Jacinta Cremades: «Con la escritura, conseguí hallar ternura y perdonar aspectos de mi pasado»

Jacinta Cremades – La maldición de Kylemore – Duomo ediciones – 19,90€ – 352 páginas

Hay novelas y autores que marcan un punto de inflexión y esto es lo que me pasó a mí con Jacinta Cremades y su ópera prima Regreso a París, una genuina novela dotada de sencillez y realismo mágico pero con una gran figura como es la familia. Recientemente y de nuevo del sello de Duomo ediciones ha publicado La maldición de Kylemore, es por ello que he sentido la necesidad y el gusto de hablar con ella, desde hace ya un par de años nuestro cariño y respeto es mutuo por lo que esta entrevista es toda un oportunidad y además está dotada del cariño con el que envuelve siempre Jacinta Cremades a sus escritos

Si hay una entrevista que me hace especial ilusión es a ti, Jacinta, qué honor y alegría me hace poder hablar contigo sobre libros e historias magníficas. Gracias por concedérnosla. En primer lugar, quería que nos dijeses cómo ha sido este primer año desde que publicaste Regreso a París

¡Laura, gracias a ti! y sobre todo, gracias por tu confianza, tus palabras y tu profesionalidad. Fuiste la primera persona en hablar sobre mi novela Regreso a París y con un discurso tan elogioso que me animaste a continuar por este camino de la escritura. Por tanto, el placer, el honor y la alegría son míos.

Realmente, han pasado dos años desde que salió a la venta Regreso a París y tres, desde que lo terminé, justo antes de ese famoso 2020 que puso en pausa todo nuestro mundo.

Regreso a París se publicó en mayo del 2021 y, poco a poco, gracias a mis editoras, lectores, libreros y críticos como tú, Laura, me he ido haciendo un pequeño hueco como escritora, intimista, de Realismo mágico e historias que mezclan diversos registros. Además, he seguido dando clase y por las mañanas, muy temprano, junto a mi perro, me pongo a escribir.

Terminé La Maldición de Kylemore que acaba de publicarse, a finales del 2022, pero te reconozco que ya la había empezado hace la friolera de unos cinco años.

En esta primera novela nos encandilaste a todos por tu pluma y tu manera de crear personajes pero ¿Cómo ha sido esa inmersión en el mundo literario? ¿Te imaginaste en algún momento tanto amor por parte de los lectores?

Pues ha sido una sorpresa maravillosa, Laura. Esa pluma de la que hablas creo que viene de haber aprendido español en Francia. De una mezcla, una fusión, entre los dos idiomas. Con palabras españolas, escribo a veces con la cadencia del francés.

Pero tengo la sensación de haber vivido siempre en el mundo literario. Como ya sabes, estudié literatura y tengo la suerte de haber podido trabajar con libros, como profesora y crítico de literatura francesa desde hace más de veinte años. Siempre he escrito. Cuentos al principio que nunca he publicado. Alguna novela, pero sin la menor esperanza. Me faltaba tiempo y confianza. Hasta que un día, y después de pensármelo mucho, mandé Regreso a París a la editora Laia Salvat que ya conocía algo, porque había entrevistado y escrito sobre las novelas italianas que publicada Duomo. Por tanto, fue ella la que apostó primero por mí y a la que le debo mis primeros pasos como escritora de ficción.

Regreso a París tenía tanto de mí que fue duro publicarlo. Bajo el foco de un público que no me conocía de nada, iba a exponer una historia muy íntima. Me llenaba de angustia… Y, a mí gran sorpresa, la respuesta que obtuvo esa novela fue espectacular. Inesperada. Muchos lectores, nunca me lo hubiera imaginado, se sintieron identificados por esta madre que se exiliaba a Francia voluntariamente, con poderes, vidente, y que se acaba distanciando de su hija por querer mantenerla demasiado protegida. Un personaje lleno de luces y sombras que llegó al corazón de muchos lectores y que según lo que me escribieron más adelante, les había ayudado.

Portada de 'Regreso a París' de Jacinta Cremades
Portada de ‘Regreso a París’ de Jacinta Cremades

Lo de inmersión en el mundo literario lo digo como autora de novelas porque llevas toda tu vida enfrascada en las letras, además sabes de la labor que hacemos los críticos literarios, pero ¿cómo es estar del otro lado? ¿Es una sensación agridulce cuándo lees una crítica no tan buena de tus novelas o te ayudan para afinar más en la siguiente historia?

