Islam, diversidad y educación

La realidad académica de nuestros alumnos en España no es para estar muy orgullosos la  tasa de abandono escolar temprano se situó en 2020 en el 16%, la cifra más baja contabilizada en España, según una nota emitida ayer por el Ministerio de Educación con los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Esa tasa mide a los jóvenes que abandonaron los estudios entre los 18 y los 24 años que solo obtuvieron, como mucho, el título de la ESO. En 2019, se situó en el 17,3%, lo que supone una bajada de 1,24 puntos.


El fracaso escolar se ceba con los descendientes de la inmigración. Así lo ha constatado una investigación del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que señala que el porcentaje de hijos de inmigrantes que no logran el grado de la Educación Secundaria Obligatoria (UAB) es casi el doble que el de los alumnos cuyos padres han nacido en España. 

Ante estas cifras y con los últimos estudios realizados para entender los factores que nos llevan ante tan terrible realidad de la educación en nuestro país, me pregunto qué sentido tiene incorporar la asignatura del Islam.  Cuando la precariedad laboral de los docentes, la falta de recursos, centros educativos en barracones , falta de guarderías públicas, esta triste fotografía de las carencias en la educación, ¿hemos de incorporar un gasto más a una asignatura como mínimo  cuestionable?.

Acaso es más necesario memorizar el Corán dirigidos por profesor estrictamente musulmanes como exigen las organizaciones implicadas en la implantación de esta asignatura, que tener dominio de la lectura,  escritura o matemáticas. Y si hemos de garantizar la educación religiosa en todos los centros públicos ¿ dónde quedan las clases de la religión católica y judía? 


Alguien cree que dar la signatura del Islam en las escuelas será la solución a los problemas de segregación, del asentamiento de la política islámica y del extremismo,  no será que en realidad la presencia del Islam en las escuelas públicas es un ejemplo de fracaso de cohesión social. Si ya en las aulas empezamos a separar por creencias religiosas,  aceptamos y normalizamos símbolos símbolos políticos islámicos como el hijab en las aulas ¿qué podemos esperar que suceda en nuestros barrios en nuestros municipios más humildes? 

Somos una sociedad diversa rica y es esta diversidad la que tiene que ser el motor para trabajar en construir un marco común de convivencia donde se respeten los derechos , libertades y para ello necesitamos una educación de calidad, igualdad porque los niños que están hoy en las aulas son nuestro futuro más inmediato. Recuerden, educa al niño hoy  y no tendrás que castigar al hombre mañana  

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