Una viajera por Asia Central. Lo que queda del mundo. Patricia Almarcegui. Edicions de la Universitat de Barcelona
Una viajera por Asia Central es un libro de viajes que cuenta las peripecias de Patricia Almarcegui por Uzbekistán y Kirguistán.
Patricia Almarcegui es una escritora menorquina nacida en Zaragoza que ha sido profesora de Literatura Comparada y de Estudios Literarios en distintas universidades. Ha publicado novelas y libros de viajes. Os recomiendo encarecidamente que, si no la habéis hecho ya, os leáis su última novela, publicada en Candaya, Las vidas que no viví, una novela que es capaz de captar el espíritu de nuestro tiempo: la fragmentación, el esbozo y lo híbrido.
¿Para qué viajamos? Para saber quiénes somos fuera de nuestro contexto habitual. Esto es lo que defiende Roberto Herrscher en el prólogo del libro, y que diferencia al viajero del turista. ¿Para qué leemos relatos de viajes?, se pregunta a continuación. Aquí respondo yo: Uno lee libros de viajes para aprender a viajar, para conocer otros lugares que quizás se visiten o quizás no, para comprender otras sociedades u otras mentalidades, comenzando por la del propio viajero-narrador.
Una viajera por Asia Central es un libro en los límites entre el relato y el ensayo, un texto híbrido, algo que, también ocurre en sus novelas. Un relato siguiendo la antigua Ruta de la Seda.
El libro se inicia con la llegada de Patricia a Uzbekistán, una entrada un tanto problemática, que supone un proceso de aprendizaje para la viajera, que se pregunta si, en la próxima ocasión, actuará del mismo modo o tomará una decisión distinta. Una de las ventajas de viajar en solitario, como hace la autora, es que uno tiene tiempo para estar con uno mismo, y para que lo que tiene a su alrededor lo penetre.
Una viajera por Asia Central es como un dietario en el que se nos habla del viaje, del pasado de la autora, de viajeros ilustres, se reflexiona en voz alta. De este modo, el libro de viajes se convierte en un objeto único e irrepetible. Un libro de viajes no es una guía de viajes. En este sentido, lo más importante del libro es que logra abrirte el apetito de viajar. No importa dónde.
El libro también nos habla de las peculiaridades que supone viajar sola siendo mujer. La duda siempre perenne de si siendo hombre a una la tratarían de un modo mejor.
Una de las características del viaje en solitario es que se coincide con otros viajeros y se establece una relación muy especial. En el caso que nos ocupa, los mejores encuentros son aquellos en que existe cierta complicidad femenina. En cuanto al carácter solitario o en grupo del viaje, es curioso que los viajeros que escriben libros de viajes siempre viajan solos. No conozco ningún libro de viajes de un padre o una madre que viaje con sus hijos. Una excepción me viene a la mente: En los mares del Sur, de Robert Louis Stevenson.
Kirguistán sorprende a la autora por la belleza de la naturaleza, sus montañas, sus lagos. El viaje se construye a medida que uno avanza.
El libro es un dietario de viaje honesto, auténtico, y probablemente porque ha sido reescrito, reflexivo.
Aquí os dejo un video del proceso de elaboración del mítico pan de Samarcanda.