Las críticas constructivas y que tienen remedio, las valoro y me ayudan. Como todo en la vida, y tu lo sabes, hay un trabajo inmenso detrás de cada libro. Recuerdo las palabras de Blanca Berasategui con la que trabajé veinte años en www.elcultural.es y que decían: “O se hacen buenas críticas o no se hacen. No hay espacio para decir de un libro cosas negativas. El silencio es suficiente”.

Sabes que Regreso a París fue un regalo, más que por la historia en sí por los personajes porque creas un halo sobre ellos muy difícil de conseguir, de la primera novela, dicen siempre que es la más autobiográfica ¿Es cierto, tienes tú algo qué ver Maite, Teresa o Lucía?

Tienes toda la razón. Teresa, en Regreso a París tiene mucho de mí, esa mujer que vuelve a París con su hija Lucía y que empieza a recordar las historias de su madre. Como ella, yo también volví a Francia, al piso de mi infancia, con mis dos niñas. Ese choque, esa vuelta al pasado que me destabilizó totalmente, me sirvió de arranque de la novela que escribí de un tirón y en francés. Luego, el texto cambió. Maite nace de una mezcla entre mi madre y mi abuela que, para mí, me hicieron de madre las dos.

Con la escritura, conseguí hallar ternura y perdonar aspectos de mi pasado, al convertirme en madre yo misma. Entendí la dificultad de educar sola a tu hija y lo que significa la transmisión familiar.

Por tanto, estos “extraños” personajes, que parecen vivir en otro mundo, entre la realidad y el sueño, los reconozco en mí, en mi familia y en gestos y palabras que veo en los demás. No es autobiografía literal sino ficticia. Como encuentras en Alice de Milena Agus, una escritora siciliana, también profesora de secundaria, que marcó profundamente mi forma de escribir.  

La imaginación en literatura, me resulta un fraude.

De sorpresa, en mayo nos adentramos con la que es tu segunda novela La maldición de Kylemore, una historia diferente a la anterior pero qué tiene en común ese punto de magia y enigmas familiares al que nos has acostumbrado. Aquí te adentras en una novela con un aura más juvenil pero con una gran carga personal ¿Qué ha supuesto para ti esta novela? ¿Fue difícil escribir esta novela tras la gran acogida de la anterior?

Empecé a escribir la novela sobre la Abadía de Kylemore mucho antes de haber terminado Regreso a París. Fue en el impasse de la versión francesa a la española que me vinieron a la mente estos personajes. Primero Geraldine y Demian. La novela nace con ellos, las voces de estos dos niños, puros, ajenos a los convenios sociales. Luego me sumergí en los recuerdos que yo misma guardaba de ese año escolar, de ese lugar tan bello como tenebroso.

Irlanda es un universo mío, que nació en mi juventud. Viví por mi propia voluntad varias temporadas en ese país, cuya bruma, leyendas y literatura me fascinaban y que se adaptan perfectamente a este universo algo mágico o gótico de mis libros.

Luego, es verdad que mi estilo, mi forma de narrar, mezclando tiempos y espacios narrativos, se repite en las dos novelas.

Portada de la novela ' La maldición de Kylemore' de Jacinta Cremades
Portada de la novela ‘ La maldición de Kylemore’ de Jacinta Cremades

La novela nos narra la vida de tres amigas que coincidieron en el pasado en un internado en Kylemore, pero es especialmente la vida de Adriana la que tiene más peso en la historia, y es que es ella la que vive más atormentada por lo que allí pasó y ahora el tener que regresar allí le hace reavivar los “fantasmas del pasado” ¿Puede que el enfrentarte a tu pasado le ayude a afrontar su futuro? ¿Crees que le marcó más lo que allí sucedió por no tener ese gran vínculo familiar?

No creo que sea por carencia del vínculo familiar sino por su propia personalidad. Adriana es escritora, desde pequeña. Eso es lo que me interesaba mostrar. Luego, tendrá el valor y la energía de dedicarse a ello, pero tiene mirada de escritora y lenguaje de narradora.

Para mis novelas, me gustan hundirme en el pasado. Tanto el mío como familiar pienso que el pasado te ayuda a entender tu presente y tu futuro. En La Maldición de Kylemore, esa vuelta a su infancia, a su diario, a sus recuerdos, hace que Adriana entienda los caminos que ha elegido de una manera diferente.

Si hay algo que me ha encantado en la novela es el personaje onírico de Patricia, ella es la única referencia maternal que tiene Adriana, por ella asiste al internado pero hace más de una década que no sabe nada de ella, pero su figura es muy significativa durante la lectura porque marca las pautas de actuación ¿Qué supone para ti este personaje? ¿Por qué crees que es tan decisiva su figura?

