Secretos de un crimen (Santosh, 2023) es un thriller dramático de 97 minutos dirigido por Sandhya Suri y protagonizado por Shahana Goswami, Sunita Rajwar y Chandrachur Rai. Rodada entre India, Reino Unido, Francia, Luxemburgo, Dinamarca y Países Bajos, la película cuenta con fotografía de Johan Heurlin Aidt, música de Duncan Park, montaje de Nicolas Chaudeurge y un guion escrito por la propia directora. Estrenada en la sección Un Certain Regard de Cannes, se puede ver en Filmin

En un panorama de estrenos veraniegos en el que abundan las secuelas previsibles y los fuegos artificiales, Secretos de un crimen llega como un thriller áspero que prefiere el polvo real al artificio digital. Sandhya Suri, conocida por su mirada social afilada y su capacidad de entrelazar drama y denuncia sin caer en el panfleto, firma aquí una historia que se cuece a fuego lento, con silencios más elocuentes que muchas bandas sonoras grandilocuentes. El punto de partida es tan sencillo como inquietante: Santosh, una joven viuda del norte de India, recibe un empleo que, en otras circunstancias, nunca hubiera imaginado ocupar. De la noche a la mañana se convierte en agente de policía suplente. El uniforme es tan grande como el peso de sus responsabilidades. Y en cuanto pisa el puesto, se topa con un crimen que todos preferirían enterrar antes que resolver.
Lo que convierte la película en una pieza singular es su textura realista, casi documental. Suri filma los campos y las calles con una calma que parece invitar al espectador a contemplar cada detalle: el polvo que se mete en la ropa, las miradas torvas de los compañeros, la rutina de la investigación en un entorno marcado por el clasismo y el patriarcado. La fotografía potencia esa atmósfera casi táctil, con encuadres que dejan espacio al paisaje y a los rostros. Y en medio de ese escenario se erige la interpretación de Shahana Goswami, que compone un personaje contenido, lleno de matices, cuya dignidad se resquebraja poco a poco a medida que el caso revela algo más que un asesinato.
Un universo moral corroído
El mayor logro de Suri no es el suspense de la trama —que lo hay, y bien dosificado— sino la construcción de un universo moral donde todo parece corroído por la conveniencia. Cada personaje guarda secretos, cada autoridad disimula, cada vecino sabe más de lo que admite. Y en ese caldo de cultivo es imposible no preguntarse por qué la verdad tiene tan mala prensa.
La música de Duncan Park es casi minimalista, un acompañamiento tenue que subraya la incomodidad sin imponerse. El montaje respeta los tiempos largos y las respiraciones de los actores, de modo que incluso las escenas más cotidianas respiran tensión. Es un cine que cree en la paciencia del espectador y que no se disculpa por su ritmo contenido.
Más allá de las virtudes formales, Secretos de un crimen se alimenta de la contradicción entre el deseo de justicia y la necesidad de seguir adelante aunque todo quede sin resolver. No es una película que ofrezca redención ni respuestas fáciles, y ahí está precisamente su fuerza. Sandhya Suri lanza un dardo incómodo a la complacencia con la que aceptamos mentiras útiles. Si una verdad duele pero no soluciona nada, ¿vale la pena sostenerla? Este dilema se convierte en la pregunta que late bajo cada escena.
No será un éxito masivo, pero tiene toda la pinta de convertirse en una de esas películas que los cinéfilos recomiendan de boca en boca. Y puede que dentro de unos meses aparezca en más de una lista de lo mejor del año.
En definitiva, Secretos de un crimen es un thriller íntimo que desafía nuestra cómoda preferencia por las explicaciones sencillas. Su mayor virtud es precisamente recordarnos que a veces el relato más justo no es el que todo el mundo prefiere escuchar. Como sugiere su última escena, hay mentiras que se aceptan con alivio, porque la verdad, en su crudeza, resulta insoportable.