Dirigida por Arturo Ruiz-Castillo, esta crónica de la España negra fue una de las primeras adaptaciones cinematográficas de la obra de Antonio Machado. La plataforma Flixolé estrenará el título en su catálogo el viernes 8 de noviembre. Previamente, el miércoles 6 de noviembre, se celebrará un pase especial en el cine Doré
FlixOlé recupera la película maldita del cine español: La Laguna Negra (1952), la historia de un terrible crimen con la que el también olvidado director, Arturo Ruiz-Castillo, enseñó el lado más oscuro de un país marcado por la envidia y la violencia. Restaurado en los laboratorios de la plataforma, este título invisibilizado durante décadas se estrenará en su catálogo el próximo viernes, 8 de noviembre. Previamente, en colaboración con Filmoteca Española, el filme se podrá ver en el cine Doré el miércoles, 6 de noviembre, en un pase que tendrá lugar en la Sala 1 a las 21:00 horas y en el que intervendrá el representante de FlixOlé, Miguel López. Para reservar entradas puedes hacerlo en este link
FlixOlé rescata así la que es una de las primeras adaptaciones de Antonio Machado, presentada en las salas de cine en la dictadura franquista. Hablar entonces del literato de la Generación del 98 resultaba peliagudo. Más aún si quien lo hacía tuvo vínculos con el entorno republicano durante la contienda, como fue el caso de Ruiz-Castillo. Pese a ello, el realizador se aventuró a llevar el romance La tierra de Alvargonzález (incluido en el poemario Campos de Castilla) a la gran pantalla para representar la cultura popular y leyendas del interior peninsular.
Bajo el título La Laguna Negra, el director se sumergió en los versos machadianos y extrajo un oscuro y brutal drama. En la serranía de Urbión, los hermanos Martín (José María Lado) y Juan (Tomás Blanco), instigados por la mujer del primero, Candelas (Maruchi Fresno), acaban con la vida de su padre y hunden su cadáver en el lago para heredar su hacienda. Vecinos y autoridades sospechan que tras la desaparición del hombre están implicados sus vástagos, quienes culpan de ello a un inocente buhonero.
El espíritu del difunto persigue a Juan, cuyo sentimiento de culpa comienza a poner nerviosos a Martín y a su esposa, mientras una maldición parece caer sobre las tierras y vidas de todos ellos. Miguel (Fernando Rey), el menor de los tres hermanos regresa a su hogar después de hacer fortuna en las américas. El joven y rico indiano intentará desvelar las incógnitas en torno a la desaparición de su progenitor con la ayuda de Ángela (María Jesús Valdés), mujer de Juan y con quien tuvo una relación en el pasado.
Crónica de la España negra
Como ya hiciera Machado en su romance, Ruiz-Castillo construyó una crónica de la España negra que intercalaba el costumbrismo con pasajes bíblicos, conviviendo las romerías, casas labriegas y habladurías de los lugareños con el castigo divino para aquellas gentes a las que corroe la envidia (la sangre de Caín). Los personajes se desenvuelven de esta manera en un clima de suspense constante, donde el odio, la avaricia y la crueldad afloran entre escarpadas cumbres.
Para lograr la ambientación lúgubre que impregna la cinta, el rodaje se trasladó a las tierras que inspiraron las estrofas del poeta (cambiando los Picos de Urbión por la Sierra de Gredos). Ello implicó el hospedaje del reparto, técnicos y ayudantes en refugios de montaña, lo que conllevó además numerosas horas de viaje en autocar e, incluso, a caballo de todo el equipo.
Al arduo trabajo que contribuyó a acercar el áspero y hostil paisaje se sumó la solvencia técnica para narrar el que, hoy en día, es uno de los pocos ejemplos cinematográficos de la poesía castellana. En plena madurez creativa, el director desplegó todo un abanico de recursos con los que transmitió la mirada amarga de un país al que la violencia había sacudido ferozmente con sus luchas civiles.
Una joya oculta del cine español
Esta rareza del cine de la época contó con numerosas dificultades hasta ver la luz, comenzando por su filmación, la cual se retrasó dos años debido a cuestiones económicas. No exenta de roces con la censura, integrantes de la Junta de Clasificación mostraron su disconformidad respecto al contenido del largometraje, llegando incluso a tachar de “desagradable” el guion; paradójicamente, elogiaban la calidad de la cinta. Finalmente, ésta se estrenó de tapadillo en algunas provincias españolas, y no llegó a las salas de la capital hasta un año después de concluir el rodaje.
La discreta acogida del título en sus inicios, así como la ausencia del mismo en la historia del séptimo arte español, convirtieron a La Laguna Negra en una joya oculta del audiovisual. Una situación que también experimentó el propio Ruiz-Castillo, quien ha quedado como uno de los cineastas malditos del panorama nacional. Ello a pesar de haber formado parte de la denominada generación de ‘renovadores’ (integrada por realizadores como José Antonio Nieves Conde, Manuel Mur Oti y Antonio del Amo) que optaron por hacer un cine de marcada preocupación social y estéticamente vanguardista, distanciándose así de las comedias blancas, películas folclóricas y epopéyicas que promovía el franquismo.
Con la incorporación de la renovada versión de La Laguna Negra al catálogo de FlixOlé, la plataforma pone a disposición del público una obra de difícil acceso al tiempo que confía en traer a la memoria al autor del filme y continuar con su decidida apuesta por dar a conocer las mejores películas españolas restauradas en una calidad de imagen y sonido inmejorables.