El caso de Patricia, por ejemplo, tiene mucho que ver con una escritora que conozco bien y que decidió en su juventud no tener hijos para dedicarse plenamente a su labor de escritora. Es una elección que siempre me ha intrigado. A mí no se me pasó por la mente y el que una mujer decida tener o no tener hijos, casarse o no casarse para tener tiempo para escribir me parece de una madurez total y ser consciente de los caminos que quiere tomar en esta vida a edades en las que uno suele dejarse arrastrar por las conveniencias sociales.

Por otro lado, a Patricia la vida le entregó a una niña que sin ser de su sangre la amó como si fuera suya. Patricia es dual, es también cambiante. Es de nuevo una madre con luces y sombras que lucha con darle espacio a su profesión a su vocación. Me pregunto a través de la novela si uno puede apartarse de la vida, para ser artista. O, si por lo contrario, es el choque con tu existencia lo que te conduce a la creación.

El internado en el que se encuentran fue la antigua vivienda de los Henry, la investigación sobre el internado nos lleva hasta más de un siglo atrás, descubriendo así los entresijos de la familia y también nos lleva hasta otro misterio pero ¿Existe este internado? ¿Por qué tenemos tanta curiosidad por los castillos y viviendas antiguas, el recuerdo y alma de sus antepasados puede condicionar nuestros sentimientos y vivencias?

No solo existe ese internado, ya que fui a él, sino todos los personajes que aparecen en él. A mediados del siglo XIX, los jóvenes Mitchell y Margaret Henry, recién casados, se enamoraron de esa región de Connemara durante su Luna de Miel. Años más tarde, cuando Mitchell heredó la fortuna colosal de su familia, decidió volver a ese lugar y construir, junto a su mujer ese maravilloso castillo. Allí vivió años de total felicidad junto a Margaret, los nueve hijos que tuvieron y unos trescientos empleados. ¡No te parece ya novelesco! Hasta que la tragedia llamó a la puerta de esta mansión. Cuento su historia y habló en particular de su hija Geraldine que fue su ojo derecho. Y para que veas que me baso en hechos reales, Mitchell Henry, antes de gestionar las empresas de su familia, fue un reputado cirujano…

Después de la Segunda Guerra Mundial, ese castillo como de cuento de hadas, fue comprado por unas monjas benedictinas que huían de Bélgica e hicieron de él un internado para señoritas. Ahí fui yo con 14 años, a finales de los 80. Hasta que en el 2000 dejó de serlo para convertirse en un lugar turístico, lleno de leyendas y fantasmas.

Gela es una de las amigas de Adriana, ella decide romper el pacto y casarse, quiere romper con el pasado pero sus amigas insisten en que no lo haga, tienen miedo de que la maldición recaiga sobre ellas ¿Por qué Gela está convencida en que no ocurrirá nada y por el contrario por qué sus amigas sí? ¿Puede el pasado condicionar el futuro?

En la novela, Ida, Gela y Adriana son tres amigas que se conocen en el internado donde vivirán extraños acontecimientos que les marcarán el resto de sus vidas. Veinte años después, Gela decide romper con esa supuesta maldición y volver al lugar de los hechos, la famosa noche en la que ocurrió. Adriana empieza a investigar sobre los antiguos habitantes del castillo. Su mente, racional, quiere hallar certezas en los datos mientras que Gela, una persona más intuitiva y emocional, será la que empuje al grupo a enfrentarse a sus miedos.

Si también hay que destacar un personaje es el de Sister Anne, ella es la que da la bienvenida a Adriana cuando llega al internado y se convierte en su pilar, a día de hoy la sigue recordando con una sonrisa en los labios pero a medida que leemos nos damos cuenta que la anodina “hermana” guarda también muchos secretos ¿por qué es tan decisiva su actuación durante la trama? ¿Qué tiene este personaje de especial?

A lo largo de la novela, Sister Anne, es para mí la monja sabia, un poco a lo Hildegarda de Bingen que lee y la guardiana de Kylemore. De sus secretos, de sus leyendas, de sus poderes. Sister Anne es difícil de definir, está anclada a Kylemore y lo sabe. Como Patricia, ha sido lo suficientemente lúcida para elegir su destino a espaldas de la sociedad. Eso la hace fuerte y poderosa. Se hizo monja para quedarse en la abadía, para permanecer en esa tierra y desentramar sus historias.

