. La historia de Vanoli llega entonces al mundo contemporáneo. En la relación entre el hombre y el mar, el siglo XX tiene una importancia capital. Al drama de las guerras mundiales que, a menudo olvidamos, fueron también guerras navales, le siguió la época del gran redescubrimiento del mar, desde el punto de vista científico y de la sensibilidad colectiva, marcada en el aspecto histórico por la publicación de uno de los estudios más importantes del sector: Civilizaciones e imperios del Mediterráneo en tiempos de Felipe II de Fernand Braudel.

Desde la segunda mitad del siglo pasado, el hombre europeo ha abordado el mar de nuevas formas, de carácter deportivo, recreativo y turístico, cambiando drásticamente su percepción. Pero el mar, en la época en que vivimos, muestra sobre todo los signos de un paso sangriento de los hombres y se ha convertido en escenario de tragedia y vergüenza colectiva, sobre todo en Europa, sobre todo en el Mediterráneo. En el mar, que corre cada vez más el riesgo de adoptar la forma de un muro, también se juega el juego económico: la nueva Ruta de la Seda china hace del control de las aguas y de los puertos una herramienta esencial para su éxito.

El mar, sin embargo, también debe ser considerado como un ecosistema en peligro, amenazado por la contaminación, la agricultura intensiva, el aumento de las temperaturas, los microplásticos y la contención de su nivel, dicen los científicos, será un desafío del futuro, del futuro cercano. ¿Qué queda, por tanto, al final del viaje propuesto por Alessandro Vanoli? Nuevos conocimientos, síntesis agradables, enfoques metodológicamente innovadores, pero sobre todo un mensaje, hoy más vigente que nunca: que el hombre es infinitamente pequeño en comparación con lo que le rodea.

Marcelo Brito
Marcelo Brito
Nací en 1960 en Matanzas, Cuba. Hijo de gallegos. Crecí entre pocos libros, pero con una curiosidad insaciable. Estudié cine en La Habana y salí de Cuba en cuanto pude porque el mundo era limitado, estrecho, pobre, áspero y poco higiénico, para el cuerpo y para la mente. He colaborado en múltiples publicaciones. Primero en Miami Herald, luego en Caretas de Perú, y ahora en FANFAN.

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