Foto de la autora Jacinta Cremades con sus dos novelas 'Regreso a París' y La maldición de Kylemore'
Foto de la autora Jacinta Cremades con sus dos novelas ‘Regreso a París’ y ‘La maldición de Kylemore’

La novela se adentra en diferentes momentos el pasado y de la actualidad y con múltiples personajes, todos ellos tienen voz y ayudan a guiarnos en la historia. Son diferentes voces, cada uno lleva su propia carga personal y ayudan a crear la obra, pero en algunos momentos no sabes la relevancia que pueden tener en el final de la novela ¿Cómo haces para crear una trama en las que todo encaje y dónde los personajes a veces no confluyen pero tienen un camino común?

Me imagino que eso es gracias a la estructura y las herramientas que para mí debe tener una novela. Soy muy exigente. Perfeccionista al extremo. Nada de lo que escribo es anodino. Recuerdo que Alain Robbe-Grillet decía que si escribes la palabra “revolver” en tu novela es que, en algún momento, se va a cometer un asesinato.

No sé si recuerdas, pero en la Iglesia Gótica, Adriana se encuentra una pequeña figurita azul de un escarabajo egipcio y, doscientas páginas más tarde, Egipto tiene su función… Es a eso a lo que me refiero.

Tiene que ser complejo tener tantos personajes y tan diferentes, ¿Cómo haces para qué todos tengan un papel relevante? ¿Por qué siempre das un papel significativo a cada personaje?

¡Lo mismo ocurre con los personajes! Si no tienen un papel relevante en la novela, que hace avanzar la trama o aportan información, no pueden existir. Cuando la historia real te marca, como en el caso de la familia de los Henry que tuvieron nueve hijos, tuve que elegir a aquellos a los que les daría un papel en la narración. Y me quedé con dos. Geraldine y Florence exclusivamente. A los otros, tan solo los nombro.

Las dos novelas podrían tener un spin-off  ¿te lo has planteado o prefieres poner punto y final?

La verdad es que me lo he planteado. Para mí son personajes de una historia mayor y por supuesto, tanto Adriana, como Ida, Gela, Lucía de Regreso a París o Teresa, tienen aún muchas historias por vivir.

Me gustaría seguir hablando de Lucía, por ejemplo, que dejamos en Regreso a París con ocho años y sus incipientes poderes. O volver hacia atrás en el tiempo y descubrir que vida tuvo la Tía Brígida, por ponerte un ejemplo. O esa pequeña Ruth que aparece en La Maldición de Kylemore.

Aunque solo hace menos de un mes que salió La maldición de Kylemore no sé si has seguido escribiendo, si es así ¿nos podrías decir qué será tu siguiente proyecto o qué te gustaría tratar? ¿Seguirá siendo la “magia” un elemento significativo?

La magia va a ser siempre un elemento significativo en mi obra porque lo es en mi vida. Ese es el mundo que quiero trasmitir a través de las historias que cuento. Deseo que el lector descubra, vea, abra su mente a ver de otra manera la realidad en la que vivimos.

Y ya para concluir, nos gustaría saber cómo eres como lectora, por lo que desde Fanfan recomendamos Regreso a París y La maldición de Kylemore pero tú ¿Qué nos recomendarías?

¡Esta pregunta daría para horas de conversación! 😊

En mi mesa siempre descansan varios libros. Te presento tres que me han gustado mucho últimamente. En estos momentos acabo de terminar Todas las horas del día, de Clara Fuertes, la biografía de María Casares y su amor con Albert Camus. La escritora desborda de sentimientos y nos hace muy real a este personaje, actriz famosísima española en Francia que huyó del franquismo con su familia y fue, como he dicho, el gran amor de Albert Camus. Una historia fascinante y que Clara Fuertes describe maravillosamente bien.

De un punto de vista más histórico, pero igualmente envolvente es La novela posible de José María Merino. Me ha parecido un espléndido libro sobre el Renacimiento y la figura de la pintora Sofonisba Anguissola, instalada en España y vinculada a la corte de Felipe II y me ha encantado como Merino entrelaza dos tiempos narrativos, el del Siglo de Oro con el actual.

Y, por último, te recomendaría un pequeño ensayo sobre el amor de la filósofa María Teresa Rodríguez de Castro que se llama Amores elípticos y que me ha parecido tan inteligente como poético.

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Laura Rodríguez Durán
Laura Rodríguez Durán
Maestra de vocación y profesión a la que le encanta la literatura y poder compartir su afición con los demás a través de reseñas